“No estáis solos” -gritaban en señal de apoyo- un grupo de 100 personas a los guardias civiles que están defendiendo la unidad de España estos días en Barcelona. Parece mentira que estén intentado romper a España y solo los cuerpos de seguridad del estado y 100 valientes reivindiquen la unidad de España y defiendan los valores comunes de convivencia, lealtad, igualdad, justicia y libertad que nos prometimos.
Hoy lo único que cabe ya es defender a España, todo lo demás no importa, deberíamos ser miles haciéndolo. Hay cosas que son innegociables. Unos por pereza, otros por cobardía, otros por ignorancia o pasotismo, otros por miedo; el caso es que nuestros cuerpos de seguridad están solos.
La Cataluña secesionista ha salido a la calle, ha usado hasta los niños para que vayan a las manifestaciones, los han adoctrinado durante años para apoyar esta secesión. La Constitución Española prevé que el Gobierno debe de inspeccionar, vigilar y homologar el sistema educativo. ¿Dónde está esa alta Inspección Educativa? ¿Dónde ha estado todos estos años en los que los libros de texto, profesores y centros se dedicaban a adoctrinar en la secesión de España a los jóvenes catalanes?
La mayoría de los españoles permanecemos en casa viendo por la tele como intentan romper con delitos de sedición, malversación, prevaricación y traición a nuestro país. Nos cuesta salir a la calle y defender nuestro país de esta desfragmentación que pretenden estos sediciosos golpistas. Es el momento de la verdad, deberíamos salir a la calle toda esa España silenciosa y dejar clara nuestra posición. Por ello, la Fundación DENAES, para la defensa de la Nación Española quiere unirse a esta lucha y ha convocado concentraciones para el sábado 30 de septiembre, víspera de la fecha del referéndum ilegal, a las 12 horas frente a todos los ayuntamientos de todo el país para «que se escuche a la España silenciosa»: «La España que soporta, con su trabajo y esfuerzo, los desmanes, corrupciones y torpezas de la política».
Con el lema de «España somos todos«, la fundación hace esta convocatoria «pidiendo que se aparque cualquier símbolo de partido», exhibiendo «el único símbolo que nos une a todos»: la bandera de España. «En defensa de nuestra convivencia histórica, pero también de nuestros derechos de ciudadanía y de nuestro futuro. Habla, España, habla».
“No entiendo por qué callas” decía José de Espronceda en esta poesía que retrata un momento de la historia idéntico al actual. Hoy Espronceda está más vivo que nunca me decía la amiga que me mandó esta joya. ¡Qué razón llevas!
Oigo, patria, tu aflicción,
y no entiendo por qué callas,
viendo a traidores canallas
despedazar la nación.
Dando a un ingrato felón
estúpidas concesiones,
están haciendo jirones
esta tierra milenaria,
de gente, ayer solidaria,
hoy podrida de ambiciones.
Lloras, porque te engañaron
los que lealtad prometieron,
los mismos que te aplaudieron,
y la Ley corroboraron.
Alevosos, traicioneros,
bellacos y desleales,
la convivencia entre iguales
rompen con su felonía,
y han de acabar la porfía,
en inmundos cenagales.
Buscando solo engañar,
distorsionaron la historia
para turbar la memoria
de las gentes del lugar.
Anhelantes por medrar,
con su estúpida insolencia,
rompieron la convivencia
entre familias y amigos;
requiere firme castigo
su ruin malevolencia.
Un tipo poco honorable
quiso imponer sus ideas
con maneras maniqueas,
fraudulentas, miserables,
arteras y despreciables.
Medio milenio hermanados
no lo separa un tarado
dirigente provinciano,
por mucho discurso vano
que largue desde su estrado.
¡Basta! Gritó el pueblo fiel
por toda la piel de toro.
¡Basta! Clamaron a coro
los españoles de bien.
¡Basta! Poned pie en pared
a tanta provocación.
y cortad la humillación
de estos cuatro hijos de perra,
¡No se trocea esta tierra,
somos una gran nación!
Fieles paisanos, honrados,
que queréis que vuestro nietos
os recuerden con respeto
por haberles entregado
un país fuerte y aunado.
¡Levantaos, despertad!
Negad la eventualidad
de una España fragmentada
y levantad vuestra espada
contra tanta indignidad.