NUESTRAS LIBERTADES ESTÁN EN PELIGRO

Nuestras libertades están en peligro. Este domingo día 5 de noviembre estaré en Valencia en la manifestación que hemos organizado y convocado desde la Asociación Civil Democrática para defender y proteger la libertad. Se trata de no perder nunca la dignidad, ni el amor propio. Y por supuesto tampoco la libertad. Vale la pena luchar por lo que vale tener. Nunca debemos renunciar a la búsqueda de un mundo libre, igual y justo. Luchamos poco por la libertad, tenemos la idea equivocada que ya somos lo suficientemente libres. No es así.

En España estamos perdiendo la libertad a la misma velocidad que se destruyen los cimientos más resistentes de la sociedad española tal y como la conocíamos. No es una manifestación de un partido político; ninguna manifestación de cualquier partido político tiene otra intención que no sea la de encumbrar al líder político de turno. Cada vez más los españoles vamos teniendo claro que las élites y sus partidos están siendo poco útiles para solucionar nuestros problemas y para luchar por la democracia, la libertad, la justicia, y nuestro bienestar. Sin libertad la democracia es despotismo, es abuso de poder, es el «todo por el pueblo pero sin el pueblo».

Vivimos en un país en el que da igual de qué sector provengas, da igual que seas agricultor, ganadero, profesor, abogado, autónomo, ama de casa… Da igual. Tus libertades están siendo cercenadas constantemente, con el único objetivo de que los partidos del sistema político oligárquico y parasitario puedan perpetuarse en un ciclo sin fin en el que cada partido hereda, cuando le toca, la miseria que ha generado el partido anterior.

Asistimos a un momento crítico en España. Un momento en el que comprobamos que hay españoles de primera y de segunda, en dependencia directa de su adscripción política y de las circunstancias electorales de cada momento. Lo estamos viendo en Cataluña, una región española sometida a la voluntad política de unos cuantos y en la que, dentro de muy poco, observaremos con la boca abierta cómo se concede una amnistía a delincuentes que ya han sido condenados, por el simple hecho de que los intereses personales de uno solo, el señor Sánchez Castejón, pasan por la voluntad de quienes pretenden romper España.

Los ciudadanos sobrevivimos en una tiranía permanente, anestesiados por las promesas incumplidas de una clase política que ni siquiera tiene la intención de abordar los problemas reales de la gente. La separación de poderes no existe, la democracia real tampoco, puesto que el sistema electoral no permite que ninguno de los que estamos hoy aquí podamos elegir a quienes tienen que representarnos, votamos por unas siglas, sean las que sean; y esas siglas, a través de los aparatos empresariales de cada partido político, son las que se encargan de confeccionar de manera vertical unas listas electorales que responden, únicamente, ante los intereses de cada uno de esos partidos.

¿Dónde quedan los intereses de los ciudadanos? ¿Dónde queda la representación de la gente de la calle? En ningún sitio porque, simplemente, no existe.

El domingo en Valencia también apoyaremos al mundo rural y al sector primario. Nuestro mundo rural se muere y nadie mueve ni un solo dedo para revertir esa situación. Es urgente e imprescindible impulsar la lucha por la defensa de un mundo rural vivo y libre, que afronte los graves problemas que padece, además de la degradación, menosprecio e infravaloración al que está sometido cada día. Es urgente poner en valor estse sector estratégico incuestionable para nuestra economía. Es urgente defender el uso prioritario de nuestras tierras agrícolas y ganaderas para a producción de alimentos. Nuestros pueblos merecen oportunidades, servicios, infraestructuras, apoyo y ayuda para desarrollar sus infinitas posibilidades y recursos, respetando su biodiversidad, sus costumbres, sus tradiciones y su forma de vida.

