EL VOX DE TRUMP Y DE PUTIN

Este sábado pasado fui invitado a intervenir en el acto que organizaban los “críticos de Vox” en Madrid con el objetivo de reclamar a la dirección que preside Santiago Abascal un congreso de “refundación” del partido para recuperar las señas de identidad con las que nació y volver a celebrar elecciones primarias para recuperar la vigencia del manifiesto fundacional y la de exigir responsabilidades por la ausencia de democracia interna y de la anulación del derecho a opinar. Accedí a la invitación en honor a la verdad y en la búsqueda de la democracia y de la libertad de expresión que debería de haber en cualquier partido. Allí todos compartían la sensación de que no la hay, que “nos han robado el partido”, que no saben quién está al mando ni qué rumbo lleva, que su presidente ha traicionado el proyecto y que ha pasado a ser rehén de los intereses de Orbán, de Putin y de Trump.

Inicié mi intervención hablando de “éxito”: he conocido a muchas personas infectadas por el “virus del éxito” como para saber que los vapores del triunfo actúan en nuestro organismo como las drogas, en un inicio nos produce sensaciones intensas de placer, de poder, de ímpetu, de entusiasmo, de dominio, pero a esta euforia inicial le siguen otros efectos que tienden a subirse a nuestro cerebro y aturdirlo, nublan nuestra visión y nos vuelven torpes y confusos. Corría el año 2017, cuando al finalizar una de las reuniones del Consejo Político de Vox -en la modesta, humilde e inicial sede de Vox de la calle Diego de León- le pedía a Abascal que no se emborrachase de éxito llegado el momento. Siempre he tendido muy claro que hay algo más difícil que sobreponerse a los fracasos es sobreponerse al éxito. El triunfo puede convertirse en tu peor enemigo.

Yo llegué a ese Vox inicial allá por el año 2014. Llegué de la mano del politólogo Lorenzo Abadía, por aquel entonces asesor de Alejo Vidal Cuadras. Lorenzo y yo liderábamos un movimiento que defendía y buscaba la necesaria reforma de la Ley Electoral y un cambio del sistema político que otorgase, por medio de la democracia, el protagonismo al ciudadano. Lo buscábamos con la incorporación de fórmulas para regenerar nuestra Democracia como la del Diputado de Distrito entre otras. En las democracias más desarrolladas no hay listas impuestas por los partidos, sino que cada persona se presenta individualmente ante circunscripciones, lo que garantiza la igualdad y la democracia verdadera. Lo incorporamos a Vox con Alejo al mando, formaba parte del manifiesto fundacional, pero el Vox de Abascal lo escondió, lo tapó. Teníamos muy claro que España no es una auténtica democracia porque los ciudadanos no elegimos el menú a comer. El menú lo eligen los que mandan, que son los partidos, las cúpulas de los partidos hacen y deshacen, y los parlamentarios que finalmente llegan al Congreso sólo están ahí para perpetuar en el poder a los partidos. El resultado de todo ello es que estos parlamentarios no defienden al ciudadano, sino a los partidos que los pusieron allí.

Y a eso llegué al Vox inicial, al Vox de Alejo como presidente, cargado de ilusión, de pasión, de ganas de cambiar las cosas. Apoyando el proyecto desde la lealtad y el rigor y a veces con mucho trabajo y esfuerzo. Me pidieron que entrara en el Consejo Político para llevar el área de Educación y la de Mundo natural y rural. El Consejo Político era, y digo era porque Abascal lo borró de un plumazo, era un órgano consultivo que orientaba, estudiaba y proponía al CEN ideas, propuestas y programas en distintas materias; era la máquina de las ideas en Vox.

La historia de Vox es la de un partido que pudo ser muy necesario pero que unos pocos han laminado, han vendido. Cuando Vidal Quadras es invitado a irse porque Abascal se hace con el poder, muchos de los seguidores de Alejo se van con él. Abascal, en ese momento, me pide que continúe en su Vox para luchar por la libertad de educación y para defender el español como lengua vehicular y para defender al campo y el mundo rural. Yo había llegado a eso a Vox entre otras cosas. Me convenció; es un buen encantador. Es entonces cuando empezamos a promover el Pin parental y el cheque educativo y asistimos a multitud de manifestaciones en Valencia para defender el español en las aulas. También empiezo a crear y liderar un grupo de expertos para la defensa del mundo rural y sus tradiciones.

En esos años Javier Ortega Smith comienza como secretario general a crear las vicesecretarías que conocemos. Él me pidió que fuese responsable y Vicesecretario Nacional de Formación. Accedo y empiezo a organizar la formación en Vox y los Campux de verano que son todo un éxito. Se hacían las cosas desde el corazón y sin cobrar un duro, al contrario poníamos, tiempo, dinero y neuronas. Posteriormente se ha convertido en un verdadero chiringuito en la formación en Vox en la que entra mucho dinero.

