20200111_130639Hay personas que pasan por tu vida y no te pueden ver; son personas que no se pueden entregar, no te pueden querer porque no saben querer. Son personas que te llenan de silencio, de vacío, de desgana para querer. Si saltas al vacío con una persona así vivirás una pasión imperfecta y tu corazón y el suyo no podrán encontrarse jamás.

Sin cariño, sin amor es muy triste vivir, es muy frio existir, no se debe vivir así. Yo necesito el calor de las caricias, de los tequieros, de los teamos. Cuando quieres encenderte más y no te dejan con su frialdad, entonces, tu vida y la suya quedan enfrentadas, quedan en un punto muerto sin avance e inevitablemente se va perdiendo la cobertura entre su corazón y el tuyo. Dejan de comunicarse, de conectar.

De todas las personas que puedes enamorarte estas son las más difíciles para acceder a ellas. Difícilmente podrás encontrarlas y conocerlas, viven blindadas a la vida, al amor; os juro que es difícil convivir a diario con ello y hacerlas parte de tu vida. Puedes optar por seguir en esa mentira y de vez en cuando o a menudo cerrar los ojos para intentar tratar de encontrar una explicación y entender porque son incapaces de decir te quiero, de sentir el amor, de querer. No es sano hacerlo, vives muy solo.

Escaparse de ellas si tu corazón entró en el terreno del amor es difícil pero lo mejor es salir de esta mentira. Cuando lo haces, porque tienes que hacerlo con fortaleza y valentía, estas personas te cuentan su verdad y es cuando descubres que no las conoces, ni las has conocido. Entonces lo mejor es empezar tú a lo tuyo y ella a lo suyo, porque con su verdad intentan tirarte al suelo, pues son personas que no saben querer, que no entregan su corazón nunca, que van por la vida sin brillo en la mirada, tristes, sin amor, sin pasión; por tanto es mejor dejarlo a que no te amen nunca. Es demasiado arriesgado querer a quien no sabe querer, es muy complicado vivir con ello.

Si alguien de repente me preguntase cómo fue tu amor diré que quisiste salvarme del frio y ni tan siquiera se te ocurrió abrazarme ni restregarme cada día el dulce aroma del amor por la piel con su fragancia interminable. Hoy ya me entrego a lo que soy, a lo que deseo: a querer, a amar, a encenderme más, sin escatimar en esfuerzos, sin miedo ni reparos, sin ningún temor a seguir haciéndolo.

 

 

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