por AntonioDeMiguelAnton | Ene 27, 2025 | Opinión, Política
Este próximo viernes 31 de enero Juan Carlos Monedero intervendrá en una conferencia en Guadalajara. El título elegido para ella es: «Ética y política. ¿Son incompatibles?”. Monedero fue uno de los invitados de Maduro en la última ceremonia de usurpación y asalto al poder y a la libertad de los venezolanos. Monedero fue asesor de Hugo Chávez durante casi 10 años hasta la muerte del dirigente en elaño 2013. Fundó el chavista Centro Internacional Miranda, y se reunía y despachaba con frecuencia con él en el Palacio de Miraflores de Caracas. Hace unos días impartía también una conferencia sobre derechos humanos en el Helicoide venezolano, la cárcel administrada por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), la policía política de Nicolás Maduro, es decir, la cárcel donde se ejecutan y realizan las peores torturas contra presos políticos de la oposición.
Resulta paradójico que Monedero, cómplice de toda la represión y tiranía que vive Venezuela dé charlas sobre humanismo, democracia, ejemplaridad y ética en la Política. Él, que desde hace años acompaña, asesora, aplaude y se involucra activamente en la insoportable e inhumana dictadura represiva de Maduro. Él, que cobra suculentas cuantías de dinero de Venezuela y de otros gobiernos de la órbita bolivariana por sus asesoramientos.
Por cosas como estas, la política, que debería ser la más noble de todas las tareas, ha pasado a devaluarse y a convertirse en un problema para los españoles y en una actividad tan cuestionada como necesaria. La endogamia de la partitocracia, el deficiente sistema de financiación de los partidos, la ausencia de democracia interna, el modelo de éxito caciquil, la falta de ética de muchos de nuestros gobernantes, la corrupción política, económica y moral, la falta de verdadera vocación y de espíritu de servicio no nos tienen que impedir creer y defender la Política con mayúsculas, la Política honrada, ejemplar y coherente, la Política carente de intereses y conveniencias espurias. La Política de la conciencia, la Política de lo que está bien y lo que no, de lo que se ha de hacer y de lo que debe evitarse. La Política de defender la integridad y la moralidad en el plano de lo público.
Claramente hoy el rechazo a los políticos y a sus modos de gobernar recorre todos los rincones de España, en la que los partidos políticos se han convertido en oligarquías con escasa representación ciudadana en sus filas, que convierten la democracia en una lamentable e intolerable partidocracia. Partidos que constantemente atacan y no respetan las instituciones; partidos que tienen como herramienta constante la mentira, el enfrentamiento, la demagogia y el populismo; partidos que solo buscan amedrentar y aplastar a su rival por encima de todo; partidos que solo están por y para el poder a cualquier precio, y para cuyo mantenimiento están dispuestos a provocar un enfrentamiento lamentable y peligroso que terminará generando violencia y enfrentamiento entre la sociedad civil. Partidos cuya gestión cuando gobiernan no se desarrolla en numerosas ocasiones con arreglo a la ley y descaradamente lo hacen de forma partidista y arbitraria incurriendo en desviación de poder e incluso prevaricación en algunos casos.
España es el país de la Unión Europea con más políticos ocupando cargos públicos. La cifra supera las 400.000 personas. El segundo país con más políticos es Italia que alcanza los 200.000 cargos públicos, la mitad que los nuestros. Alemania estaría en una tercera posición con apenas 100.000 políticos, eso sí, con el doble de población que España. En una sociedad abierta y democrática como la española, todos somos en mayor o menor medida, responsables de la clase política que tenemos porque los legitimamos con nuestro voto, con nuestro silencio, con nuestra inacción, con nuestra permisividad, con nuestra pasividad, con nuestra idolatría hacia ellos y con nuestro mirar a otro lado. No somos víctimas de ellos, somo cómplices y deberíamos combatir, no tolerar y no permitir que nuestros políticos y sus partidos que no dan la talla y son carentes a estas alturas de autoridad moral nos mientan, nos usen y nos traten de tontos. No están a la altura, están siendo negligentes en su tarea y en muchos casos corruptos. Ya no vale decir que estamos hartos y cansados con la clase política y con sus continuos enfrentamientos, crispaciones, discusiones de patio de colegio y luchas de intereses de poder; hay que combatirlo, no tenemos que tragar con ello, no tenemos que permitir que nos usen de moneda de cambio y de mano obrera en sus luchas ideológica y electorales y que nos clasifiquen en bandos y etiquetas, en culpables y enemigos.
