por AntonioDeMiguelAnton | Jun 20, 2016 | Espiritualidad, Montaña
Hacía tiempo que no escribía pero hoy tengo esa necesidad…Aquello que te hace feliz, que aprecias y te preocupa has de dedicarle un tiempo; merece la pena luchar por lo que quieres, por lo que consideras importante, si no lo haces entonces no eres merecedor de lo que deseas.
La vida me ha enseñado a desdramatizarlo todo; el mundo no se acaba tras un divorcio le decía el otro día a un amigo. Lo que ocurre es que en esos momentos tan preñados de incertidumbre, de sentimientos encontrados, de tantas reacciones y emociones de todo tipo, uno no puede relativizar y darse cuenta de que nada es permanente en esta vida y todo se transforma… Es normal, en ese instante-debacle que es un divorcio, todo nos parece el fin del mundo y más cuando te atrapa la culpa; entonces estás perdido: deja de gustarte lo que haces, lo ves malo, te torturas, sufres, te alejas de todo y te sientes incapaz de vivir más allá de tu pena, mas allá de tus circunstancias. Es natural, es la fase de duelo en la que muchos no somos capaces de arrancar nuevos proyectos…Cada uno necesita su tiempo…Eso sí, no inviertas más que lo justo y comienza a vivir intensamente y a regalarte nuevas oportunidades, te arrepentirás mas adelante del tiempo perdido en ello.
Cuando ya estés en disposición de descubrir que la vida continúa como una sucesión de instantes. Cuando percibas que eso que te parecía el final, ya no lo es… Cuando seas capaz de entender que tras esa tormenta con truenos de culpabilidad y rayos de pena, el sol vuelve a salir; entonces verás las cosas de otra manera y estarás en disposición de ver, sentir y pensar lo que hoy yo veo y siento desde la cima de esta cumbre ya conquistada y ya pisada…Me suele pasar a menudo: tener la sensación de que otros no han podido disfrutar de los paisajes y perspectivas que se ven desde esta montaña ya escalada.
En estos días he regalado flores, ilusión, amor, esperanza…Me gusta hacerlo por donde quiera que voy, no sabes si algún día volverás a pasar por el mismo sitio. Si algo he aprendido en esta vida es que recoges lo que das y que esos momentos tan duros como los que vive mi amigo ahora, suelen ser la antesala de lo que mejor está por llegar en tu vida.
A veces en la distancia está el acercamiento…La teoría de los contrarios suele cumplirse en estos asuntos, ya les hablaré un día de ella… Además la amistad amarilla no conoce de distancias o tiempos.
por AntonioDeMiguelAnton | Sep 30, 2014 | Montaña, Opinión
Me sorprende ver lo acostumbrada que está la gente a complicarse la vida. Se la complica tanto que a veces, entre dos opciones, rechazan aquella que es más sencilla. Yo no sé si lo hacen por desconfianza, porque lo simple no puede ser la mejor opción o porque esa condición de sufridor reporta algún beneficio, incluso felicidad.
Tal vez la persona que más me llama la atención en este sentido, es…
…Bueno, mejor os lo cuento después de acercaros la mejor pregunta, que me ha perseguido a lo largo de toda la semana:
¿Crees que merece la pena?
…Y regresando al tema del sufrimiento; esta persona es una amiga que siempre anda buscando el problema en vez de la solución. Es increíble su capacidad para generar preocupaciones. Es sorprendente su capacidad de ver inconvenientes. Es impresionante, como en cada una de los momentos de su vida se crea obstáculos para saltar o impedimentos con los que trabajar. Está tan habituada a ponerse trabas a todo, que cuando no las hay, le resulta sospechosa la situación y eso, por supuesto, también le genera pesadumbre. ¿Nos habrán enseñado a fijarnos, a vivir y a elegir lo malo antes que lo bueno?
Hablo de esto con ella y se enfada muchísimo, le incomoda, se pone a la defensiva y se muestra como víctima, debido a su alta capacidad de sentir, de compadecerse ante el dolor ajeno o de irritarse ante lo injusto. ¿No se dará cuenta que los demás también pasamos por momentos complicados, por situaciones críticas, por ocasiones tristes y dolorosas? ¿No verá que también respiramos, sentimos, nos emocionamos, padecemos, lloramos, nos preocupamos, nos solidarizamos, afrontamos dificultades, sufrimos penurias y tenemos nuestros propios calvarios? Por eso somos felices, porque hemos probado la esencia del sufrimiento.
Cada vez que estoy cerca de una de estas personas, noto que pierdo algo. ¡Cuánto torturan con sus angustias! ¡Qué sencillas que son las cosas y qué complicadas se vuelven en manos de algunos! Si la felicidad es la clave de la vida, la sencillez es la puerta que deja fuera a los infelices. Pero ¿cuándo perdemos esa naturalidad? ¿Por qué perdemos esa espontaneidad? ¿Cuándo nos desprendemos de esa simplicidad, de esa inocencia? ¿Qué hacemos mal?
Creo que esto también hay que aprenderlo y educarlo. Enseñamos a leer, la tabla de multiplicar, otro idioma, a montar en bici, a dibujar, a usar un ordenador, a conducir… pero no enseñamos a ser sencillos, no aprendemos a emocionarnos, a ser felices, a sufrir. Ya decía Aristóteles que educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto.
