Decir la verdad

Recientemente se debatía en el Congreso de los Diputados el asunto de la candidatura de Málaga como sede de la Exposición Universal de 2027. En un momento de su debate, la diputada de VOX, Patricia Rueda afirmaba que el Gobierno “premia a filoetarras y terroristas” en una evidente alusión a premiar a EH Bildu por su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. En ese justo instante el vicepresidente primero de la Cámara Baja, en sus funciones de presidente del hemiciclo, pidió a la diputada que se retractara y retirara sus palabras. Patricia se negó a hacerlo y le recordó al vicepresidente que estaba coartando su libertad de palabra. Patricia tuvo que abandonar la tribuna al no retirar su frase.

Decir la verdad en las instituciones se ha convertido en un acto revolucionario y de valentía. Tiene graves consecuencias. La verdad es sincera, demoledora, dura, tajante e incómoda pero no siempre solo deja el corazón y el alma tranquila, no siempre te deja dormir tranquilo; en muchas ocasiones conlleva e implica rechazo, crítica, oposición y hasta represalia.

No se hacen ustedes a la idea la cantidad de veces que he tenido que decir las verdades del barquero desde el micrófono de la sala de Plenos del Ayuntamiento de Guadalajara; sin miramientos a quienes iban dirigidas, con franqueza y he obteniendo respuestas y reacciones tan variopintas como desafortunadas.

Pero es que una de las razones por las que llegué a la Política es para defender a los guadalajareños y para fortalecer y mejorar la detección y denuncia de vulneraciones de sus derechos. Para ello una de las cosas que toca hacer es ser transparente y sincero con las evidencias y desnudar las mentiras de quienes nos manipulan para que no nos engañen.

La comunicación en estas instituciones es demasiado falsa, muy reactiva y aséptica. Ha de ser mucho más valiente, proactiva y humana; se ha de relacionar mejor con la verdad y menos con la mentira, con la imprudencia, con la hipocresía, con la prepotencia, la soberbia, el oportunismo, con el ego desmedido y con la falta de escucha y sinceridad.

Hay que atreverse a decir la verdad sobre lo que ocurre. Solemos convivir de forma muy habitual y demasiado cercana con la mentira. Mentir, tristemente, se ha convertido en un recurso omnipresente, en una herramienta imprescindible en la consecución de cualquier logro político. Forma parte de la estrategia electoralista de demasiados políticos, hasta el punto de que la mentira y el éxito se perciben en la política casi tan complementarios como con evidencias de inteligencia. Se ha popularizado e interiorizado el mentir, pareciese inevitable hacerlo y apenas no nos preocupa la mentira sino saber por qué se miente. Ya no nos escandalizamos de nada ni pedimos responsabilidades por ella.

Ejemplo y evidencias de ello tenemos de todos los colores. Pablo Iglesias afirmaba en un mitín que “yo ya no soy político; puedo decir la verdad”. Pedro Sánchez ha llegado incluso a ser justificado por una ministra al reconocer que una cosa es lo que decía siendo miembro de la oposición y otra muy distinta al ser presidente del Gobierno.

Nunca pueden arrebatarnos la libertad de expresión por decir la verdad. Me apasiona la gente que dice la verdad valientemente sin medir sus consecuencias. Es una actitud ejemplar y que se debe copiar en una sociedad demasiado acostumbrada a que la mientan y a mentirse a sí misma, en la que tristemente la mentira y el mentiroso se han convertido en parte del paisaje. La libertad de expresión y de pensamiento es condición y herramienta necesaria en todo régimen democrático. Si nuestro propio Estado no puede garantizarnos este derecho, entonces, no hay democracia.

Lo que el viento se puede llevar

Guadalajara es la provincia más afectada por la despoblación de toda España. Un 90 por ciento de sus pueblos la sufren extremamente. Para combatirla, además de ser incluida en esas ayudas europeas que llegarán a Teruel, Soria y Cuenca, debería poner en valor su enorme potencial paisajisto, natural y turístico. Guadalajara tiene una fabulosa variedad de paisajes.

