por AntonioDeMiguelAnton | Feb 3, 2025 | Montaña, Naturaleza, Opinión
Estoy seguro que las nevadas caídas en la Sierra de Guadalajara hace unos días ha invitado a salir a pisar nieve a muchos guadalajareños. Sin duda la nieve es ideal para darse un paseo, para desconectar; parece que todo duerme en invierno y que todo es más lento cuando está presente la nieve, pero en realidad es un momento de mucho movimiento, de mucha renovación y de mucha reflexión. La nieve es el terreno de juego ideal para jugar en y con ella y para hacer un sinfín de fotografías para las redes sociales y guardar recuerdos muy divertidos dignos de conservar para la posteridad; pero también tiene un componente peligroso que puede dejarnos un mal recuerdo o alguna secuela no tan agradable también para nuestro futuro. Puede parecer que la nieve, en una ruta de senderismo o en una actividad de montaña, es la mejor amiga pero también puede convertirse en la peor enemiga. Puede ser una gran aventura o una fatal desventura.
Salir a la nieve en la montaña es una cosa seria y no podemos hacerlo al tuntún, sin material, sin conocer la zona donde vamos, sin el calzado y la ropa adecuada, sin la experiencia suficiente para la actividad a realizar, sin previsión, sin móvil, sin compañía y sin sentido común. La negligencia, en muchas ocasiones es la causa de necesitar ser rescatados o de accidentes graves; a veces sobreestimamos nuestras posibilidades y nos metemos donde no debemos.
He pasado el fin de semana por la montaña y por la nieve. Como cada año por esta época suelo ver excursionistas que vienen a la nieve sin conocer estos riesgos y sin tener en cuenta que hay que tener mucho cuidado cuando se juntan el sol, la nieve y la montaña, pues son sinónimo de riesgos añadidos, de desprendimientos de cornisas y de aludes. Las laderas contrarias a las que sopla el viento y las orientadas hacia el sol son las que tienen mayor riesgo de aludes. Las rupturas de las cornisas, en estos ventisqueros, es una de las principales causas de estos movimientos de nieve. En ocasiones, no somos conscientes de que estamos en zonas peligrosas, en los que la fractura de una placa puede ocurrir bajo tus pies y engullirte para sus adentros. ¡Lo inconscientes que podemos llegar a ser solo por ir a curiosear o por hacer una foto para luego twitearla!
La montaña siempre me permitió conocerme mejor; pasamos demasiado tiempo mirando a los demás y no nos vemos a nosotros mismos. Allí estás solo con tus silencios, con tus miedos, con tus problemas, con sus soluciones. La montaña tiene el poder de cambiarnos profundamente para bien como personas y lo hace desde edades muy tempranas; tiene la capacidad de fortalecer nuestra resistencia y de desarrollar nuestra inteligencia emocional y social. La montaña ha sido para mi un desafío constante, me ha permitido crecer en lo personal y me ha forjado con esos valores que ofrece como el respeto, la cooperación, el trabajo en equipo, la autodisciplina, el orden, el autodominio, la responsabilidad social, el espíritu de sacrificio, la lealtad, la generosidad, la modestia y sobre todo el espíritu de renuncia y saber decir no, porque cuando las condiciones no son óptimas debemos renunciar a la actividad prevista o cambiar de planes y optar por una retirada a tiempo para evitar males mayores. La montaña siempre estará ahí.
Siempre he considerado muy importante y valioso tener cierta formación y conocimientos de la montaña antes de adentrarse en ella: del equipamiento y su uso, de la nieve y su comportamiento, de orientación y sus recursos, de comunicación y su tecnología, de tiempo y climatología; y de conducción en nieve, que aunque estés acostumbrado a hacerlo no te lo puedes tomar a la ligera, pero tampoco conducir con miedo porque te hará tomar decisiones bruscas; y conducir en nieve requiere de suavidad, delicadeza y previsión. Debemos utilizar un equipamiento adecuado a la época y a la actividad que vamos a realizar; con la nieve no tenemos que olvidar las tres “g”: gorro, guantes y gafas y por supuesto crema protectora. Debemos comunicar a dónde y por dónde vamos, y por supuesto evitar acudir a la montaña solo. La planificación y la revisión de la ruta es muy importante y debemos hacerlo con antelación y adecuarla a nuestro nivel físico y técnico. Y también es necesario llevar una batería para el móvil por si acaso nos hiciese falta. Nuestra mochila debería ir cargada de lo que yo llamo “porsis”, por si hace frio, por si hace calor, por si llueve, por si cae la noche, por si tengo que hacer una cura, por si te pierdes, por si tengo hambre… Es muy importante tener claro cual es el equipo que debes meter en la mochila, porque en determinadas situaciones, disponer de ciertos materiales podría hacerte más fácil y llevadero el imprevisto, la emergencia y las circunstancias sobrevenidas.