Ellos se aprovechan de nuestra poca unión, nos quieren desunidos y desorganizados para no poder pararles los pies; y esto es lo que tenemos que hacer: unirnos a través de iniciativas que nos amalgamen, de asociacionismo civil, de iniciativas legislativas populares que les obliguen a debatirlas y a aceptarlas. Debemos participar más activamente de lo que estamos habituados a hacerlo, incluso desde dentro de ellos; solo así podremos cambiar las cosas que no nos gustan de esta democracia tan manoseada; solo así podremos profundizar y hacer madurar y evolucionar nuestra democracia y el Estado de derecho. Quejarse de nuestros políticos y gobernantes en la barra del bar no es suficiente, ya que nosotros somos los últimos responsables de lo que hacen con nuestro voto y de que campen a sus anchas degradando nuestra democracia de la forma como lo están haciendo. O les exigimos un proceso de democratización de los partidos políticos y que respeten la separación de poderes o seguirán apoyados en su oligarquía y populismo que nada nos representa.
Nuestro deber como ciudadanos es exigirles una Democracia verdadera, libre de corrupción, de amiguismo; una Democracia en las que los lideres y jefes de los partidos no confeccionen sus listas electorales en base a otros intereses y criterios que no sean otros que los méritos, el currículum o la experiencia y no la obediencia ciega y la sumisión a esas élites a las que prometieron fe ciega y servilismo. Tenemos que reclamarles que trabajen en la gestión del día a día de nuestras cosas y no de las suyas, y que dejen a un lado las intrigas y sus ambiciones personales. Debemos de pedirles coherencia; la política debe ser un lugar de coherencia entre lo que se dice, y lo que se hace. Es fundamental también reivindicar que nuestros políticos tengan una formación académica, unos requisitos, unas habilidades claves y conocimientos para poder llevar a cabo su labor con eficacia; deben de dominar técnicas de comunicación, saber negociar, tener capacidad de trabajar en equipo y conocer la administración y el funcionamiento de nuestras instituciones. Sin preparación, sin liderazgo y sin capacidad de servicio público no se puede ser político. Nuestro deber también es exigirles autocrítica y que no nos manipulen ni mientan en pos de la búsqueda de su interés propios o partidistas por encima del interés general de los españoles.
Y por supuesto hemos de requerirles para que tengan una experiencia profesional previa y un futuro laboral fuera de la política; la política no debe ser una salida laboral; hemos de evitar que muchos empiecen a hacer méritos para vivir de ello tempranamente en las juventudes de sus partidos; comienzan a ser concejales muy jóvenes y terminan ocupando puestos claves en los partidos con una escasísima formación. La Política no tiene que generar ese clientelismo en el que se intercambian ciertos “productos” en forma de contratos de trabajo, de cargos, de ayudas, de subvenciones, de ascensos en carreras profesionales, de publicidades institucionales etc a cambio de favores personales y negocios con una estructura social jerárquica muy definida en el que se abre la posibilidad de recibir recursos de ese clientelismo, pero que en su contra nos hace esclavos, presos y rehenes de esa relación clientelar, desembocando en numerosas ocasiones en focos de corrupción. Los partidos no pueden convertirse en oficinas de colocación de los suyos. España, se ha convertido en un país de políticos sin empleo anterior que viven de serlo. No tenemos que dejar en sus manos nuestro futuro, pues debemos ser nosotros los dueños de él, si no lo impedimos, será muy peligroso para nosotros e implicará, como ya ha ocurrido en otros tiempos, un serio retroceso para nuestra sociedad, para España.
por AntonioDeMiguelAnton | Ene 20, 2025 | Opinión, Política
Este pasado sábado tuvo lugar en Almaraz un gran manifestación contra el cierre de su Central Nuclear. La Plataforma Sí a Almaraz ha unido a casi todo el campo extremeño porque no renuncian a la Central Nuclear ni van a abandonar a sus trabajadores porque no encuentran motivos para cerrar una de las mejores centrales nucleares del mundo que es un ejemplo de seguridad, fiabilidad y profesionalidad y que se encuentra en las mejores condiciones técnicas para seguir operando, incluso hasta los 80 años; siendo además una fuente de generación de empleo estable de larga duración en una zona rural y altamente especializado que genera 3.000 puestos de trabajo, además de las 1.200 personas adicionales que se incorporan en cada recarga.
