Decía Marie Curie que nunca creyó que por ser mujer debiese de haber tenido tratos especiales, de haberlo creído estaría reconociendo que era inferior a los hombres, y por supuesto no era inferior a ninguno de ellos.
Ella, como tantas mujeres de este país, no apoyarían nunca la manifestación del 8 de Marzo, ya que tras esa convocatoria y sus organizadores se esconden corrientes de pensamiento, colectivos y movimientos que no representan realmente a todas las mujeres y que han secuestrado esa representatividad por motivos totalmente espurios, que nada tiene que ver con fortalecer la igualdad y con promulgar derechos de convivencia entre hombre y mujer, ni con fomentar una concordia social entre ambos.
Tras esta huelga convocada por sindicatos y colectivos feministas y apoyada por algunos partidos políticos se esconde violencia, odio, afán de revancha, discriminación y opresión. Nada tiene que ver con lo laboral, es una ideología de género con grandes intereses económicos y financieros relacionados con industrias de inseminación artificial, cambios de sexo, anticonceptivos, pornografía…
Desde esos años, van ganando terreno y van penetrando en nuestra sociedad y consiguiendo inocular su germen de odio al hombre a través de suculentas subvenciones y apoyos económicos importantes. Se han aliado con las feministas más radicales y violentas y con todos esos sectores preñados de conveniencias empresariales. Intentan imponernos su forma de pensar y dibujar a la mujer como víctima -por el mero hecho de haber nacido mujer- de una sociedad machista y heteropatriarcal.
No se dejen engañar, en realidad, tras esta huelga, tras estas manifestaciones, tras estos paros no hay razones laborales; estos radicales de la ideología de género, buscan un trampolín para atacar y modificar los paradigmas antropológicos de género de la sociedad humana, negando que nuestras sociedades estén formadas por hombre y mujeres, sino por sujetos que eligen su género en función de cómo se sienten o de cómo les ven.
Tengan cuidado, quieren acabar con nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestras creencias en relación con la familia, con el matrimonio, la identidad sexual, la sexualidad, la paternidad y la maternidad. Y lo hacen bajo la escusa de la “antidiscriminación”, cuando en realidad son ellos y su ideología los que intentan imponernos de una forma tirana e injusta su forma de pensar violando y no respetando nuestra ideología.
¡No dejen que lo hagan! ¡No permitan que se salgan con la suya! ¡No se dejen engañar!