por AntonioDeMiguelAnton | Nov 25, 2024 | Naturaleza, Opinión, Política
100.000 olivos están siendo expropiados y arrancados en el Paisaje del Olivar de Jaén para construir una megaplanta fotovoltaica. La instalación solar proyectada se sitúa entre los términos municipales de las poblaciones de Lopera, Arjona y Marmolejo; en concreto son cinco plantas troceados y fragmentados en proyectos más pequeños que no superen los 50 megavatios o las 100 hectáreas de superficie ocupada para eludir el control de las administraciones. Su extensión total será de 895 hectáreas, el equivalente a 895 campos de fútbol.
La proliferación de este tipo de proyectos al olor de los fondos europeos Next Generation empieza a ser muy común en España, así como los procesos de expropiación forzosa o de ofrecer a los propietarios de las tierras una renta por el alquiler de la tierra aprovechando la situación actual de vulnerabilidad y problemática que vive el mundo rural y la agricultura; en muchos casos en complicidad con las administraciones y las corporaciones locales. Esta situación está provocando grandes conflictos sociales en las zonas afectadas, creando polaridad entre los vecinos, unos partidarios y otros detractores a estas instalaciones. Estas empresas que llegan a nuestros pueblos a especular con nuestras tierras les suelen ofrecer a los propietarios un arrendamiento anual a 30 años entre 1.000 y 1.500 euros por hectárea, y luego se lo revenden a fondos de inversión a 10.000 euros la hectárea, es decir, dan diez veces menos que su valor real.
El gran y ambicioso negocio de la Agenda 2030 y del Cambio Climático ha determinado las políticas nacionales y han hecho proliferar “Planes de acción climática” para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo del CO2 antropogénico; porque dicen que es el cusante del cambio climático. Para conseguirlo, este Plan en España establece que el 48% del uso final de la energía y el 81% de la generación eléctrica sean de origen renovable. Esto se traduce en que, para 2030, España deberá contar con 62 GW de potencia instalada de energía eólica —de los que 3 GW serán de eólica marina—, 76 GW de solar fotovoltaica, 14,5 GW de hidráulica y 4,8 GW de solar termoeléctrica. Por tanto, para cumplirlo, todavía necesitamos el doble de las instalaciones eólicas existentes y más del 40% de la energía fotovoltaica que tenemos actualmente. A esto hay que añadirle que el grado de dependencia energética exterior en España es ahora del 75%, importando alrededor de tres cuartas partes de la energía primaria consumida, con un autoabastecimiento solo al 25%. Eso supone una factura anual de más de 45.000 millones de euros.
¿Podremos ser soberanos e independientes energéticamente con este tipo de energía renovable en España? ¿Será compatible esta transición energética con la preservación del medio rural, del sector primario, del paisaje y de la biodiversidad de nuestros espacios naturales?
Este próximo miércoles 27 de noviembre, en el centro cultural de la Fundación Ibercaja, tendrá lugar una conferencia con el titulo “El mundo rural: renovables y campo”. Con ella la organización SOS Rural quiere por un lado hacer eco y reflexionar sobre la necesidad de regular las macroplantas fotovoltaicas y eólicas en España, amenazada por la proliferación descontrolada de macro plantas que ponen en riesgo la soberanía alimentaria de España. Y por otro denunciar que no hay mayor alteración del ecosistema que la que se produce cuando se construye una macroplanta fotovoltaica y eólica, tras la que no vuelve a crecer nada en décadas.