España es el único país del mundo que quiere cerrar nucleares; ¿qué intereses ocultos hay en esta decisión? Mientras que en todos los países la energía nuclear ha comenzado a vivir una expansión y están ampliando la vida operativa de los reactores operativos o invirtiendo en nuevos proyectos de reactores.
Mientras que los gigantes tecnológicos estadounidenses como Google, Amazon y Microsoft invierten en energía nuclear; mientras que países como Finlandia, Bélgica, Italia y Francia han multiplicado su inversión para poner en marcha nuevos reactores; mientras que la Unión Europea ha modificado su taxonomía sobre energías limpias (saben lo que se juegan) y ha incorporado la nuclear como una valiosa contribución a la descarbonización de la economía; mientras ocurre todo esto, en España por el contrario se irán apagando nucleares.
Parece que no hay marcha atrás en ese Plan General de Residuos Radiactivos que se aprobó en Consejo de Ministros el 27 de diciembre del 2023 que conlleva el cierre de las centrales nucleares españolas entre los años 2027-2035 y también cambios en la forma en que se almacenarán los residuos radiactivos. El coste en dependencia energético de otros países será tremendo al igual que el coste humano al perder miles de puestos de trabajo de personal altamente preparado.
España va contra corriente y su tendencia a contar con la energía nuclear es contraria a la mundial porque el Gobierno de Pedro Sánchez así lo ha decidido, a pesar de que en España existen actualmente siete centrales nucleares en operación que proporcionan el 20% de nuestra generación eléctrica. ¿Cómo pensarán que vamos a ser soberanos energéticamente y poder alimentar todas nuestras necesidades energéticas? Este es un ejemplo más de la soberbia y de que el necesario consenso político y social, que el empleo rural y nuestras necesidades más básicas les importa muy poco o nada, así como una previsible subida de precios de la energía que indefectiblemente llegará para todos los españoles.
Esta decisión, este calendario de cierres es un gran error y no solo en lo energético o en lo económico, también en lo social y en lo medioambiental; y todo porque Pedro Sánchez tiene que pagar con esta decisión y con esta posición ideológica a sus socios de gobierno para mantenerse en el poder, importándole nada el daño que nos va a hacer y sabiendo que mientras que las renovables crezcan y lleguen nuevas fuentes energéticas, necesitamos lo nuclear para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico español y para evitar posibles crisis energéticas y dependencias en el futuro.
Así que el futuro de Almaraz parece no tener marcha atrás y empezará a enfriarse este año para dejar de producir electricidad, definitivamente, en 2027. Y Trillo, aquí en nuestra querida Guadalajara, a pesar de ser la central nuclear más moderna de España y de recibir la autorización para operar sus últimos diez años también tiene fecha de caducidad señalada si nada cambia y será la última central nuclear en cerrar. Renunciar a la energía nuclear dentro del momento de transición energética que vivimos y de las necesidades de demanda es pegarse un tiro en el pie. El gran reto que tenemos ahora en este asunto es atender a la creciente demanda de electricidad.
por AntonioDeMiguelAnton | Ene 13, 2025 | Opinión, Política
Este fin de semana conversaba con una amiga venezolana y me contaba que ya son más de 7,7 millones de personas que han salido de Venezuela buscando una vida mejor. Me decía que su sueldo allí es de 25 dólares y que la media es aún mas baja para la mayoría de venezolanos; “sueldo con el que apenas tienes para nada”. Una de las mayores escaseces con las que viven es la de medicamentos y el mercado negro hace su agosto por los elevados precios con los que tienen que adquirirlos. Con los alimentos y otros productos básicos ocurre los mismo y eso -me dice mi amiga entre lagrimas- “ha provocado que el consumo de proteínas haya bajado a niveles muy dañinos para la salud alimenticia”. El kilo de pollo está a tres dólares y “ahora ya no se desecha ni las vísceras ni los huesos”. El cartón de huevos les cuesta 3,5 dólares; y es una de las principales y pocas proteínas que los venezolanos pueden consumir, ya que la carne o el pollo supera con creces el precio de los huevos.