Vox ya no es lo que era ¿Verdad?, les pregunté a los asistentes. Pueden imaginar sus caras y sus respuestas: “perdidas de libertad, sin posibilidad de expresarte libremente, sin democracia interna…etc”. En Vox hace tiempo que desapareció el modelo del esfuerzo, de trabajo y de la mente crítica y ha dado paso al modelo del amiguismo, del negocio, de la sumisión y de la oficina de colocación de amiguetes. Muchos teníamos clara la necesidad de un liderazgo de un presidente fuerte, elegido democráticamente pero con poder real y no gobernado por diferentes órganos que obstaculizan el partido como al final ocurrió. El partido de los valores, de los principios, de las ideas y de la ejemplaridad y transparencia ha ido desapareciendo en favor de la opacidad y de los intereses comerciales y conveniencias espurias de unos pocos. Tengo la firme convicción que la principal crisis se remonta a cuando Vox decidió eliminar las primarias tras un cambio estatutario llevado a cabo justo antes de las elecciones generales, municipales y autonómicas de 2019. Aquella maniobra de Abascal impide cualquier posibilidad de regeneración y de la viabilidad de un plan para impedir que aquel Vox inicial y su manifiesto fundamental y sus principios inspiradores vuelvan.

El camino elegido por el Vox de Abascal va en esta dirección y le lleva al aislamiento y la bunkerización. Aquel enfoque inicial de aquel Vox solo puede llevarnos a la aceptación melancólica de un destino trágico al que las élites de Vox nos han traído. El Vox de Abascal ha entrado en una espiral de autodestrucción muy difícil de enderezar. Desde mi más humilde sinceridad les dije que tristemente había que partir de una premisa: en Vox no se dispone de un marco legislativo interno ni por supuesto constitucional para la regularización de los mecanismos de democracia interna. Ya se encargó Abascal de eliminarlo. Los partidos deberían de encontrar frenos normativos internos que contengan estos tipos de abusos y de maniobras caudillistas.

El Vox de Abascal nos traicionó a muchos; nos vendió a otros órganos y a otros intereses alejados del partido, de su ideario y de su manifiesto fundacional. Manifiesto fundacional que eran los principios inspiradores de un proyecto político para la renovación y el fortalecimiento de la vida democrática español, con el objetivo de cohesionar la Nación, conseguir la eficiencia del Estado, mejorar la calidad de las instituciones, garantizar la honradez de los responsables públicos e impulsar el crecimiento económico en beneficio de todos los ciudadanos. Manifiesto que nacía para unir a todos los españoles. Para que existiese realmente un vínculo entre representantes y representados. Para que la separación de poderes, base de la democracia constitucional, fuera real. Para potenciar la creación de un Estado fuerte y eficiente, administrativamente descentralizado y capaz de acomodar y reconocer la pluralidad histórica y cultural de nuestra Nación. Para que fuese clave la economía de mercado, la libre iniciativa y el pleno reconocimiento del derecho de propiedad. Para hacer de la educación una de las grandes prioridades nacionales. Para elaborar y promover una nueva Ley Electoral que sustituya el actual y que refleje fielmente el pluralismo social y favorezca a la vez la gobernabilidad del país. Para exigir una nueva Ley de Partidos que garantice su funcionamiento democrático. En resumidas cuentas para hacer una España unida, fuerte y segura de sí misma. Pero, como les dije: todos los partidos prometen cambiar estos sistemas tan poco democráticos pero todos se olvidan cuando pisan moqueta. En todos los partidos actuales se asfixia a los “disidentes” que quieren provocar estos cambios, que buscan democratizar y hacer más transparente todo. Todos los partidos que tenemos en España son organizaciones que ejercen este tipo de presiones y mandamientos a sus bases y militantes.

El Vox de Abascal ha decidido convertir a su partido en un ariete contra el Partido Popular, aunque eso suponga boicotear la construcción de una alternativa sólida al sanchismo. Ha traicionado a los principios del partido que él mismo fundó. Ha tomado unilateralmente decisiones adoptadas al margen de la militancia y de la mayor parte de los dirigentes del partido. De ahí viene mucha decepción, muchas bajas de afiliados, muchas crisis, muchas dimisiones y enfrentamientos. La militancia política en un partido es algo demasiado importante, demasiado serio, porque te identifica públicamente con una serie de ideas y personas. Y eso, te da satisfacciones pero también te cierra puertas, te crea problemas y preocupaciones.