Estamos cambiando los paisajes y los alimentos que produce nuestra tierra por paneles solares, plástico y tornillos que esterilizan nuestro campo y que traerá la descapitalización alimentaria y por tanto la importación masiva de alimentos de terceros países que no han cumplido con los rigurosos estándares de calidad europeos poniendo a los agricultores españoles en una situación muy precaria. Estas plantas, son construidas utilizando un recurso que es escaso e irremplazable: el suelo. La construcción de las plantas conlleva movimientos de tierras, soterramientos, cimentación y vallados que afectan al suelo de una forma prácticamente irreversible y que si no son realizados de una forma adecuada pueden conducir a mayores riesgos de erosión y escorrentías. Además, en la mayoría de las ocasiones el suelo que es utilizado para estas plantas es sustraído de la producción agrícola y ganadera con lo que en el largo plazo podemos poner en riesgo nuestra soberanía y seguridad alimentaria.
Energía, alimentación y medio ambiente pueden y deben ser compatibles. Las energías renovables son y serán importantes en el desarrollo energético de nuestro país, pero es fundamental dar a conocer la otra cara de la moneda que no se muestra, como por ejemplo el impacto de este tipo mega plantas energéticas sobre la biodiversidad y en el paisaje de nuestro entorno. Lo que no nos cuentan cuando se escudan en el cacareado “es de interés público” es el enorme impacto medioambiental de la energía fotovoltaica debido al uso de materiales muy contaminantes en su fabricación, de los potenciales residuos que se generan al final de su vida útil, de la ocupación de territorio y su afección a la biodiversidad y de los impactos paisajísticos. Por supuesto tampoco les importa mucho estas expropiaciones forzosas que sufren muchos agricultores que en numerosas ocasiones no son siempre justificadas.
Lo que tampoco nos cuentan es que tan solo el 20% de la energía solar obtenida por los paneles se convierte en electricidad, mientras que el 80% restante contribuye al calentamiento y aumento de temperaturas en las zonas cercanas al lugar en el que están instalados. Por tanto la proliferación y colocación de estos paneles solares en las ciudades podría incrementar el fenómeno de las islas de calor urbanas, principalmente en zonas donde hay poca o ninguna vegetación.
Tras la excusa de querer proporcionar energía limpia para miles de hogares se ha construido una burbuja que tiene tintes de estafa, que está enriqueciendo a empresarios y mega empresas y fondos de inversión con intereses exclusivamente económicos por encima de sociales, ambientales y rurales, importándoles muy poco la herida tan grande que estas macro instalaciones dejarán en el territorio rural de nuestro país.
por AntonioDeMiguelAnton | Nov 18, 2024 | Naturaleza, Opinión, Política
Lo que realmente mata es no planificar la capacidad de respuesta; lo que mata es dar permisos y construir infraestructuras al límite en zonas de alto riesgo inundables; lo que mata es el modelo de edificación en España, en especial en el litoral mediterráneo, donde se antepone la especulación urbana por encima de la seguridad. Lo que mata es no hacer política de prevención. Lo que mata es la falta de inversión en obras hidráulicas. Lo que mata es el incumplimiento de la ejecución de esas inversiones hidráulicas una vez anunciadas en los programas electorales. !Estos si que son bulos!
Lo que mata es edificar mucho y mal. Lo que mata es la mala gestión política en estos desastres. Lo que mata es no actuar rápidamente y con equipos idóneos formados para la prevención. Lo que mata es la descoordinación y disfunciones entre los distintos niveles administrativos. Lo que mata es no tener una respuesta política eficaz. Lo que mata es el populismo y los intereses electoralistas. Lo que mata es estar mas pendiente del tira y afloja, del cruce de acusaciones y de emitir la respuesta política adecuada que en salvar vidas. Lo que mata es la burocracia, el partidismo y la mala coordinación. Lo que mata es una comunicación nefasta que llega tarde y también la falta de mensajes de alerta efectivos y adecuados a tiempo. Lo que mata es la falta de rigor y humildad en la gestión. Lo que mata es la ausencia de formación y protocolos de emergencias efectivos. Lo que mata es la gestión incorrecta de las cuencas de ríos y barrancos.