Y no solo las neveras están vacías en Venezuela, la situación es grave y dantesca en muchas facetas de la vida, por ejemplo en reparar un coche. Hace un mes a mi amiga se le estropeó el coche y tiene que cambiar el motor de arranque y la batería; no puede arreglarlo porque le cuesta una barbaridad. Lo tiene parado porque el arreglo le cuesta 5 sueldos mensuales. Todo esto está provocando que la delincuencia se haya disparado a niveles muy peligrosos y es difícil vivir con cierta seguridad porque la violación de los derechos humanos como el derecho a la alimentación, a la salud, hasta el derecho a elegir, a protestar a disentir se han visto minimizados o anulados al completo.
Las lágrimas aparecen de nuevo en la conversación telefónica con mi amiga cuando me recuerda otra vez que la situación de Venezuela es grave y triste y que es difícil encontrar una persona que no tenga en la cabeza y en sus planes salir y huir del país en cuanto pueda. Me decía entre sollozos que antes jamás se le hubiese pasado por la cabeza a ningún venezolano irse a Estados Unidos o a Europa a buscar mejores oportunidades. A día de hoy -me comentaba- no existe una sola familia donde uno o dos miembros no se hayan ido del país. La situación es muy grave y me explica que jamás hubiese imaginado vivir en las condiciones que vive y ver a todos sus amigos y la mayoría de familiares disgregados por medio mundo. “¡Ojalá algún día volvamos a reunirnos todos juntos!”. Se te rompe el corazón cuando escuchas esto.
Le pregunté por los niños y por la Educación; me comentaba que cada vez hay más absentismo y abandono escolar temprano, que se ha deteriorado muchísimo la educación y la moral porque se ha impuesto en casi toda la sociedad venezolana un esquema mental con un pensamiento individualista y muy egoísta, carente de valores, de humanidad y de solidaridad a pesar de que las calles están llenas cada vez de mas mendigos y es necesaria mucha ayuda humanitaria.
Otra cosa que me cuenta mi amiga es en relación con los continuos cortes diarios de luz que sufre; con el sistema de las horas de luz y horas sin luz impuestos por el gobierno de Maduro. La energía se raciona por partes: le quitan la luz a unos para dársela a otros, y así alternativamente; las calles están sucias, oscuras y con montañas de basura acumulada. Con el agua, me comenta, pasa lo mismo, hay cortes y “tenemos que estar acumulando agua porque puedes estar sin ella muchos días”.
La vi más decaída, triste, agotada y desesperada que nunca. “Es difícil ser feliz aquí”, me decía otra vez entre lagrimas y llantos. Mis padres están ya jubilados y no tienen ni para la compra mensual; gracias a que ella y su hermana trabajan y les ayudan pueden sobrevivir mes a mes. Allí se levantan a las 4:00 h., se lavan o bañan si tienen agua y los productos de aseo e higiene personal escasean “y de usar un perfume ni hablamos” me dice, porque hay cosas muchos más importantes y prioritarias que comprar.
Tiene que ir en transporte público porque no tiene el coche operativo y eso de ir en el autobús publico es otro episodio dramático porque falla constantemente debido a que los buses son muy antiguos y los repuestos ya pueden suponer lo que pasa con ellos: caros y difíciles de conseguir. Tiene que levantarse además una hora antes para ir a cogerlo a unos cuantos kilómetros de distancia de su casa y siempre pensando en tener suerte y que el autobús no pase de largo tras esperar una hora porque va lleno.
“Ni los bancos tienen dinero” me comenta con risas la mujer. “Tienes que hacer cola desde la madrugada para intentar ser de los primeros y
aún así el banco te da una irrisoria cantidad”… Y olvídate de los cajeros. “Tengo compañeros”, me dice, “que se piden el día en el trabajo para ir a por dinero al banco”. Se me parte el corazón a media que la conversación con mi amiga avanza y le aconsejo emigrar, pero me dice que no entregan pasaportes fácilmente y encima les cuesta alrededor de unos 1.000 dólares por persona. “Aquí todo está politizado: la justicia, la policía, los medios de comunicación, la sanidad”… todo, me dice con pena. Me explica que allí se vive con miedo porque cada día hay más asesinatos, secuestros, extorsiones, robos y más armas ilegales en la calle. También hay menos detenciones por delitos y menos capacidad de respuesta policial. Que también hay más epidemias.