Puse fin a mi intervención diciendo que la política no puede ser un negocio y que tampoco un partido puede estar supeditado ni subordinado a agentes externos como a Abascal le ocurre con Orbán, con Putin y con Trump. Trump se está repartiendo el mundo con sus nuevos socios delante de nuestras narices como si fuera el dueño y señor. No solo deciden sobre la soberanía de Ucrania sin Ucrania sino que, además, deciden de la política de Europa sin Europa. Abascal y sus socios de Patriots no solo han traicionado a Zelenski y a los ucranianos, también a los agricultores apoyando a Trump y sus aranceles; y por supuesto también a todos los que creemos que el comunismo no trae nada bueno a ninguna sociedad; y él ahora lo abraza y se hace compañero de armas de un Trump, de un Orbán y de un Putin que quiere pasar a la historia como los que impusieron un nuevo orden mundial.

El acto finalizó con la aprobación de lo que decidió llamarse la «Declaración de Barajas», un documento que aglutina todos los reproches, las proclamas y las demandas que se solicitarán al Vox de Abascal, entre las que destacan la ausencia de democracia interna, las dudas sobre la financiación del partido, la decisión de romper los gobiernos autonómicos de coalición con el PP o la integración del partido en el grupo del Parlamento Europeo Patriotas y la salida de los Conservadores y Reformistas (ECR) de Giorgia Meloni.

PICKLEBALL Y ABURRIMIENTO

Decía Unamuno en su filosófico libro “Niebla” que “el aburrimiento es el fondo de la vida, y es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las novelas y el amor”. Esta obra del máximo exponente de la Generación del 98 aborda profundos temas de la existencia del hombre; y uno de ellos es el aburrimiento. El aburrimiento es como un alto en el camino, como un paréntesis para avituallarte y recuperar la capacidad de atención; es una pausa que nos permite desconectar y recargarnos para podernos activarnos con mas energía, es un reinicio para coger impulso.

¿Recuerdan aquellas tardes de verano interminables cuando éramos niños? Nos mandaban a la siesta después de comer para que no se hiciesen tan largas; nos encerraban en casa con todo bajado a cal y canto para que no entrara ni una brizna de sol. En el río, en la playa, en la piscina o en el pantano el suplicio era parecido cuando había que esperar esas dos nefastas e inacabables horas antes de poder bañarse otra vez, para evitar que se cortara la digestión. En esos momentos el aburrimiento se ponía a inventar y durante todo ese tiempo que tan lentamente pasaba no poníamos a idear; muchas de nuestras mejores ideas vienen cuando estamos ociosos. Newton descubrió la Ley de la Gravedad y Descartes escribió ‘El discurso del método’ gracias al aburrimiento. Arquímedes le permitió, sumergido en una bañera, descubrir cómo medir el volumen de un cuerpo irregular y resolver el problema que el rey tirano Hierón II le formuló en relación con la pureza en oro de una corona.

Hemos acostumbrado a nuestros hijos a tener todo el tiempo siempre ocupado, con horarios llenos de actividades, con tareas estructuradas y con pantallas por todos los lados; vamos por las tardes y los fines de semana a la carrera de actividad en actividad, somos los taxistas del ocio de nuestros hijos; eso les impide poder aprender a administrar su tiempo. Aburrirse es bueno para los menores porque se trata de un lienzo en blanco donde poder crear con autonomía. Tenemos que darles la oportunidad de que sean ellos mismos los que decidan en que ocupar parte de su tiempo libre para que aprendan a decidir sobre lo que les place y apasiona; ahí es donde les hacemos autónomos y donde nace su creatividad y las ideas para solucionar problemas. No debemos solucionar su aburrimiento, ni inhibir que sean dueños de su tiempo y responsables de su gestión.

El aburrimiento es una oportunidad para explorar nuestra creatividad; permite a nuestra mente, al no estar ocupada en otras cosas, viajar, vagar y explorar otros caminos, nuevas formas de expresión, nuevas aficiones, nuevas experiencias, nuevas pasiones y talentos que teníamos ocultos. Parece mentira, pero el aburrimiento se convierte en un estimulo para buscar lo diferente y para encontrar soluciones a un problema. El aburrimiento nos permite tener pensamientos sin rumbo fijo, sin ningún foco de atención, es algo así como deambular por la mente. Somos más libres cuando nos aburrimos, más creativos, más amplios a la hora de pensar.

Y así es como se inventó el pickleball. Todo comenzó cuando una tarde de verano en el año 1965, un grupo de niños, que se encontraban con sus familias en sus casas de verano en Washington, se quejaban de estar aburridos y un padre les propuso el reto de crear su propio deporte. De esta forma tan casual nacía un deporte con un poco de pádel, un poco de tenis de mesa, un poco de tenis, otro poco de bádminton y un mucho de palas de playa. ¿Y el nombre?, pues traducido al español “Pickle’s ball” es la pelota de Pickle, Pickle era el perro de uno de estos niños al que le encantaba coger la pelota de plástico y escaparse con ella.

