imageA mediados de la década de los años 90, un ciudadano de Pittsburgh, atracó dos bancos de su ciudad a plena luz del día, sin tapar su cara… En seguida fue localizado y arrestado…Al ser detenido, en su confesión, alegó que se había aplicado zumo de limón en su cara, confiando en que el zumo le haría aparecer invisible ante las cámaras. “No lo entiendo, yo usé zumo de limón”.

Más tarde se supo que la curiosa idea del zumo fue una sugerencia que dos amigos que el día antes del atraco le explicaron de las propiedades de invisibilidad del limón…Se debió de sentir estúpido al descubrir la verdad.

En la misma década, Krugger y Dunning investigaron y experimentaron en la relación que había entre la estupidez y la vanidad y demostraron a través de su investigación, que consistía en medir habilidades intelectuales y sociales  a una serie de estudiantes y pedirles una autoevaluación posterior, que los individuos más incompetentes tendían  a sobrestimar su propia habilidad, siendo incapaces de reconocer sus limitaciones ni su propio nivel, ni por supuesto aceptarlo. Por otro lado, los individuos altamente cualificados tendían a subestimar su competencia relativa, asumiendo erróneamente que las tareas que son fáciles para ellos también son fáciles para otros.

La falta de realismo sobre la competencia y habilidades de uno mismo quedó latente en su estudio-proyecto de investigación, los más brillantes estimaban que estaban por debajo de la media; los mediocres se consideraban por encima de la media, y los menos dotados y más inútiles estaban convencidos de estar entre los mejores. ¡Qué curioso! Cuanto menos sabemos más creemos saber y cuanto más sabemos menos creemos saber.

Mi pregunta es ¿cuál de ellos es más feliz?…Si el que mira a su alrededor, curiosea, observa, viaja, escucha, empatiza con los demás, no es conformista y sale de su espacio de confort, o aquel que no sale de esa comodidad, vive en su caverna de realidad, tiene ideas preconcebidas y solo hace lo que sabe hacer creyendo que es lo mejor y que nunca hará nada nuevo?

Tal vez debamos de beber más zumo de limón, dice un amigo mío que es bueno para la felicidad.

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