Todos merecemos que nuestra forma de vida, nuestras libertades y nuestras tradiciones sean respetadas. Y por eso estaré el domingo en Valencia junto a la Asociación Civil Democrática: para alzar la voz en contra de todos aquellos que quieren convertirnos en marionetas de una agenda, la agenda 2030; que tras sus 17 mandamientos esconde la firme intención de acabar con todo aquello que hoy entendemos por libertad. Una agenda globalista disfrazada de nobles objetivos, pero que lo único que pretende es desintegrar a las clases medias y finiquitar la soberanía de las naciones, poniendo a las élites burocráticas como elementos decisivos en las vidas de los ciudadanos.

Por todo ello estaré el domingo en la Plaza de Alfonso El Magnánimo en Valencia, para gritar alto y claro a nuestros políticos, que no nos representan, que están muy lejos de los intereses de los ciudadanos y que nuestra libertad no es una moneda de cambio que puedan utilizar a capricho. Por eso estaremos allí, para plantar cara como sociedad civil, para decirles que nos encontrarán en las calles defendiéndonos y para gritar ¡VIVA LA LIBERTAD!

El modelo de enseñanza bilingüe hace aguas

Desde este viernes hasta el domingo se celebrará en el Campus de Guadalajara el IX Congreso Internacional de Enseñanza Bilingüe (CIEB 2023). Lo organiza la Universidad de Alcalá y la Asociación Enseñanza Bilingüe y reunirá en Guadalajara a más de 400 profesionales: profesores, editoriales, asociaciones, investigadores, formadores, técnicos e incluso algún político.

He escuchado decir a su director, Xavier Gisbert, que la enseñanza bilingüe ha supuesto “la mayor innovación de la enseñanza en los últimos tiempos”. Olvidó en su discurso de presentación decir que cada vez más los centros educativos de Castilla-La Mancha -y de toda España- que imparten estudios de Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional abandonan sus proyectos bilingües. Muchos de ellos lo hacen decepcionados con el modelo porque los niños ni aprenden inglés ni las materias. Están saliendo del programa y vuelven a dar las asignaturas en español por los problemas de aprendizaje de los alumnos.

Muchas de las familias y los docentes lo califican como “la gran chapuza”. Así es, fue un modelo impuesto por las administraciones y por nuestros políticos en búsqueda de rédito electoral y con ese afán de politizar la Educación en vez de hacer buenas políticas educativas, potentes y útiles. En vez de legislar y desarrollar currículos con conveniencias ideológicas desde sus cómodos despachos deberían dignarse de vez en cuando a bajar a la tierra y reunirse con los que saben de verdad sobre el tema, que son los maestros y los profesores de Secundaria y Bachillerato.

Cada vez más el sentir general respecto a la educación bilingüe es que es un modelo débil con síntomas de fracasar, que hace caer el rendimiento académico y reduce el nivel de las materias. Es un modelo en el que el alumnado participa menos y que empeora considerablemente el resultado en los exámenes y además provoca un mayor índice de problemas de conducta en la clase.

Además el bilingüismo segrega porque el que no llega al nivel busca otro centro que no lo tenga, de manera que el alumnado se va agrupando en función de sus posibilidades. Incluso, dentro del propio centro también diferencia a los alumnos.

Los padres cada vez más son conscientes de estos problemas y de esta realidad y deciden que sus hijos no participen en el programa de secciones bilingües al que está adherido el centro y que la sección bilingüe en el centro no sea la única opción para sus hijos. Son muchas las críticas y quejas que se hacen al programa de secciones bilingües; y no sin sentido. Los padres no quieren que sus hijos den clases troncales en inglés, ya que a la hora de matricularse no existe una alternativa hasta llegar a secundaria, cuando sí que pueden elegir. Muchos exigen una alternativa, una evaluación y replantear el modelo y sobre todo claridad y que no les vendan milongas. Muchos padres ven como sus hijos no profundizan en los contenidos como se haría en español y el inglés que se aprende no aporta nada para la vida diaria.

Nunca tuvo que ser obligatorio este programa, ya lo dijimos algunos desde el principio y se nos achacó de malos docentes y de antisistemas. Este modelo provoca mucha frustración y desasosiego en padres y alumnos. Los niños tienen que echar muchas horas y al final solo es para aprobar muy raspados y lo único que provoca es que cojan manía y al final odien al inglés. Este modelo de enseñanza bilingüe comenzó mal desde su inicio, por un lado siendo obligatorio, en segundo lugar sin la formación adecuada del profesorado y  siendo absolutamente segregador hacia aquellos alumnos con notas más bajas, que no deja de ser una exclusión en toda regla.