Estos paisajes y estos entornos están muy comprometidos con la implantación de parques eólicos que pone en jaque la geomorfología del terreno con el levantamiento y movimiento de tierras, no sólo en el emplazamiento final de los aerogeneradores, sino las zonas próximas con las consiguientes vías de acceso o subestaciones y tendidos eléctricos de evacuación.

El paisaje guadalajareño se deteriorará con estos aerogeneradores que miden más de 150 metros de altura, incluso algunos alcanzan los 200 metros, y repercutiría muy negativamente en el turismo rural. Hay un perjuicio evidente del paisaje y de la naturaleza guadalajareña en muchos casos y en muchos rincones.

España vive una pérdida progresiva de la soberanía energética con leyes como la Ley del cambio climático aprobada en mayo de 2021, en la que nos prohíben explorar, investigar y explotar nuestros recursos energéticos. Esto nos perjudica muchísimo y supone un claro encarecimiento de la factura de la luz y del gas. La alternativa a la crisis energética global no puede consistir en crear un océano de molinos gigantes en un territorio supuestamente vaciado y empobrecido.

Además, hay una falta de regulación para evitar el desarrollo incontrolado de molinos eólicos. Urge que se establezca una reglamentación en la construcción de parques eólicos. Urge un instrumento de protección que regulase la instalación de parques eólicos. A día de hoy no existe ningún instrumento que proteja a estas zonas emblemáticas y naturales ante la instalación de parques eólicos.

El debate y el tema central sería de proporción, de gestión y de modelo. No se trata de renunciar a la energía eólica, que es necesaria, pero la implantación de grandes parques eólicos en estas zonas ha de realizarse de forma planificada, respetando el medio rural y su desarrollo. Se trata de buscar un óptimo en su aprovechamiento, salvaguardando, por un lado, la defensa del territorio y de los derechos de sus habitantes y, por otro lado, nuestro patrimonio natural.

Hay un sinfín de parques eólicos proyectados ya aprobados sin que exista ni un solo instrumento que proteja de los impactos medioambientales. Es de sentido común y razonable que este tipo de energías renovables alternativas se someta a un orden y a una normativa y reglamentación para que no se especule, para que no se cometa un desarrollo incontrolado de construcción de molinos eólicos, para que no haya un impacto medioambiental irreparable, para que no se destruya el atractivo natural turístico. Tiene que existir una planificación con criterios técnicos, ambientales, sociales y económicos claros en los que haya participación ciudadana.

Este negocio eólico, estos macro-parques se llevarán muchas cosas. Se llevará por delante el futuro de estas zonas rurales porque los parques eólicos no generan empleo; su impacto directo sobre la contratación local es mínimo. Se llevará el silencio de estas zonas y nos acercará ese incómodo zumbido dentro de la oreja, ese ruido que afecta a los animales que emiten sonidos en su época reproductora.

Se llevarán esas noches y esos paisajes nocturnos sin contaminación lumínica debido a esas balizas luminosas de color blanco y rojo que tanto impacto provocan para conseguir un cielo limpio. Se llevará la vida de miles de aves y murciélagos por colisión al no poder esquivar las aspas de los aerogeneradores. Se llevará una correcta llegada a destino y una buena orientación de las aves en sus rutas de migración o entre las áreas que utilizan para la alimentación y de descanso debido al efecto barrera. Se llevará el suelo provocando que desaparezca la cubierta vegetal.

Se llevará la vida, el futuro y las posibilidades económicas de muchos guadalajareños porque estos parques eólicos no generan empleo. Es negocio eléctrico y nada más que negocio eléctrico. El principio del lucro. El verdadero problema en este asunto es de gigantes energéticos y de su control sobre recursos naturales y voluntades políticas.

¿Dónde queda el derecho de los guadalajareños a la preservación de nuestro entorno natural, nuestro paisaje y el impacto visual?