Este deporte viene pisando fuerte y podría poco a poco desbancar al pádel y tenis en unos años gracias a sus altos componentes de diversión, de sencillez y de ser muy heterogéneo y accesible para todas las edades y condiciones; cualquiera puede jugar. Se juega con una pelota de plástico perforada especial, en una pista similar a las de tenis y con las medidas más aproximadas a una pista de bádminton de 6,10 metros por 13,41 metros tanto para partidos individuales como dobles. La altura estándar de la red en una pista de pickleball es de 91 cm en los laterales y 86 cm en el centro, lo que garantiza un juego justo y equilibrado para los jugadores. La línea de saque de pickleball está ubicada en la zona en la que está prohibido volear, a la que se llama «cocina», tal vez por lo calentita que es; en esta zona las reglas pueden parecer complicadas, pero en realidad son bastante simples en la práctica; es la zona en la que no puedes volear pero tienes tu oportunidad y «momento» para pasar y jugar en ella. Se juega habitualmente en dobles pero también se puede jugar de forma individual.

Lo más adictivo de este nuevo deporte es su rápido ritmo y velocidad de juego. Para comenzar a jugar se tiene que sacar la pelota desde abajo, impulsando la pala desde debajo de la cintura hacia arriba sin que la pelota, al lanzarse, rebote en la pista. Se juega generalmente hasta 11 puntos, y el equipo que primero alcance o supere esa puntuación gana. Sin embargo, los jugadores deben ganar por al menos dos puntos de diferencia. La pelota debe botar una vez en cada lado antes de que los jugadores puedan golpearla en el aire. Después del primer rebote, los jugadores pueden volear la pelota (golpearla en el aire) desde cualquier lugar de la cancha, excepto dentro de la Zona de “Cocina”. Las palas de Pickleball son muy ligeras, normalmente son de fibra de carbono y suelen incorporar grafito. Suele tener un peso aproximado que oscila entre 200 y 250 gramos.

Este fin de semana pasado, invitado por los responsables del club “Momentum” de Pickleball en el Casino Club de Campo de Guadalajara, he podido disfrutar de este singular deporte y conocido sus reglas. Les confieso que es muy divertido, y lo mejor del Pickleball es que cualquiera, sin límite de edad y con mínimos conocimientos, puede jugar tras pocos minutos de práctica. No hay barreras. La gente de “Momentum” se han sumado al lanzamiento del Pickleball en Guadalajara con unas instalaciones con tres pistas de primer nivel y con la creación de una futura Escuela de formación y de unos torneos para dar respuesta al creciente interés que está despertando este deporte y a la falta de instalaciones para su práctica. Los precios del alquiler y las inscripciones inicialmente serán promocionales para favorecer que los nuevos aficionados prueben esta especialidad de deporte de raqueta. La zona de Pickleball del Casino Club de Campo de Guadalajara la componen un conjunto de tres pistas de medidas reglamentarias recién instaladas y de máximo nivel, con una superficie especial para la práctica de este deporte. La futura Escuela de Pickleball “Momentum” tendrá monitores que llevan años practicando este deporte e involucrados en el fomento de la práctica y crecimiento del Pickleball en Guadalajara. Ofrecerá clases particulares y de grupo, con muchas opciones de horario entre semana y fines de semana, así como competiciones para alumnos. También ofrecerá pruebas gratis para conocer el deporte y para experimentar las sensaciones de juego, y orientación pedagógica deportiva para la mejora del nivel dentro de su escuela.

DE HÉROE A VILLANO EN EL VOX DE ABASCAL

La política recoge los casos más sangrantes y curiosos de héroes convertidos en villanos de la noche a la mañana. Es muy común en estas organizaciones políticas construir héroes y padres de la patria otorgándoles exageradas virtudes y capacidades; y de la misma manera también es propio convertirlos en villanos y traidores, y aquellas virtudes y cualidades en defectos y deficiencias inasumibles. Esto ha ocurrido con Juan García-Gallardo y su inesperada dimisión de todos sus cargos orgánicos en Castilla y León y en el partido de Santiago Abascal. Los héroes del presente en Vox tienen fecha de caducidad demasiado efímera y están pendiendo de un hilo si te conviertes en alguien mediático con cierto protagonismo y no acatas sumisa y estrictamente las directrices y decisiones de los que mandan allí. Entonces, como les resultan incómodos estos perfiles tan poco dóciles, les hacen perder el brillo de héroe en su mirada y en un abrir y cerrar de ojos te convierten en villano a través de sus crueles campañas, en las que intentan hundir reputaciones y difamar a través de sicarios que forman esos batallones de bots de haters y de odiadores que desprecian y critican destructivamente en redes sociales y que están coordinadas desde la sede de Bambú. Esta salida fulminante del que fue vicepresidente de la Junta de Castilla y León deja al desnudo la falta de libertad de expresión y el funcionamiento interno de este partido y por extensión el de todos los que componen el arco parlamentario de este país. Son partidos que han evolucionado muy poco desde su aparición en el siglo XIX y cuyo funcionamiento resulta cada vez más obsoleto y alejado de los nuevos tiempos y de la representación real de los españoles.