Como profesor de Ciencias Naturales critiqué este programa de enseñanza bilingüe para este área porque es una asignatura con un vocabulario excesivamente técnico. Es evidente que cuanto más expositivo y técnico es el texto, menos adecuado es para la adquisición de una lectura comprensiva. Fui profesor en un Instituto de una localidad de Guadalajara con dos centros de Infantil y Primaria y un único IES; uno era bilingüe y otro no. La diferencia del nivel del alumnado que recibía en los conocimientos de los contenidos curriculares de mi área era increíble. Incluso el temario impartido en esos cursos de Primaria era diferente para bilingüe o no bilingüe. Muy escaso en el primero.

Si realmente queremos mejorar el nivel de bilingüismo la enseñanza del inglés debería adquirir mayor peso y otro enfoque en el currículo. Complementariamente a esto las familias también tienen trabajo por delante y deberían hacer un esfuerzo y fomentar en casa la lectura de libros en inglés y el visionado de películas en ese idioma.

Seguramente si hubiésemos escuchado y atendido las reclamaciones, las quejas, las sugerencias y las aportaciones de los que estamos en la tiza no hubiésemos llegado a esta situación en la que el bilingüismo no levanta cabeza.

VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN JÓVENES

Me comentaba ayer una amiga que trabaja de educadora en un centro educativo de menores de máxima seguridad, en régimen cerrado, que cada vez llegan más casos y perfiles de jóvenes infractores más violentos y que les toca cumplir condenas más largas. Está muy preocupada por un problema que se agrava cada vez más y que ve que no se esté dando una respuesta apropiada.

Le decía que tristemente nos hemos acostumbrando al aumento de la violencia y agresividad entre los jóvenes, sin que nadie haga nada al respecto. Vivimos que un país en el que apenas se hace nada coherente y eficaz para solucionar los problemas grandes. Este lo es. Las penas son ridículas y la edad penal establecida a los 18 años aunque se les puede exigir responsabilidades a los 14 parece que necesita una revisión urgente, pues parte de la base que hasta esa edad hay un déficit de culpabilidad, ya que el niño, supuestamente, no está en condiciones de darse cuenta de lo que la Ley exige.

Los dos teníamos la firme convicción que es necesario reformar la ley de responsabilidad del menor y también la necesidad de elaborar un Plan nacional para abordar este asunto empezando por analizar las causas y por estudiar el entorno violento que rodea a los jóvenes y las respuestas que se dan por parte de las instituciones, de los políticos y de todo lo que rodea a los jóvenes.

Me decía ella muy indignada que algo está pasando en la sociedad; nuestros jóvenes están cada vez más rodeados de violencia, en las series, en el cine, en los medios de comunicación, en las redes sociales, en los videojuegos y hasta en la propia política. Es una situación en la que tenemos que trabajar y pensar qué es lo que está pasando. Tenemos que empezar a articular una respuesta educativa inmediata ante estos comportamientos agresivos de nuestros jóvenes.

Le comentaba que la familia también debe de jugar un papel muy importante en este asunto y debería ser el pilar sobre el que se sujete el desarrollo de estos jóvenes. Deberíamos analizar y reflexionar sobre el estilo educativo de los progenitores y sobre el modo de relacionarse de hijos y progenitores. Tal vez, le decía a mi amiga, nuestros jóvenes no tienen demasiadas referencias, ni en sus mayores ni en su entorno. Sus firmes aliados son el móvil, la tablet, el ordenador, los videojuegos, las series, las redes sociales y sus grupos de whatsApp; grupos de WhatsApp en los que a veces se les encuentran archivos y material de mucha violencia extrema: insultos, vejaciones, contenido sexual violento, amenazas y un montón de salvajadas más que revuelven el estómago a cualquiera.

