NO FALTES A CLASE EL 24N

“Falta a clase para todo el día lectivo” dicen en un cartel de un sindicato incitando a la huelga estudiantil, haciéndolo coincidir con la convocatoria a huelga general convocada para hoy desde ese mismo sindicato.

En cualquier país de nuestro entorno sería un enorme escándalo que se utilizaran las aulas para adoctrinar a los jóvenes. La enseñanza es un derecho fundamental que debería estar presidido por una estricta neutralidad.

La politización de los sindicatos les ha hecho perder credibilidad. Creo que un buen sin­dicato debe estar para unir y no para dividir. La fractura que buscan constantemente no contribuye en nada a la labor primordial de estas asociaciones, que es la defensa de los derechos y las mejoras de las condiciones de los trabajadores, pensionistas y personas más vulnerables.

Hoy, están usando éstas prácticas pseudo sindicalistas y políticas con un triple objetivo, el primero para adoctrinar e influir en los jóvenes. En segundo lugar para ganar nuevos militantes y afiliados y en tercer lugar como oportunidad para aumentar su estrategia política y su potencia cuantitativa en las calles.

Los partidos políticos utilizan las manifestaciones y las huelgas en su propio beneficio. Se dedican a movilizar en la protesta para que les votemos. Siempre quieren convertir esa energía de la calle en fuerza electoral. Se aprovechan del cabreo que se genera y les viene muy bien el desgaste para ganar y activar votantes y afiliados.

Nuestros políticos, las élites de los partidos principalmente no toman las decisiones teniéndonos en cuenta, mirándonos a la cara y escuchando nuestras necesidades. Cuando surge un problema reaccionan tarde, mal y con intereses muy alejados de lo social o moral, de la calle, de las personas, de su vida normal, de lo cercano, de su cotidianeidad. Solamente piensan en sus intereses y conveniencias de partido.

LA LEY DE LA TRAICIÓN A ESPAÑA

Se acaba de registrar en el Congreso la «Ley Orgánica de Amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña», que permitirá dar carpetazo a las causas judiciales abiertas a independentistas catalanes desde 1 de enero de 2012 hasta la actualidad.

Esta ley de amnistía es mucho peor de lo que temíamos. Compara esta situación con el cambio de régimen del año 1977. Compra todo el argumentario y la milonga de relato separatista con todos sus mantras como el de «no judicializar la política»; y además exonera a todo el espectro de delitos acontecidos y juzgados con sentencias firmes, desde malversación a terrorismo.

Es repetitiva y tiene un texto largo, de 23 páginas y muy farragoso. Tiene un preámbulo que constantemente está justificando la constitucionalidad de la Ley. Siempre a la defensiva. No es fiel a la verdad histórica en su larga exposición de motivos. Esta Ley, este pacto destruye la convivencia entre españoles e impone el sometimiento. Los independentistas han visto con ella una puerta abierta para seguir trabajando en sus planes de desconexión de España. Las concesiones de Sánchez han sido absolutas. Sometimiento total.

Esta Ley mutila y aniquila la separación de poderes y es una injerencia enorme en el poder judicial. Esto es un ataque sin precedentes al poder judicial. A la división de poderes y a los principios democráticos básicos. Es un plan para abolir el estado de derecho.

Lo dijo el Consejo general del Poder Judicial en un comunicado demoledor y las asociaciones de jueces y magistrados, jueces decanos, y fiscales, y los inspectores de hacienda, y de trabajo, y abogados del estado; también los presidentes de las audiencias nacionales. Ni una sola persona que integran el poder judicial en España tragan con ello.

Esta Ley de amnistia no resolverá el conflicto catalán y previsiblemente Europa no será el flotador que nos salve. El Grupo socialista en el Parlamento Europeo y los cargos socialistas tienen mucho peso y relevancia. La Unión europea es justicia paro también es diplomacia y sobre todo es política.

La ciudadanía está muy harta, pero también lo está con la clase política. Harta de sus promesas incumplidas, de que están a lo suyo y a sus intereses. Harta de una clase política que ni siquiera tiene la intención de abordar los problemas reales de la gente. La separación de poderes no existe, la democracia real tampoco. El sistema electoral no permite que podamos elegir a quienes tienen que representarnos.