Sobrevivir se ha convertido en un reto allí en Venezuela; lo habitual es que la gente tenga varios trabajos; pero el mayor reto es luchar con la implacable represión con la que se vive y que inhibe cualquier atisbo de protesta que hace casi imposible un levantamiento popular para terminar con el régimen chavista que lleva sometiendo a Venezuela desde hace 25 años y que con la actual dictadura de Maduro y toda esa represión, a la que somete día día al pueblo venezolano, está suponiendo la perdida de derechos políticos y libertades civiles y un empobrecimiento irreparable a Venezuela.
por AntonioDeMiguelAnton | Ene 8, 2025 | Opinión, Política
Hoy se ha iniciado en el Museo Reina Sofía de Madrid el acto inaugural con el que se abre un programa de más de 100 actos con los que el Gobierno quiere celebrar lo que ellos denominan “50 años de España en libertad”.
Me temo que este programa de conmemoraciones a lo largo del año lo que provocará entre los españoles será división, enfrentamiento, reabrir heridas reavivando la segregación entre los dos bandos; y sobre todo desatará un choque de interpretaciones sobre el propósito y los verdaderos fines de la ejecución de estas celebraciones. No se puede celebrar la libertad con discordia, con hostigamiento, con bravuconadas, con desafíos, con mentiras, con discordia, con totalitarismo y sobre todo ocultando las verdaderas intenciones y también el presupuesto destinado a la conmemoración de estos actos con el gasto total de los aproximadamente cien eventos previstos y de los sueldos del grupo ministerial encargado de las iniciativas y eventos relacionados con este aniversario.
Esconder lo que nos costará los sueldos de ese comisionado para la celebración de los “50 años de España en libertad” y silenciar el presupuesto para cada uno de los actos no es la mejor forma de defender y celebrar la democracia, la transparencia y las libertades. Ocultarlo -y más en estos momentos de inestabilidad económica y de corrupción política e institucional- lo único que alimentará será las críticas sobre el uso de los recursos públicos para estas cosas habiendo otras prioridades más urgentes en el país. Tapar todo esto será interpretado por muchos como una estrategia para desviar la atención de otros temas más controvertidos de este gobierno que muy próximamente veremos abriendo informativos.
Es normal que muchos vean en este programa, en hacer revivir a Franco y en la recurrencia sistemática a la memoria histórica y a la guerra civil una cortina de humo para tapar los escándalos de este gobierno que día tras día tenemos tristemente que presenciar.
por AntonioDeMiguelAnton | Dic 16, 2024 | Opinión, Política
El pasado sábado día 14 asistí en Madrid a la manifestación en defensa de MUFACE en protesta por la posible supresión de la asistencia sanitaria a los empleados públicos a través de Muface. Allí asistieron decenas de miles de funcionarios, unos en activo y también otros ya jubilados, pero todos muy enfadados con el Gobierno por la decisión tomada de tumbar el modelo actual y por no haber buscado con el tiempo suficiente una solución a la renovación del convenio de Muface con las aseguradoras y porque ya se les está denegando numerosas autorizaciones de intervenciones o citas para 2025. El tiempo se agota para sacar una nueva licitación, para solucionar el conflicto que hay en este momento y para que las aseguradoras presenten de nuevo sus cálculos y sus propuestas tras haber quedado desierta la licitación publicada por el Gobierno, quién tendrá que tomar la decisión definitiva sobre Muface. El periodo en el que los mutualistas eligen entidad es el mes de enero y posiblemente ante el evidente riesgo de no tener una cobertura sanitaria real y efectiva muchos mutualistas empezarán a solicitar el traslado al servicio autonómico correspondiente en breve.
La realidad es que la eliminación del modelo MUFACE no solo impacta directamente en los derechos del funcionariado, sino que también agravará los problemas de saturación en la Sanidad Pública, al incrementar la presión sobre el sistema. Este modelo se fundamenta en el principio de mutualismo, es decir, la colaboración entre los afiliados para garantizar su protección social. Los afiliados aportan una cuota mensual que se descuenta de su nómina y que se destina al sostenimiento de las prestaciones. O sea que las prestaciones se sustentan por las propias cuotas de los mutualistas.
La eliminación de Muface es una decisión ideológica que se antepone al sentido común, a los derechos y bienestar de los ciudadanos; es una decisión de la ministra de Sanidad, que lo enunciaba así en su programa electoral: “inclusión, dentro de la cobertura sanitaria universal, de las personas que reciben actualmente prestación sanitaria bajo mutuas de prestación sanitaria privada”. ¿Puede el sistema general hacerse cargo de 1,5 millones de personas que están en Muface en el Sistema Nacional de Salud con un servicio de por si ya precario y con listas de espera interminables? El Ministerio de Sanidad con su ministra a la cabeza dice que sí, que ya ha preparado un plan de viabilidad para que esta absorción sea exitosa, estratificando pacientes.