EL MONSTRUO DE LOS INCENDIOS

Mucho ha cambiado la gestión forestal y la de prevención y extinción desde aquellos años 80 en los que pasaba mis veranos, para costear mis estudios universitarios, formando parte del retén de Montes Claros en la Sierra de Ayllón, por el Cañón del Jarama entre parajes fantásticos como el Cañón del Jarama, el cerro de San Cristóbal, el Collado de la Vihuela, cabeza del Viejo y entre pueblos como La Hiruela, Bocígano, Colmenar de la Sierra, Corralejo, La Vereda, etc.

Conducía una vieja carroceta, un vehículo autobomba de museo, y formaba parte del retén y de esas cuadrillas realizando tareas de podas, clareos, desbroces y demás tareas selvícolas y participando en la extinción de los incendios forestales de esa amplia y boscosa zona.

Mucho han cambiado los medios contra el fuego en estas décadas. Los equipos, vehículos y conocimiento han evolucionado mucho; también el músculo, potencia y profesionalidad. Ahora tenemos a la Unidad Militar de Emergencia (UME), brigadas nacionales del Estado contra incendios, son la élite. Disponemos de sistemas digitales y satelitales, así como otros medios de vigilancia y lucha activa, como drones.

Disponemos de cuadrillas helitransportadas y una flota aeronáutica inmensa: aviones anfibios de gran capacidad, aviones de carga en tierra, helicópteros de transporte de brigadas y bombarderos, aviones de coordinación y observación. Tenemos habilitados retenes de maquinaria pesada y un sinfín de maquinaria para apertura de cortafuegos. Disponemos también de vehículos autobombas muy modernas.

Muchos medios de extinción y mucho conocimiento al respecto. Pero lo que falta es prevención para evitar estos fuegos de nueva generación. Cada vez hay más combustible disponible en el monte y por eso, cada año hay más ‘mega- incendios’.

Hay que trabajar en su gestión, en hacer políticas forestales correctas, políticas de prevención, políticas que incentiven el uso de los recursos del bosque, de esos residuos forestales y aprovechar la biomasa térmica y eléctrica, incluso gas. De esta forma reduciríamos la masa del bosque con menos gasto.

El bosque español crece a mucha velocidad, se va acumulando y es un combustible que puede arder. Esta es la causa de estos enormes incendios, no se está reduciendo ni eliminando combustible. Hay que evitar que se superen rangos peligrosos que puedan arder. Más plantas de biomasa y menos demagogia porque cada vez hay más combustible disponible en el monte y por eso cada año hay más ‘mega-incendios’.

Gran parte de la gestión forestal del mundo rural se perdió en los años 70. El monte se empezó a llenar de matorrales, sotobosque y maleza, que año tras años se está acumulando. La maleza hay que eliminarla y el sotobosque, que son parte de la biodiversidad y del que dependen un sinfín de especies de animales y vegetales, hay que controlarlo, protegerlo y reducirlo. Debemos crear ecosistemas diversos biológicamente para que la fauna silvestre puedan actuar de bomberos, pero también hay que reducir la densidad de la vegetación.

Escucharán a nuestros responsables políticos siempre con sus excusas y sus absurdas justificaciones por no admitir su culpa. Tienden a evadir su responsabilidad: que si el calor, que si el cambio climático, que si el viento, que si pirómanos… Menos cambio climático y más cuidar los bosques, que hay toneladas de combustible muy seco sin recoger dejados años tras años y por fenómenos meteorológicos como ‘Filomena’.

Por otro lado no hemos sido capaces de sustituir este trabajo que hacían en el mundo rural por políticas forestales que palien este abandono. La despoblación, la política de protección de los espacios naturales y el cese de actividades del primer sector de producción agroganadera agravan el problema. Las políticas conservacionistas y ecologistas radicales son nefastas; esas políticas activistas de solo se puede mirar y no tocar nada son erróneas. Hay demasiado proteccionismo con multas y problemas al mundo rural. No podemos perseguir a los pocos que limpian nuestros montes. Su aprovechamiento es necesario. Hacen una gran labor de preventiva. Tiene que haber zonas de aprovechamiento ganadero.