Los dos teníamos claro que detrás de un joven agresivo se pueden esconder muchas causas, y no todas son achacables a la educación: pueden ser también fisiológicas o psicológicas. Y en la adolescencia, igual que en la infancia, hay que tener siempre presente que quien se porta mal es que está mal por alguna razón. Por todo ello las soluciones en numerosos casos deben de pasar por cambiar las circunstancias que rodean al joven.

Terminamos la conversación hablando de la falta de autoridad, de la crisis de valores que vivimos y que faltan muchos recursos para afrontar estos nuevos retos que se están generando, y que tampoco es ninguna solución internar en un centro de menores a un adolescente, ya que estos mismos se han convertido en una entrada de dinero, que lo único que hacen con el mismo, es dilapidarlo y malgestionarlo.

DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y PROPORCIONAL YA

Decía hoy en rueda de prensa el Vicepresidente de la Cámara Alta, el popular Javier Maroto, en relación con la cesión de senadores del grupo socialista para la formación de los grupos parlamentarios de Junts y PNV, que “no es la cesión de senadores lo que provoca interrogantes, pues incluso el PP ha llevado a cabo esta práctica, sino el hecho de que en algunos casos incluso hay más senadores prestados que senadores propios».

También pasó hace unos días con en el Congreso, en el que la Mesa dio luz verde a los grupos parlamentarios de Esquerra Republicana (ERC) y de Junts, que se registraron con diputados prestados por Sumar y el PSOE, al no cumplir con el mínimo establecido el Reglamento.

En cualquier Democracia sana y madura este tipo de cesiones sería un fraude electoral y democrático; pues provoca una pérdida de representación entre el votante y el representante electo. Es una alteración muy grave que distorsiona la relación entre lo electoral que se manifestó en las urnas y el peso parlamentario.

Urge una reforma profunda de la Ley Electoral que aborde asuntos importantes como esto y sobre todo sobre la gobernabilidad de España, la representatividad, el modo de elegir a nuestros representantes y la proporcionalidad.

Urge una reforma que ofrezca más poder al ciudadano, estableciendo un vínculo real y mayor entre el representante y el representado, con mayor control, con más transparencia sobre él y dando así el protagonismo a los ciudadanos y no a las cúpulas de los partidos.

Urge una transformación de la Ley que impida que en la Cámara de la soberanía nacional, minorías territoriales sobrerrepresentadas no condicionen la política y la gobernabilidad; para que de esa forma no se pueda depender de partidos que no se sienten españoles.
Urge una nueva Ley para que todos los votos tengan el mismo valor, un ciudadano un voto. En el que el candidato pueda ser conocido personalmente por sus votantes y, al final, este responda directamente ante ellos, evitando así la férrea disciplina de partido y el control de quien le puso con su dedo, esas élites de los partidos.

No hay Democracia sin transparencia ni transparencia sin Democracia. Es importante fortalecer nuestra Democracia y comprometerse en seguir profundizando en el sistema democrático y en reformarlo y regenerarlo para ganar en calidad democrática. Para eso es fundamental llegar a un gran pacto nacional, hace falta consenso, hace falta voluntad, hace falta generosidad y dejar de lado intereses partidistas.

Para ello tendremos que recurrir a fórmulas de democracias más maduras y sistemas proporcionales y representativos como la representación proporcional mixta de Inglaterra o Alemania, con el diputado de distrito como mecanismo para ganar en control y proporcionalidad. Y como fórmulas de gobierno que gobierne la lista más votada o que haya una segunda vuelta a la que no puedan acudir los partidos que no hayan conseguido el cinco por ciento de los votos en la primera vuelta.

Todos los partidos prometen cambiar estos sistemas tan poco democráticos pero todos se olvidan cuando pisan moqueta. Llegué a Vox para provocar e impulsar esta necesaria transformación de la Ley Electoral, salí casi, entre otras, por la misma razón: no poder internamente hacerlo.