A día de hoy me sigue costando entender cómo los afiliados y simpatizantes de Vox pueden tragarse la milonga de Abascal y de sus socios a la hora de convertir a sus héroes en villanos en tan sólo un par de días, aunque sé muy bien por qué, para qué y cómo lo hacen desde dentro de Vox. Existe un denominador común en todos los que nos enfrentamos a la falta de democracia interna, al chantaje y amenazas en este partido tan oligárquico, tan de ordeno y mando donde no llevan bien que pienses diferente, que tengas pensamiento propio y sobre todo que tengas planteamientos discordantes con lo que defienden Abascal, Buxadé, Kiko Méndez Monasterio o los Ariza. Solo ellos deciden todo, cuando alguien se opone es considerado enemigo y se le reduce al destierro y al aislamiento. Lealtad no es servilismo, ni sumisión; y por supuesto ante el chantaje y las amenaza nunca puedes agachar la cabeza ni tolerarlas una sola vez. Esta huida hacia adelante que ha mostrado Abascal este fin de semana pasado es un claro síntoma de la dificultad que tiene para dirigir su partido debido a la oposición interna que vive Vox por la ausencia de democracia interna y libertad de expresión; y porque no se pueda decir allí lo que uno piensa. Ha debido olvidar que eso es la base de la democracia.

Estos acontecimientos recientes constatan lo que algunos veníamos denunciando: que la falta de ética, de principios, de valores, hacen de la vida política un ambiente irrespirable e inasumible dentro de este partido. Vox nació y vino a regenerar la vida democrática, no lo olviden que su diagnóstico era que España necesitaba una transformación democrática, liberar al pueblo español del yugo socialista, regenerar el sistema, reconstruir el Estado, terminar con la partitocracia y el derroche político. La solución era crear un partido que no fuese como los otros; pero Santiago Abascal cayó en la tentación en la que suelen caer las cúpulas políticas, ansia por el poder y amor ciego al dinero; y para ello se hace dueño y señor de Vox y persona imprescindible dentro de él; a pesar de que cacaree a los medios que en Vox nadie es imprescindible él si lo es, él y sus socios del tinglao empresarial y de la oficina de trabajo temporal en la que han convertido a Vox y en la que han ofrecido un exquisito sueldo a muchas de sus amistades e incluso esposas.

La historia real está repleta de líderes que, seducidos por el poder total y por el dinero acabaron dejando a un lado sus principios morales, su sentido del honor e hicieron de la política su modus vivendis y un negocio que no entiende de lealtades, ni de patriotismo, ni de ideales, ni de sueños, ni tan siquiera de amigos. A Vox lo terminará aniquilando Abascal con su rodillo dictatorial con el que ha tomado el control absoluto y secuestrado este partido; haciendo de él una organización sin democracia interna, sin debate de ideas, sin espacios de diálogos y en los que la oscuridad y la sombra del entramado empresarial de Julio Ariza, Abascal y su círculo de poder mueven los hilos dentro de esta organización política. Circulo formado por personas que ni tan siquiera son afiliados al partido y tampoco ostentan cargo orgánico dentro de Vox; respondiendo unicamente a intereses comerciales a través de un entramado opaco de empresas como la empresa Tizona Comunicación S.L, una de las que han sido las grandes beneficiadas del auge de Vox. O como la Fundación Disenso, presidida por Abascal de forma vitalicia manejando más de 10 millones de euros sin control alguno por parte de las bases de afiliados; fundación responsable de tomar las decisiones de la política internacional de Vox. Decisiones muy vinculadas a intereses extranjeros y subordinadas a agentes externos supeditadas a las financiaciones recibidas y lideradas por Orbán y los intereses de China y Rusia y de su financiación a la “nueva derecha”; con préstamos al partido de Abascal de 9.2 millones de un banco húngaro para su campaña de 2023. Por esa razón Vox deja de lado el grupo ECR en Europa y da un giro a toda su política internacional. La prueba de todo esto la hemos visto este fin de semana pasado en el que una decena de líderes europeos de la llamada nueva derecha se ha reunido en Madrid en torno a la primera cumbre de Patriots, el otro partido que preside Abascal y al que pertenecen también el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, la francesa Marine Le Pen y el italiano Matteo Salvini.

