El episodio vivido en las inmediaciones del Congreso de los Diputados entre Antonio Maestre, militante de La Sexta, y Bertrand Ndongo activista de Periodista Digital, ha sido un episodio que muestra la pérdida de credibilidad, la degradación del periodismo y la interrelación que existe entre política y periodismo, que se retroalimentan día tras día. Los dos son activistas camuflados de periodistas, ninguno de ellos es periodista y cada uno, en su lado, son extremistas polemistas que viven de molestar al otro campo magnético ideológico.
Este tipo de periodismo “basura” con tono agresivo, provocativo, acosador y persecutorio y también el otro tipo de periodismo, el servil y sumiso al poder, están proliferando y extendiéndose en la prensa española debido a la ausencia del periodismo profesional, crítico, valiente y sin ir al dictado. Me da la sensación que hace años que esta prensa se acomodó y que la adormeció esos medios que poco a poco vieron desvanecerse y como se frenaba en sus redacciones y tertulias ese artículo 20 de la Constitución, en el que se define que el periodista y el medio de comunicación tienen que deberse a los ciudadanos y recibir por su parte informaciones veraces y respetuosas con los derechos fundamentales de la persona.
Muchos medios han adulterado el periodismo y han fichado a personas que no son periodistas, son militantes y están ejerciendo como tales sin tener ni formación, ni ética periodística ni la menor intención de tenerla. Y esto poco a poco se está contagiando como una enfermedad vírica y extendiéndose por muchas redacciones y programaciones televisivas en las que se está produciendo una trivialización sesgada de esas informaciones. Esos reporteros y contertulios de la provocación que buscan más influencia y protagonismo político que el personaje o la noticia están contaminando el periodismo y al igual que la salmonelosis provoca una fuerte infección bacteriana con vómitos y diarrea, el cuadro clínico de este tipo de periodismo es parecido e igual de contagioso puesto que hay una contaminación de origen debido a las grandes transformaciones radicales del ecosistema de los medios de comunicación y de los modos de hacer periodismo; y sobre todo de unos intereses partidistas que están por encima de los intereses de los ciudadanos y de los propios periodistas y de su modo de hacer periodismo de calidad.
Afortunadamente hay oasis en el desierto que luchan contra corriente y que nos hacen creer en ese periodismo valiente, puro, honesto, sereno, perspicaz, despierto, inteligente, genuino, vocacional, firme, con principios y valores; y también nos hacen creer en un periodismo que trabaja por la búsqueda de la verdad y de repudio a la mentira. Toda mi admiración a esos excelentes periodistas y a ese excelente periodismo que pueden hacerlo con plena libertad.