Se acaba de registrar en el Congreso la «Ley Orgánica de Amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña», que permitirá dar carpetazo a las causas judiciales abiertas a independentistas catalanes desde 1 de enero de 2012 hasta la actualidad.
Esta ley de amnistía es mucho peor de lo que temíamos. Compara esta situación con el cambio de régimen del año 1977. Compra todo el argumentario y la milonga de relato separatista con todos sus mantras como el de «no judicializar la política»; y además exonera a todo el espectro de delitos acontecidos y juzgados con sentencias firmes, desde malversación a terrorismo.
Es repetitiva y tiene un texto largo, de 23 páginas y muy farragoso. Tiene un preámbulo que constantemente está justificando la constitucionalidad de la Ley. Siempre a la defensiva. No es fiel a la verdad histórica en su larga exposición de motivos. Esta Ley, este pacto destruye la convivencia entre españoles e impone el sometimiento. Los independentistas han visto con ella una puerta abierta para seguir trabajando en sus planes de desconexión de España. Las concesiones de Sánchez han sido absolutas. Sometimiento total.
Esta Ley mutila y aniquila la separación de poderes y es una injerencia enorme en el poder judicial. Esto es un ataque sin precedentes al poder judicial. A la división de poderes y a los principios democráticos básicos. Es un plan para abolir el estado de derecho.
Lo dijo el Consejo general del Poder Judicial en un comunicado demoledor y las asociaciones de jueces y magistrados, jueces decanos, y fiscales, y los inspectores de hacienda, y de trabajo, y abogados del estado; también los presidentes de las audiencias nacionales. Ni una sola persona que integran el poder judicial en España tragan con ello.
Esta Ley de amnistia no resolverá el conflicto catalán y previsiblemente Europa no será el flotador que nos salve. El Grupo socialista en el Parlamento Europeo y los cargos socialistas tienen mucho peso y relevancia. La Unión europea es justicia paro también es diplomacia y sobre todo es política.
La ciudadanía está muy harta, pero también lo está con la clase política. Harta de sus promesas incumplidas, de que están a lo suyo y a sus intereses. Harta de una clase política que ni siquiera tiene la intención de abordar los problemas reales de la gente. La separación de poderes no existe, la democracia real tampoco. El sistema electoral no permite que podamos elegir a quienes tienen que representarnos.
No podemos, no debemos dejar en mano de los partidos políticos nuestro futuro, no van a luchar por nuestros intereses. Lo harán por sus conveniencias y por capitalizar, liderar e intentar rentabilizar las protestas en las calles y así ganar ese terreno electoral. España es lo único importante. Solo todos unidos podremos luchar contra los que quieren destruir lo que con tanto esfuerzo ha costado construir.
Los partidos políticos se jactan y dicen que no es el momento de los partidos pero solo buscan capitalizar la calle y el movimiento popular. Es el momento de una respuesta unitaria al golpe de Sánchez y dejarse de populismos, selfis, aclamaciones populares, circos y protagonismos mediáticos.
España, su unidad, su libertad, su igualdad ante la ley y la convivencia de los españoles está por encima de las siglas e intereses particulares. Se llame PP o Vox o como se llame. Esto no va de partidos, ni de izquierda o derecha, va de libertad y de igualad ante la Ley. Es el momento de la unidad de los españoles para defender España y no de postineos y teatrillos partidistas para demostrar cual es el mejor salvador de la patria; esto no va de Abascal o Feijóo.
Estamos en un momento crucial de nuestra historia y España necesita de sus ciudadanos para defenderla del separatismo y del sanchismo. Sánchez ha decido que no quiere perder el poder y la gobernabilidad le cueste lo que le cueste a España, y la ha puesto en venta, y está dispuesto a llevarnos a una dictadura. España no se negocia ni se vende. Todo esto es una grave amenaza a los españoles. No podemos permitir que Pedro Sánchez perpetre esta traición de vender España a los separatistas y golpistas. No se puede dinamitar el estado de derecho, violar la Constitución, y romper España con tal de quedarse en el poder. No hay libertad si el poder de juzgar no se separa del poder legislativo y del ejecutivo.
Los políticos, todos, deben de saber que cuando la gente sale a la calle es difícil que vuelva a sentarse sin mas, sin cambios importantes, sin transformaciones. Las reglas de convivencia y el modelo de país se tiene que decidir entre todos los españoles. Todos el silencio de la familia socialista les convierte en cómplices y en independentistas.
La impunidad que paga Sánchez para seguir siendo presidente es incompatible con la prosperidad, con la convivencia y con un futuro prospero en libertad y en igualdad, y por supuesto en democracia. Nuestro estado de derecho y nuestra democracia no puede ofrecerse en pago a aquellos que han cometido y cometerán los peores delitos contra la unidad de España.