No es de extrañar por tanto que con todo este clima tóxico y con este malestar existente y miedo a represalias dentro de Vox, donde se anula el derecho a opinar, esté surgiendo un movimiento interno con espíritu de regeneración y de exigir la refundación del partido cansados de estas prácticas opacas y de una élite en torno a Abascal que instrumentaliza el partido poniéndolo al servicio de sus intereses personales y de sus conveniencias económicas. El Vox de Abascal es irreconocible para muchos de los que hicimos nacer este proyecto y que le posicionamos con mucho esfuerzo, ilusión, esperanza y trabajo como tercer partido de España. Hoy es un negocio “patriótico” controlado por intereses económicos y dirigido por una pequeña élite que no rinde cuentas a nadie y en la que solo persiguen sus conveniencias espurias. El grado de desprestigio, de disfuncionalidad organizativa y de dependencia del gran líder Abascal esta por encima de los niveles adecuados para que Vox puede ser un partido que pueda cogobernar España con cierta fiabilidad. Vox es un partido más del sistema que se pervirtió cuando era tan solo un adolescente y en el que sus afiliados y simpatizantes tienen una absoluta ceguera y fe ciega que les incapacita para poder pensar que las cosas puedan ser distintas en el Vox de Abascal. Él ya se encargo hace unos años, a través de la reforma de los estatutos del partido, de bunkerizar la cúpula de Vox para ser dueño y señor del cortijo mientras le interese serlo; esto por un lado hace imposible su regeneración y por otro no puede hacer más que arrastrar a sus futuros y posibles socios de gobierno a la inestabilidad.

Así solo podremos ver en Vox portazo tras portazo, vergonzosas expulsiones, purgas, cribas y un montón de goteo de bajas dejando un Vox cada vez más mediocre y más sumiso a los intereses de Abascal y de su clan empresarial. Cualquiera que sea libre, que no tenga conveniencias, que no sea un fanático con venda en los ojos o un hooligan radical podrá ver en lo que ha convertido Abascal a Vox. El resto sumisión al caudillo.

LA MONTAÑA: LA MEJOR AMIGA Y LA PEOR ENEMIGA

Estoy seguro que las nevadas caídas en la Sierra de Guadalajara hace unos días ha invitado a salir a pisar nieve a muchos guadalajareños. Sin duda la nieve es ideal para darse un paseo, para desconectar; parece que todo duerme en invierno y que todo es más lento cuando está presente la nieve, pero en realidad es un momento de mucho movimiento, de mucha renovación y de mucha reflexión. La nieve es el terreno de juego ideal para jugar en y con ella y para hacer un sinfín de fotografías para las redes sociales y guardar recuerdos muy divertidos dignos de conservar para la posteridad; pero también tiene un componente peligroso que puede dejarnos un mal recuerdo o alguna secuela no tan agradable también para nuestro futuro. Puede parecer que la nieve, en una ruta de senderismo o en una actividad de montaña, es la mejor amiga pero también puede convertirse en la peor enemiga. Puede ser una gran aventura o una fatal desventura.

Salir a la nieve en la montaña es una cosa seria y no podemos hacerlo al tuntún, sin material, sin conocer la zona donde vamos, sin el calzado y la ropa adecuada, sin la experiencia suficiente para la actividad a realizar, sin previsión, sin móvil, sin compañía y sin sentido común. La negligencia, en muchas ocasiones es la causa de necesitar ser rescatados o de accidentes graves; a veces sobreestimamos nuestras posibilidades y nos metemos donde no debemos.

He pasado el fin de semana por la montaña y por la nieve. Como cada año por esta época suelo ver excursionistas que vienen a la nieve sin conocer estos riesgos y sin tener en cuenta que hay que tener mucho cuidado cuando se juntan el sol, la nieve y la montaña, pues son sinónimo de riesgos añadidos, de desprendimientos de cornisas y de aludes. Las laderas contrarias a las que sopla el viento y las orientadas hacia el sol son las que tienen mayor riesgo de aludes. Las rupturas de las cornisas, en estos ventisqueros, es una de las principales causas de estos movimientos de nieve. En ocasiones, no somos conscientes de que estamos en zonas peligrosas, en los que la fractura de una placa puede ocurrir bajo tus pies y engullirte para sus adentros. ¡Lo inconscientes que podemos llegar a ser solo por ir a curiosear o por hacer una foto para luego twitearla!

La montaña siempre me permitió conocerme mejor; pasamos demasiado tiempo mirando a los demás y no nos vemos a nosotros mismos. Allí estás solo con tus silencios, con tus miedos, con tus problemas, con sus soluciones. La montaña tiene el poder de cambiarnos profundamente para bien como personas y lo hace desde edades muy tempranas; tiene la capacidad de fortalecer nuestra resistencia y de desarrollar nuestra inteligencia emocional y social. La montaña ha sido para mi un desafío constante, me ha permitido crecer en lo personal y me ha forjado con esos valores que ofrece como el respeto, la cooperación, el trabajo en equipo, la autodisciplina, el orden, el autodominio, la responsabilidad social, el espíritu de sacrificio, la lealtad, la generosidad, la modestia y sobre todo el espíritu de renuncia y saber decir no, porque cuando las condiciones no son óptimas debemos renunciar a la actividad prevista o cambiar de planes y optar por una retirada a tiempo para evitar males mayores. La montaña siempre estará ahí.