No podemos, no debemos dejar en mano de los partidos políticos nuestro futuro, no van a luchar por nuestros intereses. Lo harán por sus conveniencias y por capitalizar, liderar e intentar rentabilizar las protestas en las calles y así ganar ese terreno electoral. España es lo único importante. Solo todos unidos podremos luchar contra los que quieren destruir lo que con tanto esfuerzo ha costado construir.

Los partidos políticos se jactan y dicen que no es el momento de los partidos pero solo buscan capitalizar la calle y el movimiento popular. Es el momento de una respuesta unitaria al golpe de Sánchez y dejarse de populismos, selfis, aclamaciones populares, circos y protagonismos mediáticos.

España, su unidad, su libertad, su igualdad ante la ley y la convivencia de los españoles está por encima de las siglas e intereses particulares. Se llame PP o Vox o como se llame. Esto no va de partidos, ni de izquierda o derecha, va de libertad y de igualad ante la Ley. Es el momento de la unidad de los españoles para defender España y no de postineos y teatrillos partidistas para demostrar cual es el mejor salvador de la patria; esto no va de Abascal o Feijóo.

Estamos en un momento crucial de nuestra historia y España necesita de sus ciudadanos para defenderla del separatismo y del sanchismo. Sánchez ha decido que no quiere perder el poder y la gobernabilidad le cueste lo que le cueste a España, y la ha puesto en venta, y está dispuesto a llevarnos a una dictadura. España no se negocia ni se vende. Todo esto es una grave amenaza a los españoles. No podemos permitir que Pedro Sánchez perpetre esta traición de vender España a los separatistas y golpistas. No se puede dinamitar el estado de derecho, violar la Constitución, y romper España con tal de quedarse en el poder. No hay libertad si el poder de juzgar no se separa del poder legislativo y del ejecutivo.

Los políticos, todos, deben de saber que cuando la gente sale a la calle es difícil que vuelva a sentarse sin mas, sin cambios importantes, sin transformaciones. Las reglas de convivencia y el modelo de país se tiene que decidir entre todos los españoles. Todos el silencio de la familia socialista les convierte en cómplices y en independentistas.

La impunidad que paga Sánchez para seguir siendo presidente es incompatible con la prosperidad, con la convivencia y con un futuro prospero en libertad y en igualdad, y por supuesto en democracia. Nuestro estado de derecho y nuestra democracia no puede ofrecerse en pago a aquellos que han cometido y cometerán los peores delitos contra la unidad de España.

España acaba de despertar

“España acaba de despertar”. Esto es lo que un valiente octogenario decía a los cámaras de televisión y al servicio de emergencias mientras le curaban de sus heridas tras una de las manifestaciones en la calle Ferraz de Madrid.

Abuelos como este forman parte de una generación española muy solidaria que ha dado todo a cambio de nada, que han tragado muchos sinsabores y que han tenido que superar muchas carencias y muchos obstáculos allanándonos el camino a los que veníamos después. Muchos nacieron en guerra o postguerra y crecieron en una dictadura; fueron los que con el sudor de su lucha y trabajo cambiaron el país liderando una transición. Hoy, con sus ochenta y tantos siguen luchando por dejarnos un país mejor. Son unos héroes muchos de ellos.

Llegaban ayer a mis manos dos convocatorias de concentraciones para estos días, una para el sábado día 11- N a las 12h. en la Plaza de Santo Domingo de Guadalajara y otra para el sábado 18-N en la plaza de Cibeles de Madrid. La del sábado en Guadalajara ha surgido espontáneamente de la sociedad civil guadalajareña harta ya de ver como se está vendiendo y rompiendo España, y lleva el lema de “Amnistía o Libertad”. La de Cibeles por otro lado lleva el lema de “No en mi nombre: ni Amnistía, ni autodeterminación, por la libertad, la unidad y la igualdad”.