En todos los partidos actuales se asfixia a los “disidentes” que quieren provocar estos cambios, que buscan democratizar y hacer más transparente todo. Se elimina a cualquiera que discrepa con las imposiciones de sus élites o con todo aquel que con su criterio propio pueda suponer un riesgo o poner en peligro los intereses y conveniencias espurias de sus líderes. Se elimina a todo aquel que busca provocar el debate activo, la libertad de expresión. Seguiré provocando el necesario cambio de Ley Electoral allá donde pueda hacerlo.

¿A quién pertenece el derecho de educar a nuestros hijos?

¿A tí, como padre, o al Estado? Esta pregunta es la que lleva generando mucha tensión entre padres y Estado desde hace muchos años. La puso de manifiesto la exministra Isabel Celaá, en su momento en relación con el asunto del Pin Parental, llegando a decir que «los hijos no pertenecen a los padres».

El Gobierno, a través del Consejo de Ministros, ha vuelto a ponerla de manifiesto esta semana con la propuesta del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 de la tramitación administrativa urgente del anteproyecto de Ley de Familias. Entre sus novedades más destacadas se encuentra la prohibición del Pin Parental.

Se dice en esta Ley que “los progenitores o adultos responsables no podrán limitar o impedir el acceso de niñas, niños y adolescentes a la información y su participación en actividades de sensibilización y difusión de la diversidad familiar que se desarrollen en el marco educativo, a fin de evitar una restricción de sus derechos a la educación y al libre desarrollo de su personalidad”.

Como docente, siempre he creído y defendido firmemente que los padres, más que el derecho a educar a sus hijos, lo que realmente tienen es el deber; tienen esa obligación. Y esa responsabilidad de hacerlo no pueden cederla; un deber nunca se puede ceder. No pueden traspasarla, es intransferible.

El Estado debe proporcionar los medios, los recursos, las herramientas para colaborar y facilitar a los padres esta obligación de educar a sus hijos durante la edad escolar. “El Estado no debe enseñar sino que debe permitir enseñar”. Si el Estado entra a educar a tus hijos de un determinado modo o manera contrario a tu idea, a tus principios morales, el Estado está impidiendo el cumplimiento de tus obligaciones paternales, y por tanto violando tu integridad y tu derecho como padre. Y por supuesto el de tu hijo también.

No debemos permitir que el Estado u otros agentes externos a la Educación se introduzcan en la formación de nuestros hijos y, menos todavía, en un asunto tan personal como es la educación sexual y afectiva, que es lo que pretenden con esta Ley de Familias y con la ideología de género tan aberrante que están introduciendo en las aulas y que claramente se aleja del sentido común y de la biología natural.

El apartado 3 del artículo 27 de nuestra Constitución lo dice textualmente: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Parece evidente que se está atentando contra la libertad, por un lado, de los padres, y, por otro, de los menores, al obligarlos a asistir a recibir contenidos sin dar información previa a los padres sobre estas actividades e imponerles unos contenidos muy cargados de ideología de género partidista.

Las cargas ideológicas que llegan a la escuela cada día son más grandes y están preñadas de demasiadas conveniencias del poder de unos gobernantes que imponen políticas educativas ideológicas por encima de la voluntad de los padres. Olvidan a la escuela y a sus verdaderos actores: a los maestros, a sus alumnos y a sus familias. Les damos igual.

Debemos impedirlo; dejar en manos del Estado la Educación implica el riesgo de que esta se manipule por intereses políticos ajenos a los criterios estrictamente educativos. Dirigir y usar espuriamente la Educación por quienes dirigen el Estado siempre ha sido una tentación y un objetivo, pero lo que pretenden ahora nos puede acabar llevando hacia niveles crecientes de monolitismo y de pensamiento único terrible.

Una sociedad madura debe ser capaz de impedir que la Educación quede absolutamente a merced del Estado. No pueden quitarnos y restringir las libertades y nuestros derechos fundamentales. Debemos evitar que nos metan en una dictadura para adueñarse de la Educación. No podemos dejar que nos roben la libertad que tenemos como padres a garantizar la educación moral que queremos para nuestros hijos.

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