LAS LISTAS DE ESPERA DE LA VERGÜENZA

Estamos viviendo tiempos de un vacuo espectáculo de la política en el que cabe todo y todo se normaliza con una habituación y perdida de sensibilidad que están teniendo efectos muy negativos y profundos en nuestras sociedad. Se están normalizando situaciones, tendencias y circunstancias que realmente no deberían considerarse normales; una de ellas es las listas de espera quirúrgicas, de consultas externas y de técnicas de diagnóstico en nuestros hospitales públicos.

El Ministerio de Sanidad ha publicado los datos recogidos de las listas de espera a cierre de 2023 y de nuevo los datos son desalentadores: casi 850.000 pacientes aguardan una media de 128 días para ser intervenidos quirúrgicamente en la sanidad pública. Estas cifras son superiores a la de 2022: 793.521 españoles esperaban una media de 122 días para pasar por quirófano. La espera media para la consulta con un especialista se demora hasta 95 días. Castilla-La Mancha cerró el 2023 con un total de 33.175 pacientes en lista de espera para operarse en el Sistema Nacional de Salud.

En Guadalajara si consultas sus datos de listas de espera quirúrgicas en el C.H.U puedes comprobar como para urología el tiempo medio de espera es de 151 días, en cirugía vascular de de 150 días, en oftalmología 141 días y en digestivo 34 días. Si revisas las listas de espera de consultas externas verás que tienes un tiempo de espera para psiquiatría de 120 días, en oftalmología de 54 días, en urología de 54 días. Y en las listas de técnicas diagnósticas para una endoscopia digestiva tienes un tiempo medio de espera de 187 días, de 72 días para una radiología digestiva y de 30 días para una tomografía computerizada.

Osea, que por ejemplo, en Guadalajara esperas por el especialista en urología 54 días pero luego debes también pasar aguardando otro tanto tiempo para una prueba diagnóstica que certifique lo que tienes; y ya después de eso, si así lo prescribe el médico, te pones en la fila para operarte otros 151 días. Esto hace un total de unos 235 días aproximadamente. El sistema actual no es claro y no cuenta todo el tiempo real que pasa desde que tu médico te deriva a un especialista y este te detecta un problema de salud hasta que se resuelve.

Este asunto ha tenido siempre una utilización política muy alta y en esa medida los políticos son poco transparentes. Estas listas de espera de la vergüenza son inasumibles y nunca debemos normalizarlas, debemos exigir a nuestros políticos una sanidad y una medicina más resolutiva, en la que se puedan hacer todas las pruebas en pocos días.

LA GUERRA DEL AGUA

¿Se han dado cuenta como aparecen en escena los políticos cuando llegan las fuertes lluvias y aumenta el caudal de nuestros ríos y en consecuencia la de nuestros pantanos? Y también lo hacen cuando hay escasez y nuestras reservas hídricas están al límite; tanto los que les toca gobernar como la oposición. Yo a este tipo de política lo llamo la “política buitre”, la política de hienas, buitres y coleópteros: de carroñeros.

Cada vez que he hablado del problema del agua con algún político siempre dicen lo mismo, sea cual sea su partido, siempre habla de consenso, de que el agua debe de ser un campo de acuerdos y que entre todos se puede empezar a solucionar el problema tan grave que tenemos en España; que hay que equilibrar España y llevar agua desde donde sobra hacia donde falta, a través de un plan y un pacto nacional del agua.

Año tras año desde hace muchos años llevamos escuchando la misma cantinela pero estamos ya en 2024 con el problema del agua al límite y sin consenso en la solución. Año tras año nuestros partidos políticos -los del viejo sistema bipartidista y también los nuevos, que dicen que vienen a aportar soluciones- vuelven con la guerra del agua y vuelven a ocupar espacios en los medios de comunicación y en sus agendas políticas partidistas y electoralistas.