Ha llegado el momento de despertar, como decía nuestro héroe, y en el que los españoles debemos decir ¡basta ya! Y salir a la calle. El artículo 30 de la Constitución Española dice bien claro que  “los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”; y eso es lo que toca ahora. Estamos en un momento crucial de nuestra historia y España necesita de sus ciudadanos para defenderla del separatismo y del sanchismo. Tenemos que salir a las calles a impedir que se siga pisoteando nuestro país. No podemos permitir que Pedro Sánchez perpetre esta traición de vender España a los separatistas y golpistas. No se puede dinamitar el Estado de Derecho, violar la Constitución, y romper España con tal de quedarse en el poder. Es momento de actuar y de defender a España.No hay libertad si el poder de juzgar no se separa del poder legislativo y del ejecutivo. El sábado 11-N estaré en la plaza de Santo Domingo para apoyar la defensa espontánea de la libertad por parte de un grupo de guadalajareños y también el sábado 18-N en Cibeles. No podemos dejar en mano de los partidos políticos nuestro futuro, no van a luchar por nuestros intereses, lo harán por sus conveniencias y por capitalizar, liderar e intentar rentabilizar las protestas en las calles y así ganar ese terreno electoral. España es lo único importante. Solo todos unidos podremos luchar contra los que quieren destruir lo que con tanto esfuerzo ha costado construir. Si hoy se concede una amnistía que quebrante los principios de igualdad, de libertad y de separación de poderes por intereses puramente partidistas, mañana lo volverán a hacer otros.

NUESTRAS LIBERTADES ESTÁN EN PELIGRO

Nuestras libertades están en peligro. Este domingo día 5 de noviembre estaré en Valencia en la manifestación que hemos organizado y convocado desde la Asociación Civil Democrática para defender y proteger la libertad. Se trata de no perder nunca la dignidad, ni el amor propio. Y por supuesto tampoco la libertad. Vale la pena luchar por lo que vale tener. Nunca debemos renunciar a la búsqueda de un mundo libre, igual y justo. Luchamos poco por la libertad, tenemos la idea equivocada que ya somos lo suficientemente libres. No es así.

En España estamos perdiendo la libertad a la misma velocidad que se destruyen los cimientos más resistentes de la sociedad española tal y como la conocíamos. No es una manifestación de un partido político; ninguna manifestación de cualquier partido político tiene otra intención que no sea la de encumbrar al líder político de turno. Cada vez más los españoles vamos teniendo claro que las élites y sus partidos están siendo poco útiles para solucionar nuestros problemas y para luchar por la democracia, la libertad, la justicia, y nuestro bienestar. Sin libertad la democracia es despotismo, es abuso de poder, es el «todo por el pueblo pero sin el pueblo».

Vivimos en un país en el que da igual de qué sector provengas, da igual que seas agricultor, ganadero, profesor, abogado, autónomo, ama de casa… Da igual. Tus libertades están siendo cercenadas constantemente, con el único objetivo de que los partidos del sistema político oligárquico y parasitario puedan perpetuarse en un ciclo sin fin en el que cada partido hereda, cuando le toca, la miseria que ha generado el partido anterior.

Asistimos a un momento crítico en España. Un momento en el que comprobamos que hay españoles de primera y de segunda, en dependencia directa de su adscripción política y de las circunstancias electorales de cada momento. Lo estamos viendo en Cataluña, una región española sometida a la voluntad política de unos cuantos y en la que, dentro de muy poco, observaremos con la boca abierta cómo se concede una amnistía a delincuentes que ya han sido condenados, por el simple hecho de que los intereses personales de uno solo, el señor Sánchez Castejón, pasan por la voluntad de quienes pretenden romper España.

Los ciudadanos sobrevivimos en una tiranía permanente, anestesiados por las promesas incumplidas de una clase política que ni siquiera tiene la intención de abordar los problemas reales de la gente. La separación de poderes no existe, la democracia real tampoco, puesto que el sistema electoral no permite que ninguno de los que estamos hoy aquí podamos elegir a quienes tienen que representarnos, votamos por unas siglas, sean las que sean; y esas siglas, a través de los aparatos empresariales de cada partido político, son las que se encargan de confeccionar de manera vertical unas listas electorales que responden, únicamente, ante los intereses de cada uno de esos partidos.

¿Dónde quedan los intereses de los ciudadanos? ¿Dónde queda la representación de la gente de la calle? En ningún sitio porque, simplemente, no existe.

El domingo en Valencia también apoyaremos al mundo rural y al sector primario. Nuestro mundo rural se muere y nadie mueve ni un solo dedo para revertir esa situación. Es urgente e imprescindible impulsar la lucha por la defensa de un mundo rural vivo y libre, que afronte los graves problemas que padece, además de la degradación, menosprecio e infravaloración al que está sometido cada día. Es urgente poner en valor estse sector estratégico incuestionable para nuestra economía. Es urgente defender el uso prioritario de nuestras tierras agrícolas y ganaderas para a producción de alimentos. Nuestros pueblos merecen oportunidades, servicios, infraestructuras, apoyo y ayuda para desarrollar sus infinitas posibilidades y recursos, respetando su biodiversidad, sus costumbres, sus tradiciones y su forma de vida.

