SE NOS VA LA VIDA

Sin títuloA veces se nos va la vida tratando de vivir la vida de los demás. Dedicamos gran parte de nuestra vida a prejuzgar la vida de los otros y a construir una verdad alternativa a partir de lo que nuestro cerebro interpreta con esos prejuicios con los que solemos simplificar las cosas. Nuestro cerebro ocupa gran parte de su energía en predecir, inventar e imaginar. Y lo construye en ocasiones a partir de prejuicios, sin conocer apenas la situación o la persona sobre la que se levanta todo ese infundio.

Vivir así constantemente, mirando a los demás y construyendo un mundo paralelo es como vivir mirando al abismo…Si miras mucho tiempo al fondo del abismo, el abismo puede pasar a formar parte de ti y entonces tu vida se convierte en vivir la vida de los demás.

Cuanto más fuerte es nuestra arquitectura moral, nuestros principios y convicciones, menos necesitamos beber del manantial del prejuicio y por supuesto, menos amenazados nos sentiremos en nuestra autoestima. Los prejuicios nos impiden cambiar y hacen que siempre estemos situados en el mismo lado del tablero, con las mismas formas de ver las cosas y con los mismos posicionamientos que siempre tuvimos. En muchas ocasiones se crean por conveniencias o por vagueza… Por no enfrentarse a la realidad, por no querer conocerla o incluso por no querer reflexionar más allá de las fantasías que nuestro cerebro crea.

Tenemos la mala costumbre de no querer conocer a las personas de verdad, de conjeturar sobre su vida, sobre sus decisiones, sobre sus acciones. Tenemos la mala costumbre de conocer tarde, de valorar tarde, de pedir tarde, de preguntar tarde, de entender tarde. Siempre lo dejamos para luego y este luego da paso a otro luego.

Siempre he pensado que el ahora en ciertos asuntos es importante; la amistad es uno de ellos. Si dejas que la amistad se mueva en estas tierras movedizas del luego, entonces, estás abonando para que los prejuicios inunden toda tu relación de amistad y deje la categoría de incondicional y desinterés. Un amigo es aquel que no se deja llevar por sus prejuicios, es alguien incondicional.

Es posible que necesitemos más tiempo para conocer mejor a nuestro cerebro y controlar nuestras emociones y a ese afán de prejuzgar que no lleva a otro sitio que al abismo.

LO QUE DE VERDAD IMPORTA

fotoSe han dado cuenta que las cosas más importantes de nuestra vida pasan desapercibidas ante nosotros. ¡Y eso que están cerca de nosotros!… Tal vez demasiado cerca. Tan cerca, tan simples, tan sencillas, tan normales que no las vemos, no las apreciamos. Para verlas -como decía Saint- Exupery en el Principito- hay que mirarlas con el corazón…”Solo se ve bien con el corazón”.

Lo que de verdad importa no se ve, no se toca, no se escucha, no se habla y en muchas ocasiones, cuando se trata ni se llega a comprender. Solo se puede sentir con el corazón. El corazón tiene argumentos que la razón, muchas veces  no alcanza a comprenderlos…La mente censura y desaprueba constantemente al corazón.

Lo que de verdad importa pasa inadvertido en contextos inadecuados. Solo con el corazón podemos extraerlo de este contexto y sentirlo. El ojo solo nos permite ver una pequeña parte de ese iceberg…Hay mucho más en el interior, en la esencia…Y para ello necesitamos el corazón.

A lo largo de nuestra vida vamos fabricando nuestras gafas y las lentes, a través de las que vemos el mundo y analizamos cada una de esas cosas que nos pasa por la mente, por la razón. Damos demasiada importancia a estas gafas y prestamos demasiada atención a ver esas cosas, a interpretarlas bajo esos cristales, pero olvidamos a nuestro corazón y a la máquina de sentir que tenemos en él que nos permite percibir lo que de verdad importa. ¡Cuánto ciego de corazón que hay! No temas que se desgaste o rompa tu corazón por sentir, el único corazón roto es el que nunca ha sentido nada.

Para poder ver lo que de verdad importa hay que entrar sin estas gafas; no hacen falta, tan solo hay que entrar con el corazón abierto para sentir y disfrutar de aquello que realmente importa. Escribir me permite acercarme a lo que de verdad importa, escribir me permite desaparecer, alejarme, irme muy lejos y luego aparecer…Llorar, reír, encontrar, compartir, sentir, responder, preguntar…A veces suponemos en vez de preguntar…Escribir me deja, ver, ilusionarme, desenamorarme, vivir con intensidad, con espiritualidad, de un forma profunda, entregada, con emociones a flor de piel.