No se entiende que pasen los años, y los gobiernos, tanto regionales, como nacionales -de uno y otro signo-, continúen sin poner soluciones y sea una quimera alcanzar un acuerdo de amplia base en una cuestión tan relevante. Parece inverosimil que sean incapaces de ordenar los recursos hídricos de tal manera que puedan atender las necesidades de todas las regiones a través de una estrategia nacional en torno al agua. La derogación del trasvase del Ebro por parte del Gobierno de Zapatero en 2004 condenó a un punto muerto al Plan Hidrológico Nacional. Y, desde entonces, ningún Ejecutivo se ha atrevido a encarar un pacto nacional en esta materia.

Pasarán los años y seguiremos en la eterna batalla nacional y regional por un elemento habitualmente convertido en arma política arrojadiza. Guadalajara y su proyecto para la conexión entre el Sorbe y el Bornova es un claro ejemplo de esta guerra del agua. El Sorbe tiene unas aportaciones de unos 140 Hm3, de los que apenas puede embalsar más de 40. Si en años de abundancia, como este año, condujéramos parte de los excedentes hasta Alcorlo, se evitarán los desembalses y se podría satisfacer las necesidades de los regantes del Bornova y a las necesidades de la MAS. La construcción de ese túnel que iría por los municipios de Tamajón, Semillas, Zarzuela de Jadraque, La Toba y Arroyo de las Fraguas a traves de una conexión por gravedad debería ser una realidad, pero los intereses políticos y la batalla ideológica del agua en Guadalajara lo ha impedido. La evaluación de Impacto Ambiental encargada, publicada en el BOE el 24 de febrero de 2011, fue negativa y nunca se buscó reparar de alguna forma ese impacto. Al final va a llevar razón John F. Kennedy que dijo que “quien fuere capaz de resolver los problemas del agua, sería merecedor de dos premios Nóbel, uno por la Paz y otro por la Ciencia”.

LAS TRACTORADAS Y SUS PERSONAJES

Siempre he considerado al teatro como una herramienta única para el desarrollo de valores importantes en la sociedad. Con él aprendes de emociones, de empatía, de creatividad, de trabajo en equipo, de colaboración, de confianza en uno mismo y en los demás, y de respeto hacia las diferentes perspectivas y opiniones. Para entender una obra es fundamental conocer a los protagonistas y de esa forma entender sus motivaciones y razones para actuar de esa manera a lo largo de la obra. Si tienes una idea más o menos clara de quiénes son los personajes y cuáles son sus objetivos, sus intereses y conveniencias, puedes entonces seguir el hilo de la trama y no perderte nada de lo que está sucediendo en el escenario. Además, conocer a los actores y sus personajes te ayuda a empatizar con ellos y a conectar con la obra de una manera más profunda. Si entendemos sus luchas y conflictos internos, podremos involucrados en la historia, posicionarnos y entender quiénes son y que buscan realmente.

Para entender por qué se ha despreciado y olvidado al campo y culpabilizado a los agricultores y ganaderos del deterioro de nuestra naturaleza y para conocer el porqué de las movilizaciones de los agricultores y ganaderos de estas semanas, al igual que en el teatro, hay que conocer los problemas, a los actores protagonistas que forman parte del conflicto y sus intereses y conveniencias. Respecto a los problemas, el primero es que se ha despreciado y olvidado al campo y culpabilizado a los agricultores y ganaderos del deterioro de nuestra naturaleza. El segundo es que los agricultores y ganaderos están sometidos a presiones económicas y leyes regulatorias nacionales y europeas que amenazan su subsistencia. Leyes como las que surgen alrededor de La Agenda 2030 bajo la excusas medioambientales que son una verdadera declaración de guerra al campo.

El gran pacto verde europeo y sus distintas derivadas en forma de directivas, reglamentos y estrategias como la estrategia de la biodiversidad y la de la granja a la mesa, que habría que derogar son un ejemplo de ello. También a nivel nacional en España hay más leyes derivadas de este gran pacto verde europeo como la estrategia nacional de la restauración de la naturaleza, la ley de uso sostenible de fitosanitarios, la ley de fertilizantes de usos agrícolas, la ley de derecho animal y tantas otras.