Debemos hacer más cortafuegos, las superficies continuas de los bosques cada vez son mas grandes. Hay que romper con esas grandes masas y crear discontinuidades en el combustible.

Por otro lado, habría que devolver las competencias al Estado en extinción. Fue un error las transferencias. Son competencias que, dadas las dimensiones y la intensidad, deben ser del Estado. Con un centro de mando de coordinación único. Debemos de acabar con la descoordinación entre comunidades autónomas a la hora de aplicar protocolos o dispositivos.

Este monstruo de nueva generación de los incendios forestales es un monstruo con vida propia, que va por libre, con mucha voracidad. Es una nueva realidad que hay que tener muy presente y que hay que combatir y luchar partiendo de la dura realidad y del elemento clave, que no es otro que la gran cantidad de combustible que hay en nuestros montes, campos y vegas de los ríos.

La Ley de Memoria Democrática

El pasado lunes día 4 se aprobaba en el seno de la Comisión Constitucional del Congreso el dictamen de la Ley de Memoria Democrática que será sometida a votación en el pleno previsto el 14 de julio. Todo hace pensar que esta Ley saldrá adelante después de que el Gobierno cerrara un pacto con EH Bildu que le garantizaba la mayoría simple.

Entre las enmiendas pactadas, destaca una acordada entre los dos partidos del Gobierno (PSOE y Unidas Podemos), EH Bildu y Más País para designar una comisión técnica que elabore un estudio sobre vulneraciones de derechos humanos a personas “por su lucha por la consolidación de la democracia, los derechos fundamentales y los valores democráticos, entre la entrada en vigor de la Constitución de 1978 y el 31 de diciembre de 1983”.

Algunos días antes el PSOE y Unidas Podemos habían recogido en las enmiendas parciales pactadas de forma conjunta la designación de esta comisión con el mismo objetivo, pero con el espacio algo más acotado en el tiempo, desde 1978 hasta el 31 de diciembre de 1982, durante los primeros años de la democracia.

La Ley de Memoria Democrática llegará finalmente hasta el año 1978, aunque se constituirá una comisión técnica de estudio que analizará vulneraciones de derechos humanos a personas “por su lucha por la consolidación de la democracia” desde 1978 hasta finales de 1983.

Me preguntaba días pasados un vecino que me paraba en plena Calle Mayor de Guadalajara que “cómo puede una ley regular su memoria histórica, si cada uno tenemos la nuestra». Yo le avancé que esa historia de la democracia y la memoria democrática que nos quieren imponer, además formará parte del currículo obligatorio de estudio en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), en la Formación Profesional y en el Bachillerato. Que esa lectura histórica sesgada sustentada en la dicotomía izquierda-derecha y la asignación de etiquetas de buenos y malos la iban a trasladar a las aulas. Pueden imaginar su enfado, malestar e indignación.

La Ley de Memoria Democrática es un error gravísimo. Un paso atrás en la convivencia entre españoles. No podemos permitir que esta ley totalitaria salga adelante y que vuelva a reinar el rencor y la revancha entre españoles. Es una ley vengativa y revanchista, que imposibilita la reconciliación entre españoles y es peligrosa para la convivencia democrática.

La ley, además, ‘legitima’ a la ETA abriendo el camino a posibles anulaciones de las condenas a los terroristas, incluso con indemnizaciones. Es una ley pensada en términos de odio, rencor y revancha, injusta y discriminatoria con una parte importantísima de las víctimas, a las que olvida faltando a la memoria, la verdad, la justicia y la historia.

