La noticia de la muerte de Adolfo Suárez ha eclipsado hoy cualquier otra noticia en España. La estábamos esperando. Su hijo -con afán de máxima trasparencia- nos había anunciado previamente su carácter inminente… Creo que siempre hay una historia detrás de cada persona y una razón por la cual son como son…La historia de Suárez tendrá que ser contada algún día en su totalidad para comprender los silencios del pasado y el porqué de su soledad política; porque espiritual en mi opinión nunca la tuvo…Estaba muy lleno como para estar tan solo, tan vacio.
La muerte de Adolfo Suárez nos traerá, sin ningún género de duda, el debate sobre la necesidad de volver a la vieja política, a una política con dignidad, con valores, fuera de intereses y conveniencias de partido. Este debate no se debe de hacer para ir para atrás sino para adelante; de esta forma podremos crecer como nación, como estado, como pueblo… Pero si el debate es exclusivamente para ensalzar aquella falsa democracia que nació de la mano, de entre otros de Suárez, nos estancaremos y legitimaremos a esta dictadura de partidos que vivimos hoy, al abuso de poder de nuestra maltrecha clase política, a la impunidad de la que goza esta casta política…a sus privilegios. Legitimaremos también la total ausencia de valores de nuestros políticos, entre ellos el de respeto, la entrega y el cuidado de la sociedad civil española y por supuesto legitimaremos la ausencia total de mecanismos de control a este poder político.
No es momento de desempolvar la realidad de cómo nació aquella democracia con un afán de revancha o de venganza; es momento de mirar- como les decía- hacia delante, sin olvidar el pasado, pero para crear un mejor futuro y romper esos paradigmas falsos que acompañaron aquellos inicios de democracia, aquellos polvos que hoy traen estos lodos. Tan solo hemos de conocer el pasado para no cometer los mismos errores…No hay que volver al ayer con resentimiento o con nostalgia, hay que hacerlo para buscar las fórmulas y transformar aquella falsa democracia en una más limpia, más representativa, más cercana…Porque la realidad, esta realidad que empieza a alcanzarnos a todos, se aleja mucho de los principios de una verdadera democracia… Y como te refugies y no quieras verla acabará arrugando tu piel y engulléndote como una serpiente engulle a su presa. En nuestras manos está.
Paradójicamente Adolfo Suárez no recordaba su pasado; pareciese que nos quisiese decir que lo importante no radica en el camino andado sino en lo que nos queda aún por hacer…Y es que nos queda mucho camino por recorrer… No olvidemos eso. Descanse en paz.