Santiago Ramón y Cajal, un día, defendiendo la libertad para expresar sus pensamientos dijo: “Quien no tiene enemigos, nunca dijo la verdad, ni amó la justicia, ni defendió la Libertad de expresión”.
Una de las razones por las que escribo con cierta cotidianeidad, es porque me permite expresar con cierta libertad todo aquello que pienso, siento o percibo. La búsqueda de esta verdadera libertad, a través de la escritura -en ocasiones- te hace cuestionar la corriente general, te hace reaccionar a lo que te parece mal y te hace lanzar tus ideas, para hacer frente a situaciones que te resultan incomodas.
Descubrí hace ya mucho tiempo, que expresarte con esta libertad, incomoda a todos aquellos que por una razón o por otra, no tienen la necesidad, el interés o la capacidad intelectual para hacerlo. En ocasiones es necesario mostrar la cruda realidad de las cosas, sean cuales fuesen sus consecuencias y no con afán de hacer daño, venganza, orgullo o ira; sino porque a partir de conocer esa realidad, se puede proponer o encontrar una solución.
Con el tiempo, también descubrí, que defender como de verdad es uno, por encima de lo que piensen los demás, sin dar explicaciones a nadie tendría un precio. Esta forma de ser y de hacer, provoca en muchas de las personas que las sufren, respuestas como las de intentar eliminar y expulsar de su círculo a estos “buscadores de la verdad”. Intentan expulsarlas del grupo de Whats App, de lectura, de opinión, de amigos o de lo que sea, porque les resultan incomodas…Y lo intentan creyéndose dueños y señores de estos foros.
Detrás de reacciones de cualquier “expulsión” de este tipo, creo que se esconde o cobardía, soberbia o maldad. Nuestro ego elabora rápidamente una respuesta de ese tipo, que nace como fruto de esa mente reactiva y soberbia. Contradecir, opinar diferente y dejar ir sin resentimiento y sin lucha, es una lección muy difícil de aprender. Las invitaciones a expulsar a alguien, nunca han sido buenas soluciones.
Hace años que también descubrí la necesidad de defender mis ideas, mis sentimientos, mis razones, sin dar explicaciones a nadie para ser simplemente feliz, es lo que Ayn Rand denominaba el Egoísmo Razonable, la necesidad de pensar de vez en cuando en uno mismo para conseguir el equilibrio personal. “La verdadera libertad empieza en el individuo, en uno mismo”.
“Las expulsiones” siempre me han aportado energía para seguir luchando por defender mis ideas, mis puntos de vista, por romper con todo lo que creía injusto y con todos eso personajes, que tienen en este comportamiento su modus operandis. Eso sí, sin faltar el respeto a nadie, aunque algunos así lo vean, al mostrar la realidad de lo que sucede de una forma cruda, brutal y descomunal. Hay ciertos momentos de la vida, que para bien o para mal, nos definen. Y este te ha definido por completo.
A veces necesitamos un poco de sur para no perder el norte…A veces tenemos que salirnos del camino marcado, para poder entender el camino por el que vas…A veces es prioritario cambiar de ruta, de destino, de orientación… para poder estar a gusto contigo mismo…Pues uno NO debe adaptarse a algo en lo que NO cree.