No podemos ceder ante los herederos de ETA, ante el blanqueo de lo que hicieron y fueron. Pretenden cambiarnos la historia y decirnos que los terroristas eran en realidad unos soldados que, en el fondo, prestaron un servicio a la causa de la democracia o que hay que reconocerles por su lucha por la consolidación de los valores democráticos.

Los etarras no pueden ser convertidos en víctimas de la lucha por la libertad. ETA nos dejó el balance de 829 asesinatos, de los cuales más de tres de cada cuatro se perpetraron durante la transición. Y de esos crímenes, 358 quedaron y están impunes. Secuestró a más 80 personas y fueron miles los empresarios extorsionados a lo largo de su trayectoria.

Ahora, apenas nos quedan una semana para frenar la aprobación del proyecto de la nueva Ley de Memoria Histórica. Una ley sectaria que saldrá adelante con el apoyo de los herederos de ETA y que reavivará más esos viejos odios y rencores que quedaron apagados en todo el proceso de la transición.

Deberíamos exigir políticas de paz, de convivencia y de reencuentro entre los españoles, eliminando todas aquellas políticas que generen controversia y enfrentamiento sobre nuestro pasado. Deberíamos exigir que se esclarezca los casi 400 asesinatos de la ETA sin juzgar.

Deberíamos exigir que se priorice los gastos sociales y cesen de forma inmediata las millonarias subvenciones a los ‘chiringuitos’ de la Memoria Histórica. Deberíamos exigir que cese el adoctrinamiento histórico en las televisiones y en los centros docentes.

Deberíamos exigir que cesen las profanaciones y movimientos de tierras que llevan a cabo las asociaciones memorialistas en los cementerios y camposantos españoles regados de dinero público.

Deberíamos exigir que sea respetada la autonomía municipal exclusiva de los ayuntamientos españoles en su competencia de determinar los nombres de sus calles y plazas y que cesen las injerencias políticas del Parlamento español en dicha autonomía.

Los parques de Guadalajara y la biodiversidad urbana

Cada parque en Guadalajara ha de tener un objetivo y un mantenimiento diferente. No solo son los pulmones de Guadalajara para combatir la contaminación en los que pasear, jugar, descansar, practicar actividades deportivas, culturales o recreativas.

Algunos son áreas con una singular diversidad de aves en los que sus árboles, arbustos y oquedades se convierten en sus casas y en dormideros donde un número considerable de aves se reúnen para pasar la noche. Es durante los inviernos cuando se alcanzan las mayores concentraciones y, en consecuencia, cuando esos dormideros urbanos adquieren especial importancia, aunque otros están activos todo el año.

En estos últimos años he observado que la fauna de los parques de Guadalajara está desapareciendo. Entre las razones, una de ellas se asocia directamente a la pérdida de su hábitat natural al cortar árboles grandes y hacer talas indiscriminadas sin tener en cuenta este factor biótico. Estamos destruyendo sus lugares de anidación y carecen de cavidades donde las aves puedan refugiarse. También está disminuyendo sus presas tróficas: pequeños insectos, gusanos, larvas y pequeños caracoles.

El Cuatro Estaciones, en el entorno del depósito de las aguas, es un baluarte y ejemplo claro de todo esto y del papel fundamental que juegan los parques para potenciar la conservación de la biodiversidad guadalajareña. Debemos empezar a elaborar proyectos donde la naturaleza tenga cabida en la ciudad para ofrecer la oportunidad de dar a conocer y relacionarse con dichos espacios, concienciándose de la necesidad de protegerlos en el medio natural. Es importante tomar medidas para su conservación y no permitir que especies tan maravillosas como el autillo desaparezcan por completo. Urge el compromiso con otra forma de entender el papel de los parques en Guadalajara y de sus habitantes en la gestión de la biodiversidad de nuestra ciudad.

El autillo es un pequeño búho que está presente en este parque. Nos ameniza con su característico cantar aflautado, pero es muy desconocido por su carácter y hábitos secretos y nocturnos. Su plumaje le esconde y camufla entre las ramas de los árboles. Se alimenta de insectos, de escarabajos, de lombrices, de mariposas y polillas adultas o en fase de oruga. También comen frutas, néctar y polen de las flores, realizando la importante función de polinizadores.