Es importante aprender a invertir el tiempo en lo que de verdad importa, con quien de verdad importa. La vida es una aventura apasionada en la que ocurren muchas cosas inesperadas. No trates de que sea un viaje organizado en el que lleves todo atado y planeado. No te ates a lo que no te gusta y a quien no te gusta. Vuela hacia donde te lleve el viento.

Muchos huyen de lo que de verdad importa y prefieren quedarse en la frialdad de lo simple. De ti depende, en tus manos está, en tu corazón. Deja tus ojos y tu mente por un instante.

LLUEVE

Afuera llueve, así ha despertado la ciudad. No podemos hacer nada cuando cae la lluvia, solo mirar, soñar y dejarla caer. Cada vez llueve con más intensidad, parece que se hubiera caído el cielo de golpe.

Sigue lloviendo y ya me llega el agua hasta el cuello. Se inundó mi casa, el agua nos entró de golpe. Continúa lloviendo, incluso siento que con mayor intensidad. Estoy empapado, diluvia en mi corazón. La lluvia ha mojado todos mis sueños, mis recuerdos, mi pasado.

Lloro, pero la lluvia tapa hasta mis lágrimas y nadie nota que estoy llorando. Espero que aclare pronto. Muchas cosas se han ido a la deriva, pero siempre habrá un lugar para soñar y un futuro para vivir.

Es tarde, tan tarde que no hay nadie por aquí, hasta la lluvia ya se ha ido a dormir. Es de noche muy de noche.

LA BELLEZA DEL DESAFIO

Decía un anuncio de una conocida cerveza que a veces necesitamos un poco de sur para no perder el norte. Su autor explica que todos tenemos un lado de cerebro “Norte” o responsable; lleno de rutinas, obligaciones, tareas obligadas y un lado “Sur”, o de goce, alegría y libertad, que se complementan. Es necesario alimentar ambos y mantener el equilibrio para no perder el rumbo.

Hay momentos en nuestra vida que parecen desafiantes, pero lo que estamos haciendo es romper con eso estereotipos y formas de vida, que a lo único que nos conducen es a ese norte tan extremo, en el que a veces nos ahogamos. El desafío es una de esas formulas de viaje que permite mantener el equilibrio entre Norte y Sur. En ocasiones hay que recurrir a él para mantener el rumbo y no desorientarse.

En el verano nos volvemos más desafiantes, desafiamos hasta al sol, dándonos crema o poniéndonos gafas de sol para poderle mirar, sentirle, percibirle… En el verano somos más valientes, más atrevidos, más desafiantes con esas personas tóxicas que nos complican la vida y que apenas nos aportan cosas positivas.
Estas personas lo único que aportan es malos rollos, todo les parece mal y siempre lo malinterpretan o le dan un sentido peyorativo o doble intencionado. Son personas muy intrigadoras, avasalladoras, maquiavélicas, tremendamente absorbentes, acosadoras morales y muy intoxicadoras…Constantemente están viendo fantasmas donde no los hay. En un principio pasan desapercibidas, pero cuando terminas de hablar con ellas te notas cansado, con dolor de cabeza, enfadado, frustrado…notas un relax tremendo cuando les pierdes de vista o dejas de hablar con ellas.

Te intentan imponer su criterio y te hacen culpable si tu pensamiento se enfrenta al de ellos, contradices lo que dicen o te opones a sus estrategias. Son muy manipuladores y constantemente intentarán engañarnos y utilizarnos en beneficio propio.
La Psiquiatra y Psicoanalista Marie-France Hirigoyen, madre del término acoso moral, ha elaborado un decálogo para identificar y reconocer a esas personalidades tan tóxicas a primera vista y así poder evitar ser contagiados y secuestrados por ellas y por su modus operandi…Se las dejo por aquí para que desafíen sus intenciones…Vivir desafiando es viajar al sur para ir hacia el norte…El desafío es tan fundamental como bello.