Todos merecemos que nuestra forma de vida, nuestras libertades y nuestras tradiciones sean respetadas. Y por eso estaré el domingo en Valencia junto a la Asociación Civil Democrática: para alzar la voz en contra de todos aquellos que quieren convertirnos en marionetas de una agenda, la agenda 2030; que tras sus 17 mandamientos esconde la firme intención de acabar con todo aquello que hoy entendemos por libertad. Una agenda globalista disfrazada de nobles objetivos, pero que lo único que pretende es desintegrar a las clases medias y finiquitar la soberanía de las naciones, poniendo a las élites burocráticas como elementos decisivos en las vidas de los ciudadanos.

Por todo ello estaré el domingo en la Plaza de Alfonso El Magnánimo en Valencia, para gritar alto y claro a nuestros políticos, que no nos representan, que están muy lejos de los intereses de los ciudadanos y que nuestra libertad no es una moneda de cambio que puedan utilizar a capricho. Por eso estaremos allí, para plantar cara como sociedad civil, para decirles que nos encontrarán en las calles defendiéndonos y para gritar ¡VIVA LA LIBERTAD!

DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y PROPORCIONAL YA

Decía hoy en rueda de prensa el Vicepresidente de la Cámara Alta, el popular Javier Maroto, en relación con la cesión de senadores del grupo socialista para la formación de los grupos parlamentarios de Junts y PNV, que “no es la cesión de senadores lo que provoca interrogantes, pues incluso el PP ha llevado a cabo esta práctica, sino el hecho de que en algunos casos incluso hay más senadores prestados que senadores propios».

También pasó hace unos días con en el Congreso, en el que la Mesa dio luz verde a los grupos parlamentarios de Esquerra Republicana (ERC) y de Junts, que se registraron con diputados prestados por Sumar y el PSOE, al no cumplir con el mínimo establecido el Reglamento.

En cualquier Democracia sana y madura este tipo de cesiones sería un fraude electoral y democrático; pues provoca una pérdida de representación entre el votante y el representante electo. Es una alteración muy grave que distorsiona la relación entre lo electoral que se manifestó en las urnas y el peso parlamentario.

Urge una reforma profunda de la Ley Electoral que aborde asuntos importantes como esto y sobre todo sobre la gobernabilidad de España, la representatividad, el modo de elegir a nuestros representantes y la proporcionalidad.

Urge una reforma que ofrezca más poder al ciudadano, estableciendo un vínculo real y mayor entre el representante y el representado, con mayor control, con más transparencia sobre él y dando así el protagonismo a los ciudadanos y no a las cúpulas de los partidos.

Urge una transformación de la Ley que impida que en la Cámara de la soberanía nacional, minorías territoriales sobrerrepresentadas no condicionen la política y la gobernabilidad; para que de esa forma no se pueda depender de partidos que no se sienten españoles.
Urge una nueva Ley para que todos los votos tengan el mismo valor, un ciudadano un voto. En el que el candidato pueda ser conocido personalmente por sus votantes y, al final, este responda directamente ante ellos, evitando así la férrea disciplina de partido y el control de quien le puso con su dedo, esas élites de los partidos.

No hay Democracia sin transparencia ni transparencia sin Democracia. Es importante fortalecer nuestra Democracia y comprometerse en seguir profundizando en el sistema democrático y en reformarlo y regenerarlo para ganar en calidad democrática. Para eso es fundamental llegar a un gran pacto nacional, hace falta consenso, hace falta voluntad, hace falta generosidad y dejar de lado intereses partidistas.

Para ello tendremos que recurrir a fórmulas de democracias más maduras y sistemas proporcionales y representativos como la representación proporcional mixta de Inglaterra o Alemania, con el diputado de distrito como mecanismo para ganar en control y proporcionalidad. Y como fórmulas de gobierno que gobierne la lista más votada o que haya una segunda vuelta a la que no puedan acudir los partidos que no hayan conseguido el cinco por ciento de los votos en la primera vuelta.

