En estos días he aprendido a diferenciar un cocodrilo de un caimán. He convido con ellos. El tamaño nos puede confundir. El cocodrilo es más grande, pero ojo, podemos estar viendo un cocodrilo joven y confundirlo con un caimán maduro. Los cocodrilos tienen la mandíbula superior e inferior del mismo tamaño. Los caimanes tienen una mandíbula inferior más delgada. En consecuencia, al caimán no se le ven los dientes inferiores cuando tiene su mandíbula cerrada.
Existen otras diferencias no físicas, de comportamiento. Los cocodrilos suelen actuar de forma más violenta, más amenazante… Sus conductas sociales son mucho más complejas y son muy muy territoriales. Los caimanes son menos propensos a atacar a los humanos, a menos que hayan sido provocados.
En ocasiones hemos de enseñar los dientes ante ciertas provocaciones, ante ciertas amenazas, ante ciertos miedos, ante ciertas mentiras, que lo único que pretenden es quitarnos lo que legítimamente es nuestro…Y nuestro es HABLA VOX, de todos, no solamente de un grupo de cocodrilos amenazantes…Y ante todo, nuestro es el poder expresarnos con la libertad y valentía que muchos de estos cocodrilos dicen querer para sus iguales…No les tengáis miedo, son fáciles de reconocer…Ya os digo como diferenciarlos.
Detrás de reacciones del tipo: “estoy pensándome seguir adelante con la demanda” “Nos veremos” “Este tío es un indeseable” “supongo que habrá que retomar el tema” ”la has cagao” “no te imaginas cuanto” etc; creo que se esconde o cobardía, soberbia o maldad.
Nuestro ego elabora rápidamente una respuesta de ese tipo, que nace como fruto de esa mente reactiva y soberbia. Contradecir, opinar diferente y dejar ir sin resentimiento y sin lucha, es una lección muy difícil de aprender. Las reacciones de este tipo nunca han sido buenas soluciones…Y por supuesto son evidencia de una tiranía desmesurada.
Feliz domingo.