El primer actor es la PAC de la Unión Europea. Esa política agraria común está cargada de restricciones, de burocracia y de falso medioambientalismo. El segundo actor es el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación don Luis Planas y su paquete de 18 medidas para solucionar el problema. El tercer actor son todos esos interlocutores que el gobierno de España recibe como “interlocutores validos” para las negociaciones con el ministerio, que no son otros que las hiper subvencionadas organizaciones sindicales del campo muy vinculados a los partidos tradicionales desde su nacimiento: la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). El cuarto actor es un joven y popular sindicato muy mayoritario llamado Unión de Uniones y que el Gobierno no les reconoce como interlocutor en las huelgas de agricultores. El quinto actor es el colectivo o movimiento 6F de agricultores, ganaderos y pescadores independientes nacido en España a raíz de los movimiento europeos. Este movimiento se ha ido desgastado y perdiendo su capacidad de influencia, liderazgo y organización. Han convocado sus propias tractoradas y nació por el hartazgo del sector primario están hacia sindicatos y políticos. Ha surgido en redes sociales y son responsables de gran parte de las movilizaciones de agricultores durante estas semanas.

El ministro Luis Planas es el maestro de ceremonias de este postureo político y trata de embaucar con sus artes trileras a las organizaciones agrarias para que estas cesen sus movilizaciones y quejas en la calle. Los ánimos están muy cargados y Sánchez le ha pedido que quite ruido y crispación. Sus medidas propuestas afectan a competencias de la Unión Europea, son las relativas a las PAC y a los acuerdos comerciales con terceros países y también afectan al Gobierno estatal y a las comunidades autónomas. Las organizaciones agrarias terminarán por aceptar las medidas del gobierno; tienen sus intereses y están conectadas con el poder y dependientes de sus exquisitas subvenciones y demás conveniencias.

Las movilizaciones siguen porque los agricultores y ganaderos independientes no se conforman con las medidas y migajas que propone el ministro. Desconfían de sindicatos, de asociaciones agrarias, de políticos, políticas y del gobierno de Sánchez. Las medidas no mejoran ni solucionan el problema. Las mejoras de la cadena alimentaria que proponen no sirven para nada. Habla de simplificar y flexibilizar la PAC y lo que hay que hacer es derogarla y crear una PAC que esté exenta de burocracia inservible y de restricciones ambientalistas. La PAC tiene que servir para compensar costes de producción, hacerla rentable y que disminuya el precio de los productos de los consumidores. El ministro también habla de las clausulas espejo que son las condiciones que los agricultores españoles exigen que tengan también los países terceros extracomunitarios. Pero esto no depende del ministro, no puede dárselo. Corresponde a la comunidad europea hacerlo.

Detrás de todas estas decisiones políticas está la sombra de la Agenda 2030. Esta agenda con sus 17 objetivos y 169 metas y su aparente finalidad de «poner fin a la pobreza y el hambre y de proteger al planeta» y con su lenguaje voluntarista y rimbombante esconde un programa totalitario y liberticida. Su verdadero objetivo es sólo la dominación a través de la imposición de un nuevo orden mundial basado en un férreo control estatal y en la servidumbre de un ser humano despojado de derechos. Es una agenda totalitaria que aspira a controlar la totalidad de la vida de los individuos: que tenemos que comer, como debemos vestir, donde vivir, que tradiciones y costumbres debemos tener y cuales no, como debemos de relacionarnos con los animales etc. El concepto de libertad brilla por su ausencia. La libertad individual y la iniciativa privada son ninguneadas a favor de un constante intervencionismo estatal. Ahí, en esta agenda está la madre del cordero.

