Hace poco visitaba una famosa cueva de Cantabria y pude observar junto al blanco inmaculado de sus famosas concreciones excéntricas (estalactitas y estalagmitas), unas rocas carbonatadas laminadas, negras, que resultaron ser “estromatolitos”; es decir la consecuencia de actividad biológica de algún ser vivo que vivió allí en condiciones muy extremas de vida. En concreto un alga cianofícea que al no poder realizar la fotosíntesis dentro de la cueva, utilizó el manganeso que llevaba disuelto el agua del rio, lo oxidó y consiguió sobrevivir.
Es curioso la capacidad que tienen ciertos organismos para vivir en ambientes inhóspitos…En desiertos tan secos como el de Atacama, donde llueve una vez cada 10 años… O en los valles secos y gélidos de la Antártida…O en fuentes termales supercalientes…O en lagos con ácido sulfúrico…O en lagunas volcánicas muy ácidas y a elevada altitud…O en fondos marinos…O en condiciones de vacío, de alta radiación, salinidad, profundidad…en gas metano, en extrema alcalinidad o con metales pesados o radiactivos.
Estos ambientes son tan extremos, tan singulares, tan extravagantes, tan insólitos, tan conspiranoicos, tan fantasiosos, tan caóticos, que las condiciones de vida son muy inviables. Tan solo arqueobacterias resisten esta singularidad de vida… Cualquier otra forma de vida equilibrada tenderá a salir de ese ecosistema, huirá corriendo de ese fanatismo…La vida aquí no puede prosperar… No me extraña…!Menuda vida!
Feliz verano.