Todos los partidos prometen cambiar estos sistemas tan poco democráticos pero todos se olvidan cuando pisan moqueta. Llegué a Vox para provocar e impulsar esta necesaria transformación de la Ley Electoral, salí casi, entre otras, por la misma razón: no poder internamente hacerlo.

En todos los partidos actuales se asfixia a los “disidentes” que quieren provocar estos cambios, que buscan democratizar y hacer más transparente todo. Se elimina a cualquiera que discrepa con las imposiciones de sus élites o con todo aquel que con su criterio propio pueda suponer un riesgo o poner en peligro los intereses y conveniencias espurias de sus líderes. Se elimina a todo aquel que busca provocar el debate activo, la libertad de expresión. Seguiré provocando el necesario cambio de Ley Electoral allá donde pueda hacerlo.

Decir la verdad

Recientemente se debatía en el Congreso de los Diputados el asunto de la candidatura de Málaga como sede de la Exposición Universal de 2027. En un momento de su debate, la diputada de VOX, Patricia Rueda afirmaba que el Gobierno “premia a filoetarras y terroristas” en una evidente alusión a premiar a EH Bildu por su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. En ese justo instante el vicepresidente primero de la Cámara Baja, en sus funciones de presidente del hemiciclo, pidió a la diputada que se retractara y retirara sus palabras. Patricia se negó a hacerlo y le recordó al vicepresidente que estaba coartando su libertad de palabra. Patricia tuvo que abandonar la tribuna al no retirar su frase.

Decir la verdad en las instituciones se ha convertido en un acto revolucionario y de valentía. Tiene graves consecuencias. La verdad es sincera, demoledora, dura, tajante e incómoda pero no siempre solo deja el corazón y el alma tranquila, no siempre te deja dormir tranquilo; en muchas ocasiones conlleva e implica rechazo, crítica, oposición y hasta represalia.

No se hacen ustedes a la idea la cantidad de veces que he tenido que decir las verdades del barquero desde el micrófono de la sala de Plenos del Ayuntamiento de Guadalajara; sin miramientos a quienes iban dirigidas, con franqueza y he obteniendo respuestas y reacciones tan variopintas como desafortunadas.

Pero es que una de las razones por las que llegué a la Política es para defender a los guadalajareños y para fortalecer y mejorar la detección y denuncia de vulneraciones de sus derechos. Para ello una de las cosas que toca hacer es ser transparente y sincero con las evidencias y desnudar las mentiras de quienes nos manipulan para que no nos engañen.

La comunicación en estas instituciones es demasiado falsa, muy reactiva y aséptica. Ha de ser mucho más valiente, proactiva y humana; se ha de relacionar mejor con la verdad y menos con la mentira, con la imprudencia, con la hipocresía, con la prepotencia, la soberbia, el oportunismo, con el ego desmedido y con la falta de escucha y sinceridad.

Hay que atreverse a decir la verdad sobre lo que ocurre. Solemos convivir de forma muy habitual y demasiado cercana con la mentira. Mentir, tristemente, se ha convertido en un recurso omnipresente, en una herramienta imprescindible en la consecución de cualquier logro político. Forma parte de la estrategia electoralista de demasiados políticos, hasta el punto de que la mentira y el éxito se perciben en la política casi tan complementarios como con evidencias de inteligencia. Se ha popularizado e interiorizado el mentir, pareciese inevitable hacerlo y apenas no nos preocupa la mentira sino saber por qué se miente. Ya no nos escandalizamos de nada ni pedimos responsabilidades por ella.

Ejemplo y evidencias de ello tenemos de todos los colores. Pablo Iglesias afirmaba en un mitín que “yo ya no soy político; puedo decir la verdad”. Pedro Sánchez ha llegado incluso a ser justificado por una ministra al reconocer que una cosa es lo que decía siendo miembro de la oposición y otra muy distinta al ser presidente del Gobierno.

Nunca pueden arrebatarnos la libertad de expresión por decir la verdad. Me apasiona la gente que dice la verdad valientemente sin medir sus consecuencias. Es una actitud ejemplar y que se debe copiar en una sociedad demasiado acostumbrada a que la mientan y a mentirse a sí misma, en la que tristemente la mentira y el mentiroso se han convertido en parte del paisaje. La libertad de expresión y de pensamiento es condición y herramienta necesaria en todo régimen democrático. Si nuestro propio Estado no puede garantizarnos este derecho, entonces, no hay democracia.

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