Hoy se ha presentado el programa oficial para las Ferias y Fiestas de Guadalajara 2024. En su presentación se ha pronunciado numerosas veces la palabra “cambios”. Esta palabra suele ser un eslogan que no pasa de moda entre los políticos y que siempre será inherente a ellos porque les permite diferenciarse de los equipos de gobierno que quedaron atrás. Sin duda el cambio es una parte fundamental para la evolución, hace que las cosas se renueven, mejoren y se adapten, pero cuando este es real, generoso y modificador. El problema es que la política suele ser muy “gatopardiana” y “lampedusiana”; osea cambiar todo para que nada cambie; nuestro gobernantes suelen querer que todo siga como está, y para ello les resulta necesario que todo cambie.

Se ha anunciado cambio en el recorrido del traslado de la Virgen, cambio en un nuevo recorrido de los toros de fuego sin correpiés, cambio en los encierros en el dispositivo de puertas y en el cohete con el que arranca cada día el encierro y para hacerlos más inclusivos y accesibles; cambios lampedusianos.

El cambio no es algo que se elige o se espera, debería llegar por si solo, el cambio es inevitable, y está en nuestras manos abrazarlo, entenderlo y promoverlo porque de no hacerlo poco a poco la pasión, la ilusión, la fuerza y el interés se pierde. Y esto es lo que creo que ocurre con el programa de ferias y fiestas en Guadalajara.

Desde hace tiempo los guadalajareños hemos empezado a notar que nos hace falta pasar por un proceso de cambio real y transformador de nuestro modelo. Se observa año a año síntomas de cansancio, de más de lo mismo, y de estancamiento estructural porque se llevan realizando las mismas cosas durante demasiado tiempo; un mismo esquema que difícilmente se ve alterado, dando cuenta y poniendo en evidencia la predominante falta de innovación.

Un recinto de ferias y fiestas digno, sin duda, sería un buen punto de inflexión. Se trataría de crear las infraestructuras permanentes para celebrar toda clase de acontecimientos, desde las instalaciones para las atracciones de la feria y todos los servicios básicos que permitiesen sistemas de aforo y seguridad necesarios para garantizar la correcta celebración de nuestras fiestas. Un recinto ferial acorde con las necesidades reales de la ciudad, pues estas necesidades de la ciudad han cambiado. El crecimiento de Guadalajara requiere que se dé ya un paso más y que se cree este espacio para acoger eventos, ferias o conciertos. Al final sería construir un lugar perfecto para desarrollar estos acontecimientos con un mayor aforo en una zona más amplia y segura para celebrar nuestras fiestas y para poner fin a muchas quejas de guadalajareños que tienen que ver sus calles en muy malas condiciones de salubridad y de seguridad vial. Es aquí, en estos cambios, donde deberían trabajar los distintos equipos de gobierno que pasan por el Ayuntamiento de Guadalajara, para de esta forma poner en marcha propuestas realmente cambiantes y beneficiosas para la ciudad y para su modelo de ferias y fiestas.

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