Otro de los parques que tenemos en Guadalajara con un alto valor biodiverso es el Parque del Coquín. Allí hay una importante colonia de murciélagos que recorren a diario por las noches nuestras calles, participando activamente en la dispersión de semillas, en la polinización de especies vegetales y en el control de plagas.

Es por ello que cuidar, proteger y preservar esas zonas verdes con esos árboles viejos es fundamental para proteger la diversidad de aves en Guadalajara. Esta diversidad, sin ningún genero de duda, permitirá aumentar y poner en valor nuestra ciudad.

El alcalde de Guadalajara, Alberto Rojo, y su equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de la ciudad, deberían empezar a cuidar nuestros parques y sus árboles. No lo hacen; por eso han recibido hace una semana el ‘Premio Atila’ a la peor conducta medioambiental 2021. Galardón anual que organiza Ecologistas en Acción… Y lo ha recibido entre otras razones por su “política arboricida”. Tal vez debiesen escuchar más a los que llevamos hace años cuidando de nuestra biodiversidad urbana guadalajareña

YO TAMBIÉN LLEVO LA PULSERA DE VOX

PulseraVOXPónganse por un momento en el lugar del padre de esa chica que estudia cuarto curso de ESO en un instituto de la provincia de Málaga y que por llevar una pulsera de la “España viva” en la muñeca, referente a uno de los lemas electorales de Vox, una de sus profesoras la  echó de clase al negarse a quitársela. Esa profesora le dijo que no se podía llevar propaganda electoral en el aula, ni nada que hiciera alusión a ideas políticas en clase.

¿Pueden imaginar que pasó por la cabeza de esa adolescente cuando al responder a su profesora que había compañeros que llevaban lemas o muestras referentes a otros partidos políticos -y que a ellos nunca les había dicho nada, ni afeado su conducta-, en es justo momento, sus compañeros empezaron a insultarla, humillarla y ridiculizarla llamándola entre otras cosas  “nazi de mierda”? Todo ello terminó con la niña expulsada de clase al negarse a quitarse la pulsera de apoyo a Vox.

Esta discriminación y esta persecución que sufrió esta joven malagueña por llevar una pulsera de VOX, es una más de los continuos ataques que estamos sufriendo la gente de VOX. Y todo ello tiene su origen en la criminalización y el violento acoso contra VOX que están lanzando Podemos y PSOE. Pablo Iglesias lo hizo tras conocer el resultado de las elecciones andaluzas. ¿Recuerdan el  “Alerta antifascista”  llamando a criminalizar, estigmatizar y demonizar a VOX?

Esta campaña de acoso y derribo contra VOX también la ha alimentado Pedro Sánchez y el PSOE, pero este lo hace por motivos estratégicos electorales; sus asesores le han dicho que el discurso y el crecimiento de VOX provoca un problema muy grande al PP y a Ciudadanos, les descoloca y les quita votos a ambos, al tiempo que moviliza al electorado de izquierdas. Por ello Pedro Sánchez no para de advertir contra VOX, porque de esa forma le pone en el escaparate, le legitima como oponente y fracciona en tres el voto del centro-derecha, provocando por la ley electoral tan nefasta que tenemos una pérdida de votos a favor del PSOE.

Tengan cuidado, hablen con sus hijos, obsérvenles, escúchenles, dialoguen con confianza, díganles que ante casos así no se sientan culpables, refuércenles su autoestima y  sobre todo pongan todo en conocimiento del centro, del inspector educativo y llegado el caso denúncienlo. Tristemente, como ven, esta campaña anti VOX está teniendo consecuencias graves. Muchos ya hemos tomado medidas personales para hacerlas frente y evitarlas. ¿Serán suficientes?…Y esto no ha hecho nada más que empezar.

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