EL RUIDO INVSIBLE

He pasado este fin de semana en Viena. Allí la cultura se disfruta en todos los sentidos y en estado puro. Ojalá Guadalajara aprendiese de ciudades como esta en materia de turismo y cultura; tristemente deja mucho que desear con su oferta bastante pobre, con pocas actividades y de poca variedad; y que además resultan claramente insuficientes para una ciudad que pide ya un cambio, creatividad e innovación en estrategias y en enfoques de políticas turísticas y culturales; pero esto es asunto y harina de otro costal que abordaré otro día; en realidad hoy quiero hablarles de ruido.

Sorprende al pasear las calles de Viena que sea una ciudad tan tranquila, tan ordenada, con un ambiente tan calmado y sin apenas ruido excesivo, incluso en zonas turísticas. El respeto por el silencio es envidiable, incluso en lugares públicos como en parques, plazas, restaurantes y en el transporte. ¡Menuda invitación a la relajación por toda la ciudad!

El ruido cotidiano es un enemigo invisible que puede hacernos mucho daño. De todos es sabido que en España existe un elevado grado de permisividad respecto al ruido y al exceso de volumen; permitido en diversas actividades que vulneran y violentan el derecho al disfrute armonioso y pacífico de nuestro propio hogar. En muchos casos hay una actitud excesivamente laxa o protectora con el ruidoso y displicente o despreciativa en relación con las potenciales víctimas. Un ejemplo de todo ello lo vamos a ver como cada año en nuestras Ferias y Fiestas de Guadalajara y en ese derecho asumido que se tiene para tolerar niveles de ruido que se impone por encima del derecho al descanso, incluso por encima de colectivos de ancianos, enfermos, o personas que tienen que trabajar al día siguiente. ¿Por qué la tolerancia al derecho al ruido o al volumen alto debe prevalecer (culturalmente) sobre el derecho al descanso, al silencio?

Esta cultura del ruido en muchos momentos y situaciones es alentada por la desidia e inactividad de las administraciones, e incluso por su proteccionismo. Son los ayuntamientos quienes promueven y permiten un montón de ruido con sus actividades; aquí en Guadalajara parecen no entender que habría que hacer una Feria de día y una Feria de noche en espacios bien diferenciados, como ocurre en muchas otras ciudades.
Abrir este melón en la ciudad de Guadalajara es muy complicado porque sus políticos y sus conveniencias electorales enseguida te echan encima a los peñistas y es muy difícil mantener un debate sosegado, útil y propiciar una reflexión para intentar entender por un lado por qué en nuestra Guadalajara hay tanta tolerancia al ruido y por otro para abrir caminos y propuestas para solucionar el problema del omnipresente ruido y situaciones poco cívicas en nuestra ciudad durante sus Ferias y Fiestas.

El ruido, en mi opinión, además de un problema de educación que deberíamos de abordar a través de estrategias de respeto, autocontrol y autorregulación; es un signo y un fenómeno de decadencia cultural y social. Seguramente seamos una de las sociedades mas ruidosas y los españoles nos encontremos entre los países más ruidosos del mundo, entre otras cosas  por la escasa preocupación de nuestros gobernantes por cuidar este aspecto tan importante para nuestra salud.

Felices Ferias y Fiestas para todos, para los silenciosos y para los ruidosos.

EL MARINERO SUBE-MONTAÑAS

Viajar es un continuo abrir y cerrar puertas…Hoy abres una puerta, pero mañana tienes que cerrarla, para posiblemente abrir otra pasado mañana…Abrir y cerrar puertas, eso es viajar, eso es vivir, me decía aquel viejo marinero que encontré en esa bella ciudad portuaria, con gatos en los tejados y viejas tradiciones…Sabía que allí, tras ese encuentro, tras ese corazón curtido de tantos soles y tantos mares de la vida, se escondía el relato que hoy les escribo…Cualquier trozo de esa vida, podría dar para una novela. No era un hombre corriente, vivía en el mar pero se había pasado toda su vida escalando montañas.

La conversación con aquel marinero me recordó a aquella que mantuvo el principito con el sabio zorro: “Nous sommes responsables pour ceux qui nous avons apprivoise”. Solo se conoce lo que uno domestica y eres responsable de lo que has domesticado.

Yo siempre subí montañas… ¿Y quiere saber por qué lo hice? -me preguntó-…Por dos razones, me respondió rápidamente…Porque cada vez que conseguía hacer cumbre, tenía la sensación que allí no había llegado nadie todavía… que era el primero en pisar ese suelo, en tener esa vista…Aún hoy sigo teniendo esa sensación en algunas situaciones de mi vida…Y eso me crea soledad y desesperanza muy a menudo.

¿Y la segunda? -le pregunté interrumpiendo aquel momento irrepetible-… La segunda es porque la cima de aquellas montañas, era el único lugar del planeta donde todo lo que veía, estaba por debajo del nivel de mis botas…Y para vivir después de esa sensación, hay que domesticarse a uno mismo… No es difícil si eres responsable, sabes dónde estás y lo que eres… conocer tu esencia, terminó por decirme.

De cada viaje sorprendente traemos fantásticas vivencias, maravillosas fotos, grandes y curiosos recuerdos que permanecerán a nuestro lado durante toda nuestra vida; pero lo que me regaló, lo que me entregó esa mañana, este marinero sube-montañas no podré olvidarlo jamás.

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