Dice el escritor, educador, comunicador social y poeta venezolano Hermes Antonio Varillas Labrador, quién dejó las aulas hace unos años, que “nadie puede erguirse como salvador del mundo mientras pisotea a sus conciudadanos. La contradicción más grande es pretender alumbrar la calle mientras en tu casa, los seres a quien dices que amas, viven en tinieblas”.
Las contradicciones siempre han formado parte de la Política sobre todo en los finales de ciclo y en los periodos en decadencia de regímenes en quiebra. En estos últimos tiempos vivimos en la vida política española una contradicción permanente que pone en evidencia la realidad de como nuestra Política se ha enmohecido; está descompuesta y con una putrefacción insoportable donde todo son insultos, exabruptos, descalificaciones, aspavientos, carreras, traiciones, vestiduras rasgadas, hecatombes, polarización, demonización del rival político y demás recursos hiperbólicos electoralistas y de negación de la Política que desemboca en una violencia que poco o nada aporta a la formula de resolución de conflictos como estamos viendo estos días con el asesinato del activista conservador Charlie Kirk; con la violencia política en alza y con Trump y muchos de sus forofos aquí en España siguiendo sus pasos, creando un tipo de hacer política muy peligrosa y arrastrando en su camino por mecanismos psicológicos y sociológicos a grandes cantidades de seguidores radicales a través de las redes sociales dispuestos a hacer de todo, como ocurre en cualquier secta, por su amado líder.
Pero en realidad yo quería hablarles de la vuelta al cole y de como nos está dejando algún titular y alguna trifulca en las endiabladas redes sociales. Me refiero por un lado a la decisión de Pablo Iglesias e Irene Montero de escolarizar a sus tres hijos en un colegio privado de Las Rozas, por 1.500 euros al mes. Ellos, que han defendido la educación pública criticando duramente el asunto y tachando de «burgueses» a quien llevaba a sus hijos a colegios privados. Por esa razón, muchos perfiles en redes sociales han rescatado de la fonoteca unas declaraciones de una antigua entrevista del exdirigente de Podemos en la SER, en la que cuestionaba a los padres que elegían la enseñanza privada: «Porque papá y mamá, que quieren llevar al niño a un colegio privado súper especial, es porque no quieren que se mezclen con niños de clase obrera en general. Papá y mamá quieren un colegio privado sin gitanos ni inmigrantes marroquíes». “La educación privada no está pensada para que vaya todo el mundo, está pensada para que una minoría que se lo puede permitir. Y ahora encima quieren que se lo paguen los que jamás podrán ir. Es un atraco de los ricos a los pobres”. Montero, por su parte, vinculó en su etapa como ministra de Igualdad la defensa de la educación pública con el feminismo, asegurando que “donde hay privatización hay pérdida de derechos”.
Por otro lado tenemos las declaraciones del portavoz del grupo parlamentario del PSOE en el Congreso de los Diputados, Patxi López, que rechazó una propuesta del PP para que las familias de niños discapacitados puedan elegir entre la educación especial y la educación ordinaria, y que no se obligue a sus hijos a asistir a colegios donde tienen una integración muy difícil. Patxi López calificó los colegios de educación especial como «guetos escolares» y acusó a sus rivales de querer «discriminar, disgregar y hacer guetos escolares con las personas con discapacidad».
Todo lo que se ignora, se desprecia. El portavoz del PSOE en el Congreso debería conocer mejor el trabajo que se hace en esos centros y la realidad del alumnado y de las familias. Hay que ser muy ignorante para despreciar a los centros de educación especial y calificarles como «guetos escolares», porque cree que que su alumnado son discriminados al no ir a colegios ordinarios. Sólo así se entiende su infame insulto a esos colegios, a las familias y a los alumnos; un insulto impropio de un demócrata, pero que ya forma parte de la odiosa tradición del socialismo contra todos aquellos que no nos sometemos a sus mantras ideológicos.
Ese derecho a elegir, que aparece plasmado en el Artículo 27 de la Constitución Española, quedó gravemente lesionado por la LOMLOE, la nefasta ley educativa aprobada por el PSOE y sus socios en 2.020, que tanto daño ha hecho a nuestro sistema educativo atacando profundamente la libertad de educación en distintos ámbitos, siguiendo el afán socialista de que los gobernantes son los dueños de sus hijos y que ellos por tanto deciden por los padres, como en una dictadura. Estos centros de educación especial son recursos fundamentales dentro del sistema educativo, reconocidos internacionalmente, y cuentan con profesionales altamente cualificados que ofrecen apoyos imprescindibles para el desarrollo académico, personal y social de los alumnos con discapacidad que los solicitan. Los padres tienen el derecho legítimo para escoger el colegio que quieran para sus hijos, incluidos Pablo e Irene a pesar de sus contradicciones.
No es de extrañar que en este escenario y este panorama tan enfermizo de nuestra Educación el CSIF haya propuesto movilizaciones para los próximos días en defensa de la Educación. La escuela pública reabre su nuevo curso escolar con un déficit de 44.442 docentes y una interinidad del 32,41%, con una falta enorme de recursos no solo humanos sino también materiales, con problemas en la adjudicación de nuevas incorporaciones, con un exceso de burocracia inadmisible por parte del profesorado y de las familias, con deficiencias en las infraestructuras y con una gran falta de atención a la diversidad del alumnado; entre otras razones por los continuos intereses, conveniencias y vaivenes políticos a la hora de poner en marcha todas las medidas y políticas que deberían mejorar los índices de nuestra vapuleada y maltrecha Educación y poner fin a unas cuantas décadas con un sistema educativo de muy bajo nivel, que apenas ofrece a nuestros jóvenes una educación que los prepare de verdad para su futuro.