Los tradicionales encierros y festejos tautororinos que se llevan a cabo en la provincia de Guadalajara cada año, son uno de los muchos alicientes culturales, turísticos, económicos, costumbristas y tradicionales, que sirven de reclamo para potenciar estas zonas rurales tan machacadas y abandonadas que hay en toda la geografía de nuestra provincia. Todas estas manifestaciones taurinas dan sentido e identidad a nuestra querida Guadalajara, a sus fiestas populares de verano en las que el toro es protagonista en encierros por el campo, por las calles y en capeas y novilladas que se celebrar por todos los pueblos de Guadalajara. Sin ellos, sin los toros, perderemos nuestras señas de identidad y una tradición y antropología de una manifestación cultural que ha dado lugar en el plano cultural, social y económico  a un enorme patrimonio y a una densa cultura en torno suyo.

Todo ello puede desaparecer gracias a una ideología animalista radical que está proliferando por toda España y que se apoya en asociaciones animalistas y partidos políticos antitaurinos con el objetivo de promover el rencor  y odio contra el colectivo de la tauromaquia que ve arte, identidad española, cultura, economía y sentimiento.

En Guadalajara se van a manifestar este domingo 2 de Septiembre con el nombre de Asociación Guadalajara Antitaurina, apoyados y respaldados por ecologistas en acción Guadalajara, Pacma, Equo, Ahora Guadalajara, El rincón lento, Podemos entre otros. Consideran que esta tradición es “anacrónica y sádica”.

Esta asociación, en su nota de prensa pide posicionamiento al resto de partidos y sociedad civil alcarreña. ¿Se posicionaran el resto?¿Habrá comunicados de la ciudadanía guadalajareña al respecto?¿Defenderán las gentes de la cultura de Guadalajara y sus políticos, este patrimonio tan importante de nuestra provincia, sinónimo de riqueza cultural, artística, social, ecológica  y económica?

En una democracia no se pueden prohibir expresiones artísticas y culturales. La tauromaquia es una de las mayores expresiones de libertad que existen hoy en día en nuestra sociedad. Es una expresión cultural de más de cinco siglos y un arte íntimamente ligado a la identidad de España. Es parte de nuestra cultura, de nuestras raíces.

Existe una gran hipocresía y una gran carga de conveniencias por parte de los animalistas y de esa ideología que pretende equiparar al hombre con los animales. La tauromaquia no causa ningún daño, ni lesiona ningún derecho de nadie. La prohibición, en cambio, sí; causa daño, en primer lugar al toro, al que se condena a la extinción, también a todo el sector productivo que viven del toreo y que es fuente de empleo y expresión económica para muchas personas, de una forma directa o indirecta. Con la prohibición de los espectáculos taurinos el toro de lidia desaparecería y con él un ecosistema singular de crianza de más de 500.000 hectáreas de dehesa que visten la naturaleza de nuestro país.

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