Durante estos días me han preguntado muy a menudo sobre las movilizaciones y las protestas de los agricultores en Alemania, Francia y el resto de Europa; sobre el ataque a nuestros camiones por los agricultores franceses y sobre si el sector primario también se debería movilizar en España.

Desgraciadamente los agricultores franceses creen que el precio de los productos españoles es muy bajo y suponen una competencia desleal para el resto de productores, sobre todo para los productos franceses. Los productores españoles no somos el enemigo a batir, nuestro sector primario también sufre las consecuencias de unos costes de producción que se han disparado, de una burocracia excesiva con cantidad de normas y documentación; de problemas por ausencia de agua y de legislaciones “verdes” que penalizan la productividad y que repercute en el precio final. Por supuesto también somos sufridores de competencias desleales de países extracomunitarios y de un desajuste del mercado que puede terminar por hacer correr riesgos a la hora de garantizar los suministros alimenticios.

Hay que levantar la voz y denunciar la situación que vive el mundo rural en España. Los agricultores y ganaderos, son pilares fundamentales de nuestra sociedad y se ven sometidos a presiones económicas y regulatorias que amenazan su subsistencia y la estabilidad de nuestras comunidades rurales. Este problema no solo afecta a Alemania, a Francia o a Polonia y a sus agricultores; afecta a toda Europa y a las sociedades occidentales que están ante un momento muy difícil porque se ha despreciado y olvidado al campo y culpabilizado a los agricultores y ganaderos. La sociedad urbana no debería vivir de espaldas a los problemas y de las movilizaciones del sector primario, también es su problema. De no atajarlo y poner soluciones de una forma urgente con políticas eficaces estaremos ante un posible problema de interés general por escasez y brutal encarecimiento de los alimentos.

El mundo rural y el Sector Primario necesitan unir voluntades y centrarse en la lucha de un propósito común. Necesitan líderes que unan y no que dividan dadas las circunstancias actuales que vivimos. Debemos de procurar la unidad de todos los sectores productivos del mundo rural español bajo una misma bandera y agrupar las voces en una potente respuesta del sector primario.

Los agricultores y ganaderos españoles tienen que pelear y levantar la cabeza para rebajar las exigencias de la nueva PAC agroambiental impuesta, que reduce drásticamente las producciones y en algunos casos son imposibles de llevar a cabo. Para rebajar la carga burocrática. Para solucionar el problema del relevo generacional o los problemas demográficos. Para solicitar la derogación de las leyes ambientales y protección de especies, que atentan contra la agricultura, ganadería y zonas rurales. Para que se cumpla la ley de precios, donde el agricultor no sea obligado a vender a perdidas. Para exigir el cumplimiento de control fitosanitario de la normativa Europea para todos los productos que entran de países extracomunitarios. Para comprometerse en una política de gestión del agua consecuente con las necesidades de cada territorio. Para poner claridad en el etiquetado con los países de procedencia de los productos, y precio en origen y final. Para la imposición de aranceles a la entrada de productos extracomunitarios.

Todo debemos reflexionar sobre ello y alejarlo de intereses ideológicos y políticos y de conveniencias sindicales espurias o del oportunismo de los grandes fondos de inversión que quieren quedarse con la riqueza de la agroalimentación. Es un problema de todos, del mundo rural y de la sociedad urbana. Y por ello debemos luchar como lo están haciendo en Francia, Alemania, Países Bajos, Polonia y Rumanía en otros.

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