1. Los amigos tóxicos tienen una gran capacidad psicológica, adivinan los temores y fantasmas de sus presas para saber cómo seducir a sus víctimas. Primero nos hacen creer que, con ellos, todo es posible, para luego manipularnos a su antojo. Como buenos manipuladores que son, saben adaptar su comportamiento, pero también sus principios y valores, en función de sus víctimas.
2. Saben darle la vuelta a una situación con mucha habilidad, llegando a presentarse como víctimas cuando en realidad son verdugos. Se trata de una falsa victimización, con el objetivo de seducir y limpiar el terreno para servirse de los demás cuando lo necesiten.
3. Son expertos en deformar la realidad mediante las mentiras parciales y el juego del doble lenguaje, puesto que controlar el discurso es una forma de controlar el pensamiento. Pueden mezclar insultos y halagos amables en la misma frase sin apenas inmutarse.
4. Son como depredadores, vampiros que no respetan la autonomía de los demás y les imponen sus propios criterios. Si al estar con ellos, una y otra vez nos sentimos cansados mentalmente, entonces debemos tomar nota porque es una alarma de que estamos siendo intoxicados.
5. No tienen principios o estos varían en función de sus objetivos o contexto y tratan de que los demás se alejen de su particular escala de valores.
6. Son impermeables a la culpabilidad y logran que seamos nosotros quienes nos sintamos mal.
7. Son excelentes estrategas, pacientes y constantes hasta que consiguen sus objetivos, pero poco creativos.
8. Les gusta sembrar la duda sobre las cualidades y las competencias de los demás para descalificarlos y eliminar su autoestima.
9. Esconden una incoherencia entre su discurso y su comportamiento: por un lado se llena la boca con propuestas altruistas, mientras que luego actúan sólo en base a su interés personal.
10. Los tabúes morales no existen para los “buenos intoxicadores”, puesto que conciben a los demás no como una persona digna de respeto o compasión, sino sólo como un objeto más o menos útil.

ADIÓS

Mi madre adoraba saludar con efusión cuando conocía a alguien y de la misma forma lo hacía cuando se despedía de alguien. Me decía que las despedidas eran muy importantes y que debía de decir siempre adiós cuando me fuera de los sitios.

Lo que siempre me resultó curioso de las despedidas es que puedes elegir hacerlas o no…Al final todo es elegir, siempre es elegir. Podría deciros hasta luego, pero para mí, un hasta luego es un adiós en trozos…es más digerible…seguramente sí…Cualquier cosa puede asimilarse, si se trocea debidamente en porciones pequeñas.

Últimamente, muy a menudo, procuro buscar mis momentos de soledad y silencio. La soledad siempre me ha parecido un terreno muy fértil para cultivar pensamientos, dudas, decisiones, sentimientos…Con los años cada vez los necesito más… Me permiten visitar el pasado, entender el presente y viajar hacia el futuro… Me allana y limpia caminos, me aclara cielos, me revela verdades. En esta soledad puedes ir de un lado para otro, sin ese runrún de ruidos que da la compañía.

Desde esa soledad os quiero decir adiós…Siempre es mejor decir adiós…Poder decir adiós es más valiente… Y como en todo final hay siempre un principio, quiero despedirme de todos vosotros diciéndoos que no olvidéis nunca oler, respirar y escuchar las sonrisas que nos da la naturaleza. Un beso para todos.

COMO LOS DEMÁS

Se empeñan en que sea un tío normal. Se empeñan en que piense normal y en que aplique las ideas de forma normal. Se empeñan en que busque las mismas soluciones que los demás, en que estudie los problemas como los demás. Se empeñan en que imagine lo mismo que todos, en que tenga la misma visión, en que cometa los mismos errores que los demás.

Quieren que ría como los demás, que critique como los demás, que me gane el respeto como los demás. Quieren que aguante como los demás, que aprecie la belleza como los demás, que respire y viva como los demás. Quieren que tenga los mismos principios de los demás, que desee lo mismo que los demás, que disfrute de lo mismo que disfrutan los demás.

Insisten en que tenga las mismas metas que los demás, en que reaccione como los demás y me importe lo mismo que lo de los demás. Se empeñan en que mi pasado, mi presente y mi futuro sea el mismo que el de los demás. Se obcecan en que tenga las mismas preocupaciones que los demás, que las elimine de mi cabeza igual que los demás. Se obstinan en decirme quien tengo que ser, como tengo que ser.

Están empeñados en marcarme el camino para convertir mis sueños-que son los suyos- en realidad. Se obstinan en que empleemos todos, sus mismas fórmulas de vida, en que pensemos igual que ellos, en que tengamos la misma inteligencia que ellos. Piense por mi y viva por mí, esa es la clave de su éxito. No, será del suyo.

No tengo ningún talento especial, simplemente intento no volverme un hombre normal, pero cuesta. Hay una fuerza motriz, una inercia poderosa que me empuja a ser como los demás, a pensar como los demás y a resolver las cosas, de la misma manera que los demás. He sido educado como los demás, me han regado como los demás, me han evaluado como los demás.

Si para ser alguien, tengo que ser como los demás; prefiero ser nadie. Y no tengo miedo a estar aquí solo; tengo miedo a que los demás no lleguen nunca a ser ellos mismos, a que no alcancen el terreno de lo autentico, a que continúen siendo como los demás; porque entonces, todo seguirá como hasta ahora.

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