EL CINE Y LA POLÍTICA

No es buena noticia que Guadalajara se quede sin el FESCIGU. No se le puede quitar a la ciudad parte de su historia reciente y de su cultura, porque es como quitarle parte de su esencia. Si quitas y censuras todo aquello que está lejos de tí porque ellos hacen lo mismo cuando están en el poder es de una hipocresía insoportable, es poco ejemplar y es una utilización política de la libertad. Los guadalajareños queremos diversidad y pluralidad cultural, queremos libertad de expresión y tolerancia.

El asunto de la politización de la cultura es extremadamente grave, es una forma de corrupción moral y de pensamiento. Muchos de nuestros políticos creen que dar la batalla de las ideas es censurar y anular actos culturales. Ese tipo de batalla cultural es pura ideología fanática contra la que debemos rebelarnos. Nos obligan a escoger bando y eso hace mucho daño a la cultura de Guadalajara.

Soy consciente que el cine español está demasiado politizado, y eso hay que solucionarlo, pero no a golpe de cancelación. El cine es un arte con mucho trabajo, talento y profesionalidad detrás que necesita llegar a un público que lo aprecie sin prejuicios ni ideologías. El cine es una fábrica de sueños, de ideas, de sentimientos, de aspiraciones, de deseos, de esperanzas, de historias inagotables, de humanidad. Es una excelente herramienta de valores y de comunicación que se tiene que articular y cimentar a partir de la rabiosa subjetividad de miradas heterogéneas.

El cine en Guadalajara no puede convertirse en una cosa política ni en un vehículo para la propaganda del poder, tiene que ser motor de cambio social y económico para la ciudad. Todo el que busque el cine para influir en nuestras ideas políticas y para alterar los números electorales hace mucho daño a la ciudad.

El FUERTE DE SAN FRANCISCO Y NUESTROS POLÍTICOS

Lo que está ocurriendo con el Fuerte de San Francisco en nuestra ciudad merece una reflexión profunda sobre la política y sobre nuestros políticos. La política debe ser una actividad cuyo objetivo general ha de ser la de resolver pacífica, democrática y razonablemente los conflictos entre las personas a quienes representan. La política tiene que organizar la convivencia y buscar y promover el bien común. La política tiene que ser la solución y no el problema.

El asunto del Fuerte de San Francisco se ha convertido en una utilización de las administraciones por encima de los intereses de la ciudad de Guadalajara. Es un claro ejemplo de enfrentamiento de posturas partidistas radicales cerradas e inamovibles que nada bueno traerán para el futuro de los guadalajareños. Esa cerrazón de unos y de otros que impide que nadie ceda no va a ser bueno para los guadalajareños ni para el interés general de la ciudad.

Nuestros dirigentes son incapaces de estar a la altura de lo que les exige la política democrática. Están siendo incapaces de resolver un problema y no están cumpliendo con los deberes que se derivan de ella, que no es otro que el buscar la esencia del interés común respetando las reglas del juego político.

Los guadalajareños tenemos muy claro que este asunto del Fuerte es un ejemplo de como la política se está pervirtiendo y que existe un problema muy grande con los actuales actores políticos en Guadalajara, que se oligarquizan y que olvidan de anteponer el interés común por encima de los intereses partidistas. Lo peor de todo es que cosas así están provocando que aumente la desconfianza hacia la clase política y aumente el rechazo hacia la propia política.

Son muchas las veces en que los intereses y deseos de los guadalajareños son obviados, no porque sean de imposible realización, sino porque hay otras razones espurias de nuestros dirigentes por encima del interés general. Este conflicto de intereses de los responsables públicos es un conflicto entre obligaciones públicas e interés partidista que puede indebidamente influir en el desarrollo de nuestra ciudad. El gestionar adecuadamente los conflictos de interés y tratar de prevenirlos es una vía para luchar contra la corrupción política y, por ello, en mi humilde y modesta opinión debería ser necesario para mejorar y proteger la democracia.

Tristemente el bien común y el interés general ya no forman parte del catálogo de motivaciones de la clase política. Cada vez hay menos políticos que antepongan los intereses de su ciudad por encima de los intereses y réditos que se obtienen de los enfrentamientos políticos.

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