Les confieso que no me sorprende ni las manifestaciones convocadas ayer contra las propuestas de VOX en materia de violencia intrafamiliar, ni los tweets de Pablo Bellido, secretario general del PSOE en Guadalajara hablando de “Negacionismo de la violencia machista”, ni tampoco los del PSOE de Guadalajara, calificando a VOX de “Formación de extrema derecha que pretende dinamitar las leyes que protegen a las mujeres”.
Las manifestaciones convocadas contra las propuestas de VOX no responden a la libertad de expresión, sino al secuestro que la izquierda pretende ejercer de la opinión de las mujeres a través de organizaciones previamente alimentadas con dinero público. La izquierda no está dispuesta a renunciar a sus monopolios, ni la sus prebendas y saldrán a la calle a defenderlas. Y si llega el caso de una forma violenta y agresiva. Estoy seguro de ello. Ya lo sufro. La izquierda vive de la confrontación. Si la lucha de clases ya no inflama, entonces tratan de crear nuevas luchas; nuevos frentes.: sexismo, animalismo, inmigracionismo, separatismo. El conflicto es imprescindible, pues sin problema, no hace falta solución. Y aquí están ellos, intentando aportar la solución y por supuesto el problema.
La oposición frontal de VOX a la ideología de género ha sido entendida por todo el progresismo, a derecha y a izquierda, como un desafío más allá de lo político. Tienen mucho miedo a que cojamos la suficiente masa muscular en las administraciones y empecemos a cerrarles sus “chiringuitos”. VOX ha sido la primera contestación y respuesta reflexionada, argumentada, sustentada en pruebas y datos, surgida desde la política frente a la ideología progresista dominante. Y es, además, una amenaza a ese secuestro de la opinión pública y de la monopolización de las ideas. Toda la artillería a emplear, en sus distintas manifestaciones, pasa por la instrumentalización de los sentimientos para conseguir la demonización de esa voz que cada vez suena más alta y clara y que no podrán frenar ya porque el efecto VOX ya es imparable.
Los españoles y también los guadalajareños, por supuesto, se han dado cuenta que VOX aboga por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Precisamente por ello es crítico con las leyes de género dirigidas a juzgar a ambos de manera desigual. Saben que lo que queremos es la derogación de ley de violencia de género y de toda norma que discrimine a un sexo de otro, pero que en su lugar crearemos una ley de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños. Saben que suprimiremos los organismos feministas radicales subvencionados, que haremos una persecución efectiva de las denuncias falsas y que protegeremos al menor en los procesos de divorcio.
Mujeres y hombres españoles empiezan a saber, a hablar del tema y a conocer que las leyes de género se han mostrado ineficientes para proteger a las mujeres, porque nunca fueron pensadas para ello. Por fin se han dado cuenta que VOX propone una Ley de violencia intrafamiliar, pues la violencia debe ser localizada, prevenida y combatida. A la violencia que se desarrolla en el seno familiar se la previene con educación en valores de amor y respeto, y se la combate con leyes destinadas a proteger a los más vulnerables y castigar severamente a quienes ejerzan y encubran esa violencia. Educación, leyes eficaces, penas ejemplares.
Hemos explicado ya de muchas formas nuestro plan en este asunto para proteger a todas las víctimas sin distinción. Muchos medios y sobre todos los que están preñados de conveniencias en ese asunto, siguen proyectando la idea de que VOX quiere desproteger a las mujeres. Ellos sabrán, las elecciones ya están muy cerca y a mucho se les están viendo sus intenciones y lo que es peor: sus conveniencias.