Durante el mes de enero, año tras año, los funcionarios han podido elegir entre estar en una de las tres aseguradoras privadas o en la Seguridad Social. Lo que algunos ven como un privilegio realmente es un derecho que ahora el actual gobierno pretende eliminar; y no lo hace por una motivación económica ya que el pago anual por asegurado en la Seguridad Social es de unos 1.700 euros, mientras que en las aseguradoras privadas es de solo unos 1.000 euros; es decir la Administración se ahorra aproximadamente unos 700 euros anuales por cada mutualista que escoge una aseguradora privada. Esta diferencia se debe al bajo precio que el Estado paga al médico privado por visita. Nos encontramos entonces a una decisión ideológica que busca que la sanidad privada quede reducida a su mínima expresión.
Romper con el modelo Muface no solo perjudicará a los que están inscritos en una aseguradora privada, también a todos los usuarios de la Seguridad Social ya que con la llegada de un millón más de usuarios quedará esta más sobrecargada y en consecuencia los tres meses de media que ahora hay que esperar para conseguir una visita con un especialista pasarán a cuatro o más meses, y lo mismo sucederá con las intervenciones quirúrgicas.
Esta crisis de Muface es un mensaje que debería servir para ponernos en alerta y entender que cada vez tendremos más gasto sanitario en una España que envejece a marchas forzadas y que por tanto el gasto sanitario será cada vez mayor; y eso que ya es un 40% del gasto autonómico.
por AntonioDeMiguelAnton | Dic 2, 2024 | Opinión, Política
“Lealtad para militar en el PSOE y más lealtad que nunca hacia el Gobierno” reclamaba Zapatero en el pasado congreso de este partido celebrado este fin de semana.
La lealtad es un valor importantísimo basado en la confianza, en la seguridad y el respeto. Desde siempre ha sido un mecanismo de supervivencia. Sin embargo, cuando esta lealtad es ciega y no hay cabida a disentir y discrepar porque se tiene que estar de acuerdo con todo y hay que darle la razón en cada cosa que haga y diga el líder acatando a rajatabla sus órdenes, entonces eso no es lealtad es sumisión completa, es servilismo fanático. Cuando no puedes transmitir lo que opinas desde el respeto, cuando no te puedes negar a participar de un delito o aceptar una norma injusta, ilegal o amoral en una organización, es que estás en una secta. Todos los partidos que tenemos en España son organizaciones que ejercen este tipo de presiones y mandamientos a sus bases y militantes.
A Lobato, “el verso suelto” discrepante y ya exlíder del PSOE en Madrid le ha pasado lo mismo que al montañero Núñez -protagonista del libro “El país de los ciegos”- en su intento por coronar una montaña en los Andes, cuando resbala y cae por una ladera nevada y al incorporarse comprueba aturdido que se encuentra en un valle aislado del resto del mundo por profundos precipicios, en el que sus habitantes son todos ciegos. En esta obra de H.G Wells se nos sumerge en una sociedad aislada donde la ceguera es algo con lo que conviven sin darse siquiera cuenta de ello, pero que para el montañero Núñez se convertirá en la condición y obligación necesaria de extirpar sus ojos para vivir allí y ser aceptado en la aldea.
Esta ceguera es la que te piden cuando quieres pertenecer o representar a un partido en España. Esta ceguera ética es como una oscuridad impenetrable que nos vacuna contra cualquier amoralidad que nos aceche dentro el partido, aunque se encuentre delante y sea terrorífica. El país de los ciegos nos habla de esta ceguera, de la no visión, de lo oscuro que penetra, de aquello que no podemos observar pero que, sin embargo, sentimos a nuestro alrededor. Si intentas escapar de la nieve y del frio trepando montañas porque aquello que has visto dentro no es verdad y eres esclavo de sus élites sin escrúpulos y sin conciencia, entonces vivirás y sentirás el ostracismo y la persecución de todos los ex-compañeros ciegos que como un rebaño siguen las ordenes del líder y de su fuerte estructura jerárquica para destruirte sin compasión por haber dejado de acatar servil y ciegamente los intereses y conveniencias del aclamado líder.