Siempre he considerado muy importante y valioso tener cierta formación y conocimientos de la montaña antes de adentrarse en ella: del equipamiento y su uso, de la nieve y su comportamiento, de orientación y sus recursos, de comunicación y su tecnología, de tiempo y climatología; y de conducción en nieve, que aunque estés acostumbrado a hacerlo no te lo puedes tomar a la ligera, pero tampoco conducir con miedo porque te hará tomar decisiones bruscas; y conducir en nieve requiere de suavidad, delicadeza y previsión. Debemos utilizar un equipamiento adecuado a la época y a la actividad que vamos a realizar; con la nieve no tenemos que olvidar las tres “g”: gorro, guantes y gafas y por supuesto crema protectora. Debemos comunicar a dónde y por dónde vamos, y por supuesto evitar acudir a la montaña solo. La planificación y la revisión de la ruta es muy importante y debemos hacerlo con antelación y adecuarla a nuestro nivel físico y técnico. Y también es necesario llevar una batería para el móvil por si acaso nos hiciese falta. Nuestra mochila debería ir cargada de lo que yo llamo “porsis”, por si hace frio, por si hace calor, por si llueve, por si cae la noche, por si tengo que hacer una cura, por si te pierdes, por si tengo hambre… Es muy importante tener claro cual es el equipo que debes meter en la mochila, porque en determinadas situaciones, disponer de ciertos materiales podría hacerte más fácil y llevadero el imprevisto, la emergencia y las circunstancias sobrevenidas.

MONEDERO EN GUADALAJARA

Este próximo viernes 31 de enero Juan Carlos Monedero intervendrá en una conferencia en Guadalajara. El título elegido para ella es: «Ética y política. ¿Son incompatibles?”. Monedero fue uno de los invitados de Maduro en la última ceremonia de usurpación y asalto al poder y a la libertad de los venezolanos. Monedero fue asesor de Hugo Chávez durante casi 10 años hasta la muerte del dirigente en elaño 2013. Fundó el chavista Centro Internacional Miranda, y se reunía y despachaba con frecuencia con él en el Palacio de Miraflores de Caracas. Hace unos días impartía también una conferencia sobre derechos humanos en el Helicoide venezolano, la cárcel administrada por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), la policía política de Nicolás Maduro, es decir, la cárcel donde se ejecutan y realizan las peores torturas contra presos políticos de la oposición.

Resulta paradójico que Monedero, cómplice de toda la represión y tiranía que vive Venezuela dé charlas sobre humanismo, democracia, ejemplaridad y ética en la Política. Él, que desde hace años acompaña, asesora, aplaude y se involucra activamente en la insoportable e inhumana dictadura represiva de Maduro. Él, que cobra suculentas cuantías de dinero de Venezuela y de otros gobiernos de la órbita bolivariana por sus asesoramientos.

Por cosas como estas, la política, que debería ser la más noble de todas las tareas, ha pasado a devaluarse y a convertirse en un problema para los españoles y en una actividad tan cuestionada como necesaria. La endogamia de la partitocracia, el deficiente sistema de financiación de los partidos, la ausencia de democracia interna, el modelo de éxito caciquil, la falta de ética de muchos de nuestros gobernantes, la corrupción política, económica y moral, la falta de verdadera vocación y de espíritu de servicio no nos tienen que impedir creer y defender la Política con mayúsculas, la Política honrada, ejemplar y coherente, la Política carente de intereses y conveniencias espurias. La Política de la conciencia, la Política de lo que está bien y lo que no, de lo que se ha de hacer y de lo que debe evitarse. La Política de defender la integridad y la moralidad en el plano de lo público.

Claramente hoy el rechazo a los políticos y a sus modos de gobernar recorre todos los rincones de España, en la que los partidos políticos se han convertido en oligarquías con escasa representación ciudadana en sus filas, que convierten la democracia en una lamentable e intolerable partidocracia. Partidos que constantemente atacan y no respetan las instituciones; partidos que tienen como herramienta constante la mentira, el enfrentamiento, la demagogia y el populismo; partidos que solo buscan amedrentar y aplastar a su rival por encima de todo; partidos que solo están por y para el poder a cualquier precio, y para cuyo mantenimiento están dispuestos a provocar un enfrentamiento lamentable y peligroso que terminará generando violencia y enfrentamiento entre la sociedad civil. Partidos cuya gestión cuando gobiernan no se desarrolla en numerosas ocasiones con arreglo a la ley y descaradamente lo hacen de forma partidista y arbitraria incurriendo en desviación de poder e incluso prevaricación en algunos casos.