En estos día estamos viendo como muchos políticos quieren tapar sus malas decisiones, sus momentos lamentables de incumplimientos y negligencias con excusas y justificaciones absurdas; y lo hacen para evadirse de sus responsabilidades. Y lo hacen todos a una porque el argumentario del partido así se lo pide. Aquí en Guadalajara el Presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha y secretario general del PSOE de la provincia de Guadalajara salía estos días con una artículo de opinión achacando todo al cambio climático y a los “terraplanistas” que lo niegan. ¿Se puede ser más inmoral, cínico y populista?
¡Y no crean que este asunto no nos afecta a los guadalajareños! Ayer mismo paseaba por el barranco del Arroyo de Monjardín en el Remate de Las Cañas en la ciudad de Guadalajara y pude comprobar la situación de dejadez de nuestro cauce del río Henares y de nuestros barrancos. La limpieza de los barrancos y cauces debe ser una prioridad, se deben de tener sin obstáculos y con una atención y supervisión técnica adecuada a modo de prevención. Tiene que haber unos planes de actuación para prevenir posibles inundaciones y por supuesto la debida atención y restauración hidrológico-forestal para corregir el deterioro del suelo y la cubierta vegetal, mediante la conservación o la reforestación con especies autóctonas o mediante la aplicación de medidas de control de la erosión, que disminuyen la producción de escorrentía, como pueden ser la corrección de laderas, la corrección de torrentes mediante presas o la corrección de prácticas agrícolas.
Pedir perdón, admitir sus errores y dimitir nunca entra dentro de la cultura política ni en su estrategia. Prefieren culpar al contrario o declinar la culpa en absurdeces como el cambio climático e incluso usan estas catástrofes para echar los muertos sobre sus adversarios con el fin de ganar votos. ¡Qué indecencia!
por AntonioDeMiguelAnton | Oct 21, 2024 | Naturaleza, Opinión, Política
El próximo sábado día 26 de octubre tendrá lugar en Cantalojas (Guadalajara) un festival por la conservación del lobo. Es un evento que según dicen sus organizadores -la denominada Sociedad Científica DIRUS en colaboración con el Voluntariado Nacional para el Censo del Lobo- será una fiesta del lobo con charlas, actividades, música, talleres, artesanía y restauración.
La indignación y el cabreo de los ganaderos de la Sierra Norte de Guadalajara con la celebración de esta fiesta del lobo es muy grande porque están hartos de los continuos ataques de lobo a sus cabañas ganaderas y que están causando muchas pérdidas que incluso les hace replantearse la continuidad de sus explotaciones. Sus testimonios son desoladores y es que están viviendo situaciones insostenibles; está generando -en algunos casos- que los ganaderos dejen los pueblos y que no haya renovación generacional.
“Vienen a reírse de nosotros y no se lo vamos a permitir” me decían el pasado fin de semana -muy cabreados- algunos pastores de la zona, que ven día a día como el cánido les roba parte de su sacrificio en estas tierras guadalajareñas en las que es tan difícil subsistir y sacar adelante los negocios ganaderos; pues la administración ayuda bien poco con las indemnizaciones que son muy escasas, insuficientes, injustas, lentas, con muchas trabas administrativas y multitud de trámites burocráticos; y que llegan siempre mal y tarde. Al ganadero se le debería indemnizar no con el valor standard del animal sino por el valor de reposición; la Administración no solo debe indemnizar por el lucro cesante por la muerte del animal sino también por el daño emergente y costes asociados, es decir por los gastos que se asumen cuando se pierde un animal. Se debería indemnizar y compensar de una forma adecuada y proporcional. Indemnizar bien y pronto.
Comenta a los medios de comunicación el director de esta Sociedad y Censo Ángel M. Sánchez, que el objetivo del festival es poner en valor al lobo y divulgar la necesidad de restaurar el ecosistema de la Sierra Norte de Guadalajara, a partir de estas piezas claves que son los lobos, y así evitar desequilibrios porque “su situación no es tan boyante en España” y es “más sencillo poblar esta zona de Guadalajara por ser zona de contacto y su presencia es ocasional”; vamos que quieren llenarnos de lobo la zona porque en España hay pocos. Comenta también que el lobo sigue a día de hoy en peligro y que “su situación general no ha mejorado mucho desde los tiempos en los que estuvo al borde de la extinción”.