¿Se imaginan que en esas pruebas de acceso a maestro, en las que ha salido a la luz el bajísimo nivel general que hay y la miseria intelectual en la que nos movemos, hubiese también pruebas de emociones? Creo que nos sorprenderíamos también de la penuria y escasez emocional en la que vivimos. Espero y deseo que se planteen reformar los planes de estudio de Magisterio; falta hace. Una de las cosas que me llama la atención, en este asunto, es la oposición y negación de los sindicatos a estas pruebas del concurso-oposición de maestros. ¿Intereses?
Volviendo al asunto de merecer la pena. Esta pregunta es una constante en el mundo del alpinismo. En cada paso hacia la cima, en cada inspiración, en cada avance de cordada, en cada mirada a la cumbre, en cada situación adversa, aparece la pregunta. ¿Ese sufrimiento reporta algo? ¿Merece la Pena?
Ya desde niño, cuando escalaba una montaña y hacia cumbre; tenía la sensación que allí no había llegado nadie, que era el primero en pisar ese suelo, en tener esa vista. Aún hoy sigue pasándome; hay momentos, en los que siento que si no escalo la montaña, jamás podré disfrutar del paisaje que me ofrece la cima. Pienso también que llego a lugares, donde otros aún no han llegado, a picos que aún no han alcanzado, a visiones que aún no han tomado. Llegarán, claro, llegarán; al menos eso creo, pues vienen a su ritmo. Os confieso también, que esa espera, en ocasiones, me crea mucha soledad y me agota.
Los ochomiles se alcanzaron sufriendo mucho, de esa forma se consiguen las grandes gestas, con verdaderos sacrificios humanos. Mario escribía un día que “estamos poco habituados a insistir en las cosas” y “que nos damos por vencidos fácilmente”. Es cierto, enseguida pensamos que no hay nada que hacer, que no se puede abrir y equipar vía, que no se pueden cambiar las cosas, que fue y será así toda la vida. ¿Por qué no insistimos más? ¿Tendremos que aprender y enseñar esto también? Tal vez.
No podemos darnos por vencidos tan fácilmente, no podemos descuidarnos; sobre todo en una escalada de una montaña como esta, de dimensiones gigantescas de empinadas aristas, de paredes verticales y de un trayecto tan peligroso. Todos dependemos de todos y de nuestro propio esfuerzo, de nuestra honestidad, de nuestra preparación, de nuestras condiciones técnicas y físicas, de tener un buen material, de organización y de experiencia en altitud. Sabemos que el alpinismo es peligroso y que tiene muchos riesgos: grietas inestables, frio insoportable, altitud demoledora… pero juntos podemos. Vamos para arriba, la cumbre nos espera.
por AntonioDeMiguelAnton | Sep 29, 2014 | Montaña, Opinión
¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo,
la sierra gris y blanca,
la sierra de mis tardes madrileñas
que yo veía en el azul pintada?
Por tus barrancos hondos
y por tus cumbres agrias,
mil Guadarramas y mil soles vienen,
cabalgando conmigo, a tus entrañas…
…¡A la luna clara, canchos de granito, donde bate el agua!
¡A la luna llena! Guadarrama pule las uñas de piedra.
Por aquí fue España. Llamaban Castilla a unas tierras altas…
( Antonio Machado/Camino de Valsaín/Campos de Castilla/Apuntes de Sierra)
He pasado el dia de hoy en Peñalara. Sol y nieve en la montaña son sinónimo de riesgos de aludes. Las rupturas de las cornisas, en estos ventisqueros, es una de las principales causas de estos movimientos de nieve. Unido a estos riesgos, Peñalara presenta numerosas grietas, lo que hace de este techo de la Sierra de Guadarrama -en estos días primaverales- un lugar muy peligroso, si no se sabe por dónde se camina. En ocasiones, no somos conscientes de que estamos en zonas peligrosas, en los que la fractura de una placa puede ocurrir bajo tus pies y engullirte para sus adentros. ¡Lo inconscientes que podemos llegar a ser solo por ir a curiosear o por hacer una foto para luego twitearla!
La montaña siempre me permitió conocerme mejor. Pasamos demasiado tiempo mirando a los demás y no nos vemos a nosotros mismos. Allí estás solo, con tus silencios, con tus miedos, con tus… y claro…
Siento mucho que esta semana, sea tan pequeñita esta “Gota de agua”. Vivir con riesgos de desprendimiento de cornisa o vivir con miedo a ser tragado por una grieta, me tiene agotado. Y es que últimamente, en este país, ya no vale avisar gritando ¡Alud!, ya no vale avisar gritando ¡Grieta!, ya no vale avisar gritando ¡Piedra! Los montañeros de este país, han decidido acercarse a la cornisa a echar la foto y colgarla en Twitter. Y eso les confieso que además de enfadarme, me crea impotencia.
Posdata: Me gusta conocer lo que piensa un sabio de otro sabio. Antonio Machado le dedicó estas palabras a Ignacio Bolívar y Urrutia, uno de los mejores Biólogos y entomólogos que hemos tenido en este país. Desarrolló gran parte de su actividad científica en la Sierra de Guadarrama, por su situación geográfica, por su biodiversidad, porque era un espacio muy querido para él y por su cercanía a la capital. Muchos insectos tienen el nombre d este científico. Fue director del museo de las Ciencias de la Naturaleza en Madrid.
“Insigne Bolívar, cazando saltamontes a sus setenta años, con general asombro de las águilas, los buitres y los alcotanes de la cordillera carpetovetónica”.
…Y es que los años no importan cuando queda tanto por hacer.