España es el país de la Unión Europea con más políticos ocupando cargos públicos. La cifra supera las 400.000 personas. El segundo país con más políticos es Italia que alcanza los 200.000 cargos públicos, la mitad que los nuestros. Alemania estaría en una tercera posición con apenas 100.000 políticos, eso sí, con el doble de población que España. En una sociedad abierta y democrática como la española, todos somos en mayor o menor medida, responsables de la clase política que tenemos porque los legitimamos con nuestro voto, con nuestro silencio, con nuestra inacción, con nuestra permisividad, con nuestra pasividad, con nuestra idolatría hacia ellos y con nuestro mirar a otro lado. No somos víctimas de ellos, somo cómplices y deberíamos combatir, no tolerar y no permitir que nuestros políticos y sus partidos que no dan la talla y son carentes a estas alturas de autoridad moral nos mientan, nos usen y nos traten de tontos. No están a la altura, están siendo negligentes en su tarea y en muchos casos corruptos. Ya no vale decir que estamos hartos y cansados con la clase política y con sus continuos enfrentamientos, crispaciones, discusiones de patio de colegio y luchas de intereses de poder; hay que combatirlo, no tenemos que tragar con ello, no tenemos que permitir que nos usen de moneda de cambio y de mano obrera en sus luchas ideológica y electorales y que nos clasifiquen en bandos y etiquetas, en culpables y enemigos.

Ellos se aprovechan de nuestra poca unión, nos quieren desunidos y desorganizados para no poder pararles los pies; y esto es lo que tenemos que hacer: unirnos a través de iniciativas que nos amalgamen, de asociacionismo civil, de iniciativas legislativas populares que les obliguen a debatirlas y a aceptarlas. Debemos participar más activamente de lo que estamos habituados a hacerlo, incluso desde dentro de ellos; solo así podremos cambiar las cosas que no nos gustan de esta democracia tan manoseada; solo así podremos profundizar y hacer madurar y evolucionar nuestra democracia y el Estado de derecho. Quejarse de nuestros políticos y gobernantes en la barra del bar no es suficiente, ya que nosotros somos los últimos responsables de lo que hacen con nuestro voto y de que campen a sus anchas degradando nuestra democracia de la forma como lo están haciendo. O les exigimos un proceso de democratización de los partidos políticos y que respeten la separación de poderes o seguirán apoyados en su oligarquía y populismo que nada nos representa.

Nuestro deber como ciudadanos es exigirles una Democracia verdadera, libre de corrupción, de amiguismo; una Democracia en las que los lideres y jefes de los partidos no confeccionen sus listas electorales en base a otros intereses y criterios que no sean otros que los méritos, el currículum o la experiencia y no la obediencia ciega y la sumisión a esas élites a las que prometieron fe ciega y servilismo. Tenemos que reclamarles que trabajen en la gestión del día a día de nuestras cosas y no de las suyas, y que dejen a un lado las intrigas y sus ambiciones personales. Debemos de pedirles coherencia; la política debe ser un lugar de coherencia entre lo que se dice, y lo que se hace. Es fundamental también reivindicar que nuestros políticos tengan una formación académica, unos requisitos, unas habilidades claves y conocimientos para poder llevar a cabo su labor con eficacia; deben de dominar técnicas de comunicación, saber negociar, tener capacidad de trabajar en equipo y conocer la administración y el funcionamiento de nuestras instituciones. Sin preparación, sin liderazgo y sin capacidad de servicio público no se puede ser político. Nuestro deber también es exigirles autocrítica y que no nos manipulen ni mientan en pos de la búsqueda de su interés propios o partidistas por encima del interés general de los españoles.

Y por supuesto hemos de requerirles para que tengan una experiencia profesional previa y un futuro laboral fuera de la política; la política no debe ser una salida laboral; hemos de evitar que muchos empiecen a hacer méritos para vivir de ello tempranamente en las juventudes de sus partidos; comienzan a ser concejales muy jóvenes y terminan ocupando puestos claves en los partidos con una escasísima formación. La Política no tiene que generar ese clientelismo en el que se intercambian ciertos “productos” en forma de contratos de trabajo, de cargos, de ayudas, de subvenciones, de ascensos en carreras profesionales, de publicidades institucionales etc a cambio de favores personales y negocios con una estructura social jerárquica muy definida en el que se abre la posibilidad de recibir recursos de ese clientelismo, pero que en su contra nos hace esclavos, presos y rehenes de esa relación clientelar, desembocando en numerosas ocasiones en focos de corrupción. Los partidos no pueden convertirse en oficinas de colocación de los suyos. España, se ha convertido en un país de políticos sin empleo anterior que viven de serlo. No tenemos que dejar en sus manos nuestro futuro, pues debemos ser nosotros los dueños de él, si no lo impedimos, será muy peligroso para nosotros e implicará, como ya ha ocurrido en otros tiempos, un serio retroceso para nuestra sociedad, para España.

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