Miente, es falso que el lobo esté en peligro en España o que corra riesgo. Las manadas y ejemplares crecen, pero los ecosistemas no dan para más lobo, no tienen espacio. La naturaleza ya no es lo que era. No se puede pensar en procesos utópicos de recolonización y expansión del lobo en sus antiguos territorios. El futuro, desde mi punto de vista, está en crear reservas y protegerlas. El lobo en España no es una especie amenazada sino en franca expansión. Quien sí que está en grave peligro de extinción es el hombre del campo y el mundo rural. El lobo no está en situación vulnerable en España; los que si están desprotegidos son las vacas, ovejas y equinos; o sea la ganadería extensiva y en consecuencia el medio rural. Somos el país de Europa occidental con más lobos: casi 4.000 según épocas del año, y subiendo un 30% ataques al ganado. Tal es la situación que la Unión Europea recientemente ha propuesto rebajar la categoría de proteger “estrictamente” a los lobos por el Convenio de Berna a rebajar su categoría a “protegida”.
El Lobo es ya un negocio para algunos; les ofrece platós de televisión, puestos en la universidad, sillones políticos, fiestas y eventos lucrativos, cargos en organismos varios, presidencias en entidades variopintas… Si tanto quieren al lobo, no deberían hacer de él su forma de vida, deberían dejar sus intereses ideológicos, políticos y su conveniencias comerciales a un lado que no provocan otra cosa que avivar el eterno conflicto del lobo. Deberían dejar a un lado querer vivir del cuento del lobo.
Este eterno problema del lobo y el hombre que hay en España no se solucionará con este tipo de eventos ni con posturas radicales ultra proteccionistas, ni con leyes promovidas y amparadas en un solo lado. Viviremos condenados a una guerra continua entre posiciones e intereses si no se escuchan y se tienen en cuenta a todas las partes. Es necesario encontrar un equilibrio entre todos los sectores implicados por el bien de la especie. La conservación del lobo necesita de consensos y de acuerdos con todos los agentes implicados en su gestión: administraciones, mundo científico, ganaderos, conservacionistas en pos de una coexistencia entre el cánido.
Se preguntarán ustedes que deberíamos hacer para solucionar el problema. En mi opinión la clave está en acabar con el conflicto social; el mayor problema de conservación del lobo es el conflicto social. Hace falta un plan de gestión que permita una eficaz conservación del lobo dentro de un marco de coexistencia con el mundo rural. Se debería controlar las poblaciones de lobos para minimizar las depredaciones sobre el ganado y seguir manteniendo una población viable de la especie. Se debería asegurar una convivencia posible entre la expansión de la especie y la permanencia, imprescindible, de la ganadería extensiva y tradicional. Hay sitios donde el lobo hace mucho daño. Ese control poblacional se debería hacer con una gestión más técnica. Con controles puntuales conducidos con criterios técnicos y no batidas aleatorias como se hace ahora. Además de controlar su expansión se debería dar seguridad a esa coexistencia y dotar de recursos a esta gestión, europeos a través de la PAC y nacionales también. El lobo es un gran depredador que necesita alimentarse, y las cabezas de ganado que pastan en el campo son una presa fácil y apetitosa. En las zonas con densidades altas de presencia de lobos, la ganadería extensiva se hace insostenible. En estos casos y zonas es necesario el debido control poblacional del lobo.
Urge el dialogo y la búsqueda del consenso para, entre todas las partes afectadas, lograr garantizar un equilibrio entre la conservación del lobo y la actividad ganadera. Urge una estrategia común nacional del lobo teniendo en cuenta las peculiaridades de cada zona. Urge compensar a los ganaderos afectados por ataques con fondos europeos o que uno de los ecoesquemas de la nueva PAC favorezca a las granjas ubicadas en áreas con grandes carnívoros. Urge hablar con todas las partes implicadas, analizar todo con la debida prudencia y partir de un análisis actualizado del número real de manadas y ejemplares que existen en España. Urge realizar un censo científico neutro real no preñado de conveniencias espurias e intereses y conveniencias. Urge una evaluación de la población de lobo, un estudio de la dinámica de la población continua, hecha con neutralidad y sin intereses o conveniencias espurias, con el debido tiempo de estudio, rigurosa y sin un margen de error significativo. Así veremos si la población está aumentando, disminuyendo o es estable de una forma fiable para establecer la gestión de sus poblaciones y crear estrategias de gestión.
Este conflicto entre lobos y ganaderos, es tan antiguo como la propia ganadería. Estos conflictos entre lobos y hombres comenzaron varios miles de años atrás cuando al salir los primeros humanos de África comenzaron a compartir el hábitat y las presas con los lobos. La solución más satisfactoria para todos sería crear reservas: el «rewilding» que traducido vendría a significar «reasalvajamiento».
Consiste en crear grandes áreas en las que la intervención humana sea mínima para no romper el equilibrio natural entre el lobo y sus presas, pues precisamente de ahí surgieron los problemas. Zonas en las que no haya ganado, que cuenten con condiciones adecuadas para que viva el lobo. Así, en estas zonas reservadas, los lobos podrían vivir en paz sin ser perseguidos por el hombre, limitándose para ello toda intervención humana que pudiera incidir negativamente en la vida del animal.
Antonio de Miguel Antón.
por AntonioDeMiguelAnton | Oct 14, 2024 | Naturaleza, Política
El cinamomo o árbol del paraíso es un árbol caduco de corteza oscura que mantiene el fruto en sus ramas durante todo el invierno. Crece muy rápido si las condiciones son favorables alcanzando hasta los 15 metros; por esa razón es un árbol de los denominados “de sombra”. Sus hojas son compuestas y caducas, se tiñen de amarillo al caer y se pueden confundir con la de algunos fresnos. En primavera no suele ser uno de los primeros árboles en despertar y brotar, y esperará a que otras especies lo hagan primero.
Es un árbol muy coqueto y su aroma es embriagador; siempre guarda algo de belleza para los meses de invierno porque sus ramas están plagadas de muchísimos frutos de color ocre que esconden en su interior una estructura muy original con las semillas en su interior; antiguamente se unían con hilo para elaborar rosarios con ellas. El cinamomo es originario de las regiones montañosas del Himalaya y el norte de China. Desde allí, se dispersó a través de las rutas comerciales hacia otras partes del mundo hasta conquistarlo por completo en parques, jardines y calles por su belleza y sombra.
Estos días hemos perdido el más singular de Guadalajara que estaba en la Plaza del Jardinillo. Cada día que paseábamos a su lado se sentía su aroma sobre todo cuando estaba en plena época de floración y también disfrutábamos de su preciosa copa con tonos lila; y de su flor delicada con cinco pétalos blanquecinos que conforma una obra maestra de la naturaleza con su inconfundible aroma.
Desde hace mucho tiempo hemos descuidado en Guadalajara cuidar de nuestros árboles que están demasiado enfermos; por esa razón se están sucediendo la caída de ramas e incluso ejemplares enteros con las ventiscas, poniendo en evidencia que los árboles no se encuentran en buen estado; hay demasiados árboles enfermos en la capital.
El mantenimiento de nuestros árboles tendría que abarcar la práctica de tratamientos fitosanitarios para prevenir las plagas y enfermedades y realizar una poda de mantenimiento cada dos o tres años y hechas de forma correcta no extremas como se hacen en numerosas ocasiones; quitando muy a menudo más de la tercera parte de su ramas, provocándole entonces al árbol heridas muy grandes por las que le atacan insectos y otros patógenos. Además es necesario que estas podas sean en temporada y utilizar herramientas desinfectadas para evitar el riesgo de transmisión de enfermedades entre árboles. Estas podas tan agresivas pueden llegar a provocar la muerte de parte de las raíces, originando podredumbre y poniendo en riesgo su estabilidad y que el árbol crezca descompensado y sin la estabilidad correcta.
Otro de los asuntos que hay que cuidar es la formación de los jardineros y dotarlos de una correcta capacitación, de técnicas y de conocimientos botánicos. Tal vez sería fundamental crear y mantener la especialidad en arboricultura en España para cuidar correctamente a nuestros tesoros verdes.
Por otro lado nuestros administradores públicos, nuestros gobiernos deberían cambiar sus formas de pensar y proceder, pues últimamente olvidaron generar políticas apropiadas en torno a nuestros espacios verdes y en concreto a nuestros árboles. No se puede pretender plantar árboles que sean grandes desde el primer día y se seleccionen especies muy baratas, de rápido crecimiento y olvidar aspectos tan fundamentales como las características de la especie elegida, el tamaño, la floración, la potencia de sus raices, la frondosidad, su carácter invasivo, su reproducción, la resistencia a enfermedades, su fructificación, su toxicidad o sus alergias.
Mantener nuestros árboles correctamente en Guadalajara costaría mucho dinero, sus tratamientos manuales y químicos periódicos a los que se les tiene que someter pueden llegar a ser además complicados. Como no lo gestionemos correctamente nos veremos abocados a tener más incidentes si no se toman soluciones y a presenciar mas caídas de ramas y de árboles en nuestra ciudad, con el consiguiente riesgo para los que pasemáos por ella con asiduidad. Guadalajara necesita un plan de gestión urgente de su arbolado ya.
por AntonioDeMiguelAnton | Ago 22, 2024 | Naturaleza, Opinión, Política
“El final del verano llegó y tu partirás” es una de las estrofas de esa canción mítica que interpretaba el Duo Dinámico, y que tanto calaba en todos los guateques y discotecas españolas en una clara alusión a un amor veraniego abandonado. Y, de un modo muy parecido, ahora dejamos igual nuestro pueblo al destino como dejábamos esa novia estival. En verano todo explota y se transforma, pero los pueblos también tienen otoño e invierno, incluso primaveras.
Ahora esas plazas, esas calles, esa barra del bar empieza a quedarse vacía en esos pueblos donde Guadalajara se vuelve silenciosa, en esa otra España rural que pasa la mayor parte del año viendo cómo el lugar envejece, solitaria, como los más jóvenes no paran de irse y cuesta retener siquiera los servicios más básicos.
Muchas familias siguen yendo a los pueblos porque tienen un arraigo que viene de los padres, de los abuelos, pero viven fuera. Pasan los veranos en ellos y siguen volviendo para las fiestas; pero ¿qué ocurre cuando llega el final del verano? ¿Cómo mantener el arraigo durante todo el año y también año tras año y generación tras generación?
Me comenta Julia, una octogenaria, de un precioso pueblo guadalajareño situado en una de las denominadas “zonas de extrema, intensa y en riesgo de despoblación” que en su pueblo se triplicada la población en los meses de verano, pero que “por aquí se sigue perdiendo vecinos y que es difícil encontrar personas que se quieran empadronar y venir a vivir todo el año”.
¿Puede resistir un municipio con todos sus servicios simplemente con veraneantes?
No se trata de llenar los pueblos de gente en verano y de aumentar empadronamientos irreales sino de aplicar políticas y estrategias más contundentes en favor del mundo rural mediante medidas reales de promoción de la actividad productiva y el empleo y contra el aislamiento geográfico, para que estas zonas tengan buenas y atractivas posibilidades de trabajo, de comunicación. Años atrás me decía Julia “el pueblo tenía cajero del banco, pescadería, escuela, panadería y algun bar más”, actualmente solo queda un bar que sobrevive a esa emigración de la población hacia las ciudades. Esta es la situación y las circustancias de muchos pueblos guadalajareños con un futuro incierto.
Nuestros dirigentes políticos cada vez utilizan más los fondos europeos de desarrollo rural para subvenciones varias, lo cual es erróneo si se pretende fomentar la economía rural. Si realmente se quisiera un renacimiento rural deberían surgir de las fuerzas del mercado, tanto del mercado laboral como el mercado residencial. De esta forma si se frenaría de una forma real la pérdida demográfica y se revertiría el fenómeno de la despoblación.
Para muchos nuestras raíces, nuestras costumbres y tradiciones provienen de nuestros pueblos. Y es por ello que debemos seguir trabajando para cuidar y proteger esa España despoblada que